REDONDO.
The
Hunger Games
Los
Juegos Del Hambre (Gary Ross, 2012)
Resulta eficiente –la mayoría de las veces– un
futuro cinematográficamente desconcertante cuando se nos presenta un “drama”
que intenta a leguas retratar el contexto sociopolítico actual a través de una
crítica a su vez explícita, a su vez disimulada, tratando de salvaguardar el
orden y la elegancia de la trama en si. No obstante, alejado un poco de la
disposición ontológica de sus anteriores trabajos, Gary Ross, siempre crítico
ante el “Sueño Americano”, se desentiende ante una obra plenamente sencilla
aspirando a golpear de manera más enérgica el estilo de vida estadounidense resultándole
muy poco favorable.
Es
claro que ante los elementos tan diversos que se encuentran en la obra original,
guionistas (entre los cuales se encuentra el propio realizador) y director, no
supieron atacar la adaptación de manera que el entramado fuera eso, un conjunto
de eslabones crecientes que determinarán el acercamiento del campo emotivo en
el espectador. No evidenciar la manifestación de dicha emoción sino que el
espectador la pidiese sencilla y naturalmente; hacerlo expectante de ésta y
después brindársela con los elementos cinematográficos correspondientes como si
de un guiño se tratará (como obligación de todo buen cine). No obstante, no debemos
avocarnos a este hecho en particular puesto que la cinta logra funcionar en
partes claves de la historia, claro que ello dista mucho de que la obra sea
redonda, pulcra y hasta honesta.
Ante
este entramado que rinde señas de tan diversas películas como los son la saga
de “Star Wars” y hasta “Pink Floyd: The Wall” (Parker, 1982), que bebe del
estilo guionístico de Andrew Niccol, sobre todo de su relato llevado a la
pantalla grande por Peter Weir, “The Truman Show” (1998), resulta objetable su
manufactura. Es inconsistente tanto técnica como narrativa y cinematográficamente.
Su puesta en cámara se balancea entre estilos contrastantes sin justificación
alguna, su partitura torna las escenas importantes bajo las clave del
melodrama, su dirección actoral es superflua y sus personajes secundarios y
terciarios enteramente se pierden ante los protagonistas; de poco sirven. En
nada alimentan a los caracteres centrales, en nada los cambian o fortalecen
eficiente y relevantemente a favor de la acción que les continuará. Sus
enseñanzas son vagas, tan sólo como pretexto del momento. Al igual, los valores
de nuestros personajes principales, como el hecho de que el varón del sector al
cual asistimos pudiera aventar cosas pesadas a larga distancia, no tiene
preeminencia. Muchos factores dentro de la trama –entre ellos los simbolismos
que prontamente se gastan– se pierden y su peso es nulo. La cinta termina por
tener severos baches que no acaban de ser llenados.
El
entramado, pues, lógicamente sigue las reglas establecidas de la mercadotecnia
de verano. No ostenta acercarse al cine en sus características narratológicas
de calidad sino vender plenamente una historia que es a todas luces endeble.
Como ya es costumbre, o moda (mala-moda) desde hace unos cuantos años, ésta
como tantas otras cintas veraniegas intentan abarcar mucho y se quedan
exacerbadamente cortas. Se ajusta a los estatutos masivos por lo que su crítica
a los programas de concurso, “reality shows”, el “american way of life” y la
cultura pop tan mangoneada hoy en día, queda relegado, débil. Al final, es
justo decirlo, resulta ser una película en gran parte entretenida que gustará a
un público que no espera más allá de una cinta sosa y un tanto floja. Al igual,
también es equitativo mencionarlo, dejará varias cosas a deber ante una
audiencia con un poco más de exigencia.
Los
Juegos del Hambre de Gary Ross
Calificación:
2.5 de 5 (Regular).
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