Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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España, 2009.

El que Busca Encuentra

domingo, 19 de abril de 2009

The Visitor

REDONDO.

The Visitor
The Visitor (Thomas McCarthy, 2007)

A Thomas McCarthy se le ha de reconocer más por sus trabajos actorales que por su labor detrás de cámara, ya que es mínima en comparación con su currículo como interprete en personajes de filmes o cintas de televisión que en ocasiones, no sé si irónica o agradecidamente, se acercan lo menos posible a lo que como realizador ha logrado con las dos únicas cintas que ha realizado.
Si aquella primera incursión como director, The Station Agent (2003), le fue suficiente como para que algunos de los premios más importantes del cine independiente le volteasen a ver, así como la industria que aplaudió su logro ante tan moderado presupuesto, en esta su segunda película, su mano se denota mucho más fuerte y madura en un sentido total dentro de la cinematografía. The Visitor es una historia muy sencilla, casi básica si se le quiere ver, pero está tratada de una manera tan fina que se convierte desde el inicio en una trama firme, muy firme; lo que casi no resulta de una historia sencilla, pues la mayoría de las veces se peca al querer complicar la historia y no la puesta en escena o bien la esencia de la historia, que como siempre he dicho y diré, es de lo que el cine trata, de narrar.
The Visitor pues nos denota el viaje de varios personajes que se encuentran ante la contemporaneidad de la vida estadounidense, sin embargo, y como uno de los puntos a más elogiar de esta película, estos ambientes de tal actualidad no son el punto álgido o de interés de los personajes o la historia en si, es más, el director nos lo deja rebasar en ningún sentido la historia y hace a un lado lo que casi todos hubieran hecho, hacer un uso panfletista de ciertos criterio sociales de la multi-cultural New York, sobre todo el penoso asunto de la migración, que aunque si es central en la trama, los ataques a este, así como la critica, se una tanto a la historia que no se convierte en un grito de reclamo, sino algo más íntegro y por ende, más efectivo y hondo para el espectador. En este caso en particular, el Sr. McCarthy nos de una lección de como tratar este tipo de elementos que tanto existen en el cine independiente.
La historia pues no se rebasa nunca así misma, no da espacio para vaguedades, está sobriamente construida, una redondez que te deja entrever los subtextos, lo que la enriquece y formula como algo de mayor peso. No obstante, la misma sobriedad de todo lo que gira sobre la historia, gira sobre los demás aspectos del lenguaje, lo que denota, como es lógico, la poca experticia del director, pues es su segunda película; la cámara, el montaje y el uso de la música en este caso, pues es punto medular de la trama, están bien pensadas y planeadas pero pudieron llevarse acabo de mejor manera con simples ajustes. Lo que no daña en ningún sentido la película, pero que siempre denota ese look indie, que tanto gusta a tantos, y la siempre afectiva sensación de una cinta “novata”, pero que, siendo sinceros, siempre deja una sensación de que en manos de alguien con mayores años de trabajo, pudo haber conseguido mayor emoción.
No obstante, el punto de mayor cohesión dentro de este entramado que deja un muy buen sabor de boca, es el trabajo actoral, algo que definió en buena parte la primera cinta de McCarthy, y que en este también se hace notar. Con un elenco casi por completo desconocido y que encabeza Richard Jenkins, en un muy raro protagónico (pues estamos acostumbrados a verle como personaje secundario o terciario) la película da sorpresas en todo sentido, con grandes interpretaciones que no dejan cabida a que la emoción se escape en ninguna sensación, logrando escenas que motivan, enternecen y enervan con una modestia que está para contemplarse. Con un ritmo homologado y pocos tirones, que llegan cuando son meramente necesarios, la cinta se construye a base de sus personajes, que están detallados desde el guión del mismo McCarthy y en base a un trabajo de dirección actoral que no deja a nadie duda de una preparación inmejorable y del talento como director de este más actor que realizador.
The Visitor es pues una cinta independiente, de look independiente, que refresca el sentido. Es una prueba más de una historia sencilla pero fuerte, planeada, construida, bien llevada, que como siempre en este tipo de cintas, tiene su detalle en las cuestiones técnicas, pero no obstante tiene mucha alma, enriquece y nos deja entrever un mundo más “real” (esto nunca será posible) sobre asuntos de alta importancia social, no nos vende a nadie como salvador o diablo, nos cuenta una historia que emerge de los problemas comunes.
Lamentablemente esta cinta, que obtuvo para Jenkins una muy merecida nominación al Oscar, no tiene aún distribuidora en nuestro país, por lo que casi podemos afirmar que se tendrá que obsvervar en casa por medio del DVD. Cosa que ya no nos parece rara, y más cuando ya se avecina la temporada de los efectos especiales. En fin, yo tuve la grata fortuna de poder observarle en pantalla grande y dejo aquí mis impresiones. Para mí ha sido todo un placer el poder verle.

The Visitor de Tomas McCarthy
Calificación: 3.5 de 5 (Buena).

viernes, 3 de abril de 2009

Leonard Cohen - Live in London

REDONDO.

Leonard Cohen - Live in London (2009)

Hablar de Leonard Cohen resulta complejo por el hecho de ser una de las figuras más emblemáticas en la historia de la música, sus influencias han repercutido en distintos géneros musicales que se han relegado - y buscado la forma de ensombrecerse a su vez. Su estilo, aunque sencillo, vernáculo y bastante imitable, es característico (sobre todo por esa voz dura que caracteriza la segunda parte de su carrera); es suyo propiamente dicho y sin excepción. Nadie puede negar la fuerza de sus letras, la potencia de su lírica, la explosión de emociones que se desatan con tan sólo las pocas notas que siempre le acompañan y la honestidad brutal y belleza inusitada con que acentúa sus centrados tópicos; la desgracia, el desamor, amor, el desapego, la tristeza, soledad, la política y todo aquello que embellece el lado más bajo del ser humano. Bandas de lo más dispar en cuanto a forma comercial como lo es el Punk, Pop, Rock, Folk, Progresivo, Blues, etcétera, han levantado en ya más de una ocasión la mano para señalar estar agradecidos con este señor, leyenda incuestionable de las letras y notas del contemporáneo tiempo, cuya vida personal es aún más mística que su carrera y la cual comenzase perteneciendo a aquella ya desaparecida generación de poetas malditos de la era Beat.
Reservado desde hace ya más 20 años, su último disco de estudio se remonta al 2004, seguido de uno salido en el 2001, y el cual apareció después casi diez años después a su antecesor, esto debido al encierro espiritual al que se consigno con unos monjes para la calma de sus mayores temores. Hacía más de 15 años que no se presentaba en vivo para interpretar sus éxitos, los himnos; las canciones que tanto han marcado a generaciones enteras que hoy se regodean con éxitos más pueriles en el mercado, algunos no tanto, algunos con los suyos, claro, en sentido de homenaje.
El 2008 fue un año histórico para la obra de este señor, pues ya entrado en la séptima década de su vida, se aventuró con una gira mundial para tocar en vivo después de los 3 lustros de desaparición que tenía en los escenarios. Los resultados no se hicieron esperar, la venta de boletajes fue rápidamente vendida a la par que los ritmos con que las bandas de moda suelen agotar en estos años, un eco de éxito se hizo escuchar, los aforos siempre llenos fueron participes de su regreso a los escenarios. No sobra decir que parte de la realidad que subraya esta gira fue el hecho, siempre humano, de que su contador (o bien el que le llevaba su capital), hizo de las suyas mientras este se mantuvo recluido en el monasterio. Cuando la crisis llegó, las siempre latentes peticiones de conciertos habrán sido una tentación mayúscula, no lo sé, lo supongo. No obstante de esto tan natural dentro del ámbito musical, cuando se trata de alguien como Cohen, que siempre cuida hasta la más mínimo detalle en cuanto a la calidad de sus presentaciones, la gira fue más allá de lo esperado, de una exigencia mayor. Una belleza, las criticas positivas no cesaron en ninguna fecha. Y para que el momento no pasara inadvertido, así como para hacer de paso un poco más de dinero con todo el aparato, su disquera grabó uno de los conciertos más dignos de aquel tour, la presentación que hiciera Cohen en la Sala 02 de Londres. Es así como para todos aquellos que no pudimos estar cerca de la gira mundial del 2008, el Sr. Cohen nos regala esta compilación en vivo de sus mayores éxitos y algunas de sus más bellas composiciones.
Debo indicar que siempre que aconsejo a algunos de mis allegados escuchar al Sr. Cohen, del cual soy seguidor desde que era un pre-adolescente, detalló que lo más relevante de su trabajo es el poder lírico que contiene su obra, pues no obstante, esa voz particular que lo caracteriza suele a sus “nuevos” escuchas parecerles un poco discordante. No así, yo acostumbrado, esperaba románticamente que esa voz reaparecía con fuerza en este disco, pero para mi sorpresa - ¿qué voy a saber yo de estas cosas?, sólo creo que esa inclusión en el monasterio sirvió de más cosas que para la liberación de su alma, si es que eso llego a pasar - ese canto ha retornado con una belleza particular no esperada por este humilde servidor. No así que el disco me ha dejado con más gratas sorpresas y sonrisas de las ya esperadas con el simple hecho de escucharlo en vivo después de los ya 15 años citados. Es cierto, Leonard Cohen ha vuelto, y no ha vuelto a darse un paseo como hacen ahora los grupillos modernos que se separan, haciendo de su adiós una gira de alto capital y que en menos de 7 años asombran con la gira del regreso; algunos incluso con el estricto y petulante pretexto de ser sólo ser una pasarela por falta de dinero; sucesos en los que no profundizaré porque no hace falta y no se lo ameritan. Pues, repito, Leonard Cohen ha vuelto, ha regresado con una fuerza mayúscula, con un poder ensombrecedor para todos aquellos que osan decir que hacen música de calidad. Acompañado de un puñado de músicos de alta calidad, ganas profundas que se leen en su devuelta voz, y su siempre retórica agradecida, bañada con un apego a un original sentido del humor, sus canciones toman nueva vida en este concierto, no son la re-visitación esperada de sus composiciones, no, sus temas renacen con arreglos mínimos pero que con ayuda del apego a sus esencias, resurgen con roces fuertes a géneros como el jazz, sobre todo, logrando que la fineza que ya existía en ellas, se engrandezca, se agradezca y se disfrute como si fuera la primera vez. La verdad es que este disco es un disfrute de principio a fin, es un ejemplo de la maestría que da la edad, es una muestra global de lo que ha sido una carrera apegada a la letra, a la melodía, a la calidad, la calidad; no me canso de repetir esta palabra, pues creo es la que engloba por completo el disco, el concierto, la gira, la carrera del Sr. Cohen, quien ahora se envuelve en una segunda gira mundial, ésta un poco más extensa. Con la consigna de hacer resurgir de las aún llamas encendidas - nunca apagadas - de su carrera: himnos, gritos, poemas, sensaciones que ha creado, dejará a más de uno, como lo ha hecho con este disco, con la boca temblorosa y el corazón a flor de piel. El Sr. Cohen ha retornado como sólo los grandes lo pueden hacer, haciéndonos deambular como taciturnos caminantes que sienten parte de su vida transcurrir mientras suenan sus melodías, su 40 años de existencia musical. Bienvenido sea.

Live in London de Leonard Cohen
Calificación: 5 de 5 (Sin Mejorías).

Pearl Jam - Ten Redux

REDONDO.

Pearl Jam - Ten Redux (2009)

Algunos de mis más cercanos colegas conocen y reconocen bien al rock como una de mis más grandes inclinaciones musicales, no basta recitar más lo enlistado ya en este mismo espacio que al explorarse es algo un tanto obvio. Ahora bien, este gusto generacional por un sonido ya añejado y alejado de una realidad temporal (en la mayoría de los casos), me comenzó desde temprana edad gracias a la influencia siempre acertada de mis hermanas mayores, quienes “pertenecen” a aquella generación “X” que se hiciera notar por no quererse hacer notar del todo; fracaso generacional que nos trajo estas repercusiones actuales de sobre-llamamientos y egos alzados que se evocan cual reflejo de la bruja de Blanca Nieves; Cosa aparte, en fin.
Para aquellos años de virginal infancia en una década que marcaría el inicio del internet, la adolescencia de mis hermanas, como la de la mayoría del mundo, se regodeaba por el artefacto de moda; algo que personalmente creo ha quedado en los anaqueles de la mercadotecnia musical como el último gran golpe de falsedad y inventiva, pues ha ser sinceros, lograron vender con la etiqueta “Grunge” un supuesto sonido de un puñado de bandas que en realidad era más que heterogéneo. Re-estructuraron el hartazgo de una juventud olvidada en su expresión artística, pero sobre todo musical, por el hecho de estar alejada del eje que aún se conserva en el mercado melódico de los Estados Unidos - y lamentablemente del mundo - Nueva York - Los Anegles, o viceversa, logrando al final venderlo como un sonido que se creyó existía y que años después nadie supo definir, por lo que se optó nombrarlo “movimiento”, cosa que tan poco fue. Hoy ya desentrañada un poco más de verdad, sobre todo por ese magnifico documental de Doug Pray, Hype! (1996), podemos re-visitar esos recuerdos y entender que ese paso fashionista se debió al grito de un puñado de jóvenes que se encontraban en la olvidada ciudad de Seattle, situada irónicamente al noroeste de los Estado Unidos, en el estado de Washington, un también olvidado estado que lleva el nombre de unos de ss más queridos presidentes; donde al no tener ningún ojo critico sobre ellos, se aventuraron a tocar - y expresarse - como sólo ellos se daban a entender, es decir; más cercanamente a sus influencias personales, las que cada uno obtuvo en sus años más receptivos, y no a parecerse tanto a lo que las listas colocaban como lo número 1 a mediados de los 80s. Así fue como bandas como Soundgarden, Nirvana, Screaming Trees, Mudhoney, Alice in Chains, Tad, y un puñado más se abrieron paso, algunas de ellas logrando caer fácilmente en el juego de la industria e influyendo a bandas del eje comercial como Stone Temple Pilots, Smashing Pumpkins, Soul Asylum y tantos otros que se dirigieron, a la par, rápidamente a la fama.
De entre todo ese mar de bandas, y de un sonido no existente (grunge), repito, como fue vendido y consumido por todos en aquellos años, se encuentra esta banda que citamos hoy aquí, Pearl Jam, una de las que más rápido se dieron camino al éxito comercial, una de las que más rápido se vendieron, quizá la segunda después de Nirvana.
Formada de los restos de bandas como Mother Love Bone y Green River en una historia ya muchas veces contada por lo fans y revistas especializadas, y en donde también se ha de citar aquel proyecto llamado Temple of the Dog - y que hoy es un disco de culto para los gustosos de ese “Grunge” que cada vez tiene menos sentido como palabra, concepto, y ya no se diga movimiento o sonido - Pearl Jam se lanzó al ring con un disco que hoy, innegablemente es histórico.
Ten fue el disco debut de esta ya mítica agrupación, abanderada lógica de las pocas sobrevivientes a esos años que se han llevado ya entre si carreras, vidas y caminos. Un disco al que le costó el convencer de su calidad originalmente pero que a finales del año de su lanzamiento, 1992, logró posicionarse como uno de los mejores y más vendidos. Esto también gracias a que la onda grunge ya era una ola que nadie podía detener. Sin embargo la historia no es tan cruda como se cuenta o se lee en esta reseña, pues en efecto el disco valía le pena, y la historia, como siempre, lo sitúo en su preciso lugar, hoy ya en relación con los discos más emblemáticos e influyentes en la historia del género. Ten fue un debut como pocos, un disco redondo que contenía la fuerza de toda una generación aquejumbrada y apresada entre presiones sociales, políticas y sentimentales. Un trabajo repleto de himnos generacionales instantáneos que recitaban y exploraban las necesidades de aquella generación “X” ya mencionada. Alejado del punk característico de Nirvana, Pearl Jam más rozaba el estilo clásico del rock de los 70s, con estructuras más solidas y menos “salvajes”, con coros emblemáticos, solos que recordaban los años dorados del rock y la presentación de una de las mejores voces en el rock en los últimos años, Eddie Veder.
De esta manera, con esta combinación de factores, Ten se ganó y se ha ganado al pasar de los años el prefijo de clásico, y en algunos casos más particulares, por preceptos generacionales, claro, el de imprescindible. Empero, lejos de lo que ya mucho se ha hablado o podido decir del mismo en sus ya 18 años de existencia, hoy la banda vuelve a colocarlo a la venta en una campaña que ya se hace cada vez más frecuente en la industria contemporánea; la reedición. Como antesala de los ya próximos 20 años de carrera de la agrupación, Pearl Jam ha decidido relanzar su producción debut con ciertos elementos de gracia; como es costumbre en esta agrupación. Es así como muchos demos, canciones no oficialmente lanzadas, el material visual oficializado por vez primera de su Mtv Unplugged y alguna otra sorpresa, se encuentran en este nada nuevo disco. Lanzado en varias ediciones, como también es costumbre en la banda, donde cada una contiene más “juguetitos” que la anterior y que acrecentan el precio, por supuesto.
No obstante, el elemento común y verdadero de la supuesta celebración, es que el disco original venga acompañado de una remezcla recién elaborada sobre los masters originales de grabación. Esta mezcla corrió a cargo, como ya se nos había anunciado en su disco de éxitos Rearviewmirror, por Brendan O Brien, el productor que les elaborara su verdadero sonido con sus cuatro producciones posteriores.
Así pues, el Ten Redux, como se le ha nombrado, no da mayor cabida que a los fans que se conocen de memoria el Ten original, y más aún, a los sabedores del sonido actual de la banda. En esta reedición de su disco debut, las guitarras ganan mucha más fuerza, como es ahora su sonido, claro, y las baterías despegan en tiempo, no se apagan tan de imprevisto y la voz no gana en demasía, salvo algunos coros que logran sobre-saltar y que antes se perdieron en la mezcla original. La mayoría de las canciones ganan, sí, en comparación con ese sonido primario y el actual, ya evolucionado en 18 años de experticia, pero eso es algo lógico. No le veo del todo el caso a lo que ha hecho la banda.
El Ten Redux no deja nada a un escucha nuevo, recién, no creo que sea muy apetecible particularmente para alguien que quiera acercarse por vez primera a Pearl Jam; en todo caso aconsejaría escuchar el original, por ese sentido de purismo histórico, claro, además de que el costo se dispara bastante como para optar por el más económico. El Ten Redux pasa la prueba del fan redentor, pero no así puede consignarse como una joya. No existen joyas sobre joyas. Es un premio, un placebo, para el adepto a la banda que espera su nueva producción; prometida bajo ciertos rumores para finales de año y que no deja más que un recuerdo sobre un recuero más bello. Mercadeo de Nostalgia.
Pearl Jam, pues, se pone un disfraz de cordero al emprender una caza envuelta en discurso de rebeldía. Se propone relanzar todos sus discos hasta llegar a esa fecha de los 20 años de existencia donde se rumora una sorpresa mayor, esto aunado también a una supuesta “revancha” con su ex-disquera, Sony, pues ya ha concluido su contrato,. Metas idealistas que tan sólo hacen sangrar el bolsillo del seguidor.
Pues, estos años le suenan de buena ganancia monetaria a los señores de Pearl Jam, por lo pronto yo salgo de la trinchera y observo de fuera el fenómeno, nunca me ha gustado del todo que los músicos emprendan el camino hacía una supuesta salvación del mundo cuando la educación la dejaron para dedicarse a la rebeldía del rock. De un rockero espero rock, siempre, no más, no quiero que me digan que es lo que debo hacer, como ellos exigieron en sus tiempo para dedicarse a ello; aunque acepto que muchos de sus seguidores se pierden irremediablemente en el camino. El Rock buscado pues, lo he obtenido casi siempre con Pearl Jam, la considero una de las mejores bandas de los últimos 20 años, lo que no me agrada son estas técnicas de espera y premios con poco sentido. Este Ten - Redux, entonces, sólo me ha dejado con ganas de saber lo que viene, ósea, como ya estaba desde antes de que saliera, no me ha servido de mucho. Ya lo he dicho, se me ha dado únicamente un pequeño sinsabor sazonado de nostalgia. Cosa muy común en este mundo que no mira nunca para adelante.

Ten Redux de Pearl Jam
Calificación: 3 de 5 (No más bueno de lo bueno que ya es).