Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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jueves, 5 de abril de 2012

Los Juegos Del Hambre


REDONDO.

The Hunger Games

Los Juegos Del Hambre (Gary Ross, 2012)

     Resulta eficiente –la mayoría de las veces– un futuro cinematográficamente desconcertante cuando se nos presenta un “drama” que intenta a leguas retratar el contexto sociopolítico actual a través de una crítica a su vez explícita, a su vez disimulada, tratando de salvaguardar el orden y la elegancia de la trama en si. No obstante, alejado un poco de la disposición ontológica de sus anteriores trabajos, Gary Ross, siempre crítico ante el “Sueño Americano”, se desentiende ante una obra plenamente sencilla aspirando a golpear de manera más enérgica el estilo de vida estadounidense resultándole muy poco favorable.

Es claro que ante los elementos tan diversos que se encuentran en la obra original, guionistas (entre los cuales se encuentra el propio realizador) y director, no supieron atacar la adaptación de manera que el entramado fuera eso, un conjunto de eslabones crecientes que determinarán el acercamiento del campo emotivo en el espectador. No evidenciar la manifestación de dicha emoción sino que el espectador la pidiese sencilla y naturalmente; hacerlo expectante de ésta y después brindársela con los elementos cinematográficos correspondientes como si de un guiño se tratará (como obligación de todo buen cine). No obstante, no debemos avocarnos a este hecho en particular puesto que la cinta logra funcionar en partes claves de la historia, claro que ello dista mucho de que la obra sea redonda, pulcra y hasta honesta.

Ante este entramado que rinde señas de tan diversas películas como los son la saga de “Star Wars” y hasta “Pink Floyd: The Wall” (Parker, 1982), que bebe del estilo guionístico de Andrew Niccol, sobre todo de su relato llevado a la pantalla grande por Peter Weir, “The Truman Show” (1998), resulta objetable su manufactura. Es inconsistente tanto técnica como narrativa y cinematográficamente. Su puesta en cámara se balancea entre estilos contrastantes sin justificación alguna, su partitura torna las escenas importantes bajo las clave del melodrama, su dirección actoral es superflua y sus personajes secundarios y terciarios enteramente se pierden ante los protagonistas; de poco sirven. En nada alimentan a los caracteres centrales, en nada los cambian o fortalecen eficiente y relevantemente a favor de la acción que les continuará. Sus enseñanzas son vagas, tan sólo como pretexto del momento. Al igual, los valores de nuestros personajes principales, como el hecho de que el varón del sector al cual asistimos pudiera aventar cosas pesadas a larga distancia, no tiene preeminencia. Muchos factores dentro de la trama –entre ellos los simbolismos que prontamente se gastan– se pierden y su peso es nulo. La cinta termina por tener severos baches que no acaban de ser llenados.

El entramado, pues, lógicamente sigue las reglas establecidas de la mercadotecnia de verano. No ostenta acercarse al cine en sus características narratológicas de calidad sino vender plenamente una historia que es a todas luces endeble. Como ya es costumbre, o moda (mala-moda) desde hace unos cuantos años, ésta como tantas otras cintas veraniegas intentan abarcar mucho y se quedan exacerbadamente cortas. Se ajusta a los estatutos masivos por lo que su crítica a los programas de concurso, “reality shows”, el “american way of life” y la cultura pop tan mangoneada hoy en día, queda relegado, débil. Al final, es justo decirlo, resulta ser una película en gran parte entretenida que gustará a un público que no espera más allá de una cinta sosa y un tanto floja. Al igual, también es equitativo mencionarlo, dejará varias cosas a deber ante una audiencia con un poco más de exigencia.

Los Juegos del Hambre de Gary Ross

Calificación: 2.5 de 5 (Regular).

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