Replicantes.

Replicantes.
España, 2009.

Sunset Boulevard

Sunset Boulevard
España, 2009.

El que Busca Encuentra

lunes, 2 de diciembre de 2013

Capitán Phillips


REDONDO.

Captain Phillips
Capitán Phillips (Paul Greengrass, 2013)

Para el tercer acto del filme, lejos de la obviedad en la que ha caído el básico entramado ya conocido desde el trailer, los objetivos de la película quedan cruda y evidentemente al desnudo: la sobreexplotación –una vez más– del poderío militar de los Estados Unidos y su hosco proceder que los hace autonombrarse la policía del mundo; un discurso soso, tosco y tan rústico y reconocible que resulta en suma ordinario. Pocas cosas funcionan realmente en la película que no se basen en estrategias y formulas repetidas hasta el cansancio por el cine que asoma como gran apuesta para el cine estadounidense que incluye, claro, a una estrella de alta alcurnia cuya carrera se ha visto un tanto relegada de la popularidad, así como un director de moda cuyo mayor aporte es un agilísimo uso de la cámara que ha posicionado también en boga. Al final, es cierto, la última apuesta de Greengrass es llegar a todo ese público que hace suyos todos esos valores patrioteros con los que nos ha obligado a vivir la industria.

El arco, como ya hemos mencionado, resulta simple y llano. Inclusive la mercadotecnia no le ha hecho fuerte ni auxilio; siempre vamos un paso delante de la cinta… Las propias acciones nos proveen la lógica cuando la situación podría prestarse a una ligera impresión de cambio o sorpresa. La mano del realizador, queda plasmado claramente (no sólo en esta obra sino en su filmografía), se inclina por una plástica sin mayores aspavientos que logran su mayor ejecución cuando de acción desenfrenada se trata. Lamentablemente, el caso aquí es distinto, la apuesta mayor es por el manejo de la emoción, de cierta tensión que lejos de ser lograda por medio de su puesta en cámara (ni mencionemos la puesta en escena), queda relegada a la simplicidad de sus personajes; caracteres sin un objetivo que nos circunde a seguirlos, a sentir la presión a la que son objetos durante el desencadenamiento de los sucesos.

De burda y patente manera, la historia toma partida desde el inicio a través del simple guión de Billy Ray, al dejar de lado todos los posibles complejos fondos sociales de nuestros chauvinistamente tratados antagonistas, al igual que todo el factor humano-familiar de nuestro protagonista con que lo intenta presentar, o más bien presenta, y que repentinamente vuelve hacía el final en un mal logrado intento de hacernos creer lo que la actuación de Tom Hanks nunca puede durante toda la cinta, sentirlo realmente hastiado y oprimido hasta el punto de quiebre con su situación; misma que nos deja de interesar al entrar en escena el siempre buscado, y recetado como oración, factor de la inteligencia y manejo de situaciones de crisis por el poderío del gobierno “americano”… Y es que para ese momento, seamos sinceros, nada nos debe interesar más que ese vacuo espacio que pasa por la mente de la gente que se autoproclama con la flama de la paz y se da –a la vez– la libertad de matar a quien sea que le estorba en sus objetivos a nombre de todos nosotros; su mundo.

La cámara de Barry Ackroyd, lejos de presentar ese constante movimiento tan gustado por el director, resulta inocua al igual que la partitura de Henry Jackman, que pasa mayormente desapercibida. El montaje, en caso (a cargo de Cristopher Rouse), convierte esta básica apuesta Hollywoodense tan común y trivial en una situación con el ritmo necesario para que el entretenimiento sea mayor y sobre todo occidentalmente constante en ciertas secuencias.

Lejos de contarnos una historia de vida basada en el sufrimiento de un personaje que se ha visto azarosamente en circunstancias por total extremas, la última película de Paul Greengrass resulta panfletaria, peligrosamente patriotera. Si bien podemos y queremos detallarla desde cierto punto de vista humorístico y a la vez alarmante, resulta ser una prueba más de que ciertas películas deberían llegar directamente a la tele abierta y ser programadas sin discreción para el entretenimiento de una sociedad que, eso sí muy lastimeramente, ha sido sólidamente conquistada por toda esa radical valorización de la moral Estadounidense.

Capitán Pillips  de Paul Greengrass
Calificación: 2 de 5 (Regular).



miércoles, 27 de noviembre de 2013

SUBMARINO. Las Series, Vol. 8


SUBMARINO. Las Series, Vol. 8

No te laves nunca las manos antes del pecado. Se gastará más rápido el jabón..
A. Güiris V.

Era tan excéntrico y testarudo como buen amante, me lo confesó Estefanía cierta noche en que las copas se tornaron “volteretas indiscutibles del destino” (como ella le llamó al suceso); su pluma en ese momento se encontraba en su más álgida y acre madures. “Pero no imagines”, me dijo, “tan sólo nos dimos un beso al final de la noche, uno de esos que bien podrían catalogarse como tiernos. Después, claro, de revisarle muy bien la cartuchera y las balas… Si algo te puedo decir, es que maneja muy bien su calibre…” Para muchos, no lo dudo, les habría sido casi imposible sacarse de la mente una imagen sumamente sugestiva en la cual se conjugaran un sillón ahuecado, su mejor amiga y el tipo más demencialmente misterioso del bar al que es asiduo, pero en realidad eso no se me cruzó ni por las sienes en aquel momento, ni ahora, no. Si bien hablo con honestidad, lo que en realidad jamás logré sacarme de la cabeza fue la imagen de un Frankie engalanado en la pasión; detallista y bien entonado en las artes de la seducción. Digo, era como imaginarme una reunión de gángsters en pijama cediendo amorosa y ecuánimemente la parte correspondiente a sus ex-esposas. La de un Marlon Brando joven sin motocicleta, la de un James Deen aún con la cabeza puesta. Pero en parte creo que era esa en realidad su naturaleza, su rol impuesto –por así decir– dentro de nuestro nada peligroso y tampoco cortés ambiente. Sugería, pues, su silueta, una pesadilla y amenaza para nuestros más claros deseos de hombría. “Por algo Dios no exigió llevar a dos Noés en la barca, ¿cierto?”, como sopesó alguna vez Carmelo cuando recibió la demanda de divorcio y potestad.

La sombra de Frankie, quedaba claro, tenía un grosor y peso especifico que nos hacía verlo por debajo de lo hombros. Un grosor y peso específico que hasta ese momento, en aquellas “volteretas del destino”, comprendí que él nunca había sabido, controlado o bien ansiado sino que fuimos nosotros quienes la creamos para estar más unidos en la desdicha. En aquellos años jamás confesé o mencioné parte de las palabras con las que cerramos aquella conversación nocturna Estefanía y yo, pero de haberlo hecho estoy seguro que su figura, lejos de ser destruida, hubiera roto todo aquel mito en que gustan aún vivir todos los hombres que, pongámoslo así, se inclinan ágil y románticamente por la botella antes que por una mujer. Es decir, estar por debajo (respeto) y encima (orgullo) de tantos otros como él: yo bebo más, él bebe más. Pero ahora, a tantos años de los decesos de ambas figuras tan importantes en el sitio, me atrevo a detallarlas con la precisión exacta con la que me fueron mencionadas: “Es curioso como de un tipo tan lleno de misterios no sacas nada de lo cual sospechar en la primera noche que le cedes y pasas con él después de tanto rogarte. No lo sé, tu sabrás más de eso, pero quizá sea esa la razón del porque son tan populares entre ustedes las películas de espías.”

En El Submarino, es cierto, los amoríos eran más comunes de lo que uno podría llegar a suponer. Eran, por así decir, asuntos tan rutinarios como los quebrantos, los cuales eran, implícitamente, más constantes que el calendario... Te cruzabas con ellos de la misma forma en que sonaban las canciones de Sabina: a veces hasta el hartazgo, a veces con clara y honesta empatía y solidaridad. Mayormente se suscitaban en el área de fumar –cuando fue instaurada dicha “ala”– dado que en la barra, debido al poco espacio que dejaban los clientes seculares, sólo se podía aspirar el humo de las hieles del recelo. Muchos renegaban del hecho, sí, se negaban a creerlo hasta que un día la experiencia se les presentaba de la misma forma en que uno secretamente se empeña en beber hasta acabar dormido en la azotea. Todos, y digo todos, pasamos por “esas tersas y tediosas manos de cupido”, como alguna vez simbolizó Mauro, nuestro refinado juglar de cabecera, cuando por fin alguien le compró voluntariosamente su libro de poesías. 

Regularmente, salvando las siempre lógicas excepciones, era en plazos de cierto candor quincenal que las miradas perdidas entre las sonrisas de un hombre ligando y uno ebrio de deseo se conjugaban a futuro cuando aquellas muescas de divertimento las daba, pasados los días, aquel que escuchaba al derrotado en la jornada en que éste último llegaba primeramente a beber y luego a contar –con lujo de detalle– su impotencia ante las ciencias oscuras del amor y el dinero, a sabiendas que su relación nunca más, podría llegar a contabilizarse como parte del misterio y/o milagro del Fénix. “Cuantas veces no he visto salir el dolor por la boca después de una buena ronda de tequilas” solía decir Raúl, que aparentemente tenía una nuez acojinada en vez de corazón, cada que las lagrimabas asomaban cerca de la orilla de los vasos donde conjuraba las micheladas.

Hubo, claro, con el tiempo, ciertas parejas que hicieron creer a varios de los asiduos que el romance podría llegar a buenos términos pasados los años, los ciclos y los tragos. Muchas de estas, sí, se fueron conformando como una parte más de las ganancias del lugar. Vaya, con su presencia el sitio se fue transformando no sólo en un lugar para que ciertos especimenes otrora contraculturales escaparan de su realidad, sino también en un buen rincón para llevar a tus posibles conquistas. Estaban Alfredo y Marina, que aunque pocas ocasiones se les veía juntos, eran parte del linaje debido a que algunos de sus familiares se contaban ya como parte del inmobiliario. Estaban también Nicanor y Manuela, que a su edad siempre mostraron briosamente a las nuevas generaciones como el alcohol no sólo era una moda sino un estilo de vida… Si mal no recuerdo, sólo fue Jimmy él que no entendió del todo las razones de sus cada vez más habituales inasistencias –supongo que ya se los habrá preguntado con ahínco y ahora se encuentran juntos brindando en aquel “lugar mejor”… Se encontraban de igual manera Alberto y Carolina, pareja que orgullosamente inicié en el sitio a base de ron, caña, folclor y que terminó por ser más aplicada e insistente que yo en el tiempo en que comencé a dejar de asistir regularmente, inclusive cuando se separaron. Supe con los años que, como se dice por ahí, el paso de los ciclos y unos buenos roces de mojito los reunieron pasadas varias parejas de por medio, que en el tiempo restante que duró el bar abierto se mantuvieron juntos como una sola silueta dibujada en la pared, pero para esos momentos  yo ya no me encontraba en la ciudad. Obviamente, en cierta parte de la línea del tiempo Marcos y Estefanía fueron una de las parejas más populares, lamentablemente su termino salió peor de lo estipulado. Juntos, sin saber  a ciencia cierta de sus traiciones o trivialidades, hicieron de su quebranto la insignia máxima para que cualquier candor de esperanza en el romance terminará por consumirse en el fondo de la tasa del sanitario. Igualmente podemos hablar de Sussie, quizá la mujer más hermosa que haya pisado nuestros aposentos; deseada y admirada por todo aquel que cruzase la puerta por vez primera, y su cartera, Frankie, nuestro misterio casero que siempre deseó a Estefanía ni tan secretamente y que un día, de luna llena (no exagero), la llevó a la cama dejándole “la sonrisa más grande y honesta de su vida” –palabras de ella– pero que en el fondo resultó no ser más que un ser humano cualquiera; como yo o como aquel que jamás piso el lugar. “Nada de ese príncipe azul que nos inculcan ir a buscar”, me comentó aquella noche de las “volteretas” con los ojos ya brillosos de tanto alcohol y nostalgia. “Es cierto, amigo, es cierto,” y me tomó del hombro, “créeme que incluso algún día pensé en invitarte a los arrumacos conmigo en tu colchón, pero es cierto, muy cierto: El amor, como dicen, no existe. Sólo es parte del imaginario de esa generación que creció viendo los Muppets, o cualquier otro programa de televisión para niños.”

Si de mi habría que hablar, bueno, mis aventuras se cuentan por botellas. Nunca las concluía antes de que perdieran su sabor. Si acaso alguna vez salí del bar con una mujer bajo el brazo, ésta sólo me sirvió para taparme con las colchas de mi cama al quedarme dormido y así despertar con menos frío. Es cierto, lo digo sin rencor; en realidad tampoco me hace sentir del todo orgulloso, pero podría decirse que en aquel tiempo era de ese tipo de borrachos al que de la figura clásica e icónica de un caballero en plena batalla, sólo le entalla el olor de la armadura. Si acaso indago un poco más, en este momento recuerdo una ocasión en que la libido me traicionó quedándose un tanto más despierta que la garganta. Se llamaba, o se hacía llamar Bibby (si es que aún respira); una mujer cuya descripción me daré la libertad de licenciarme a groso modo. Tan sólo diré que era de esa clase, físico, y sobre todo personalidad, que llegado el momento no sabías a ciencia cierta si hacerle “el favorcito” significaba a bien otorgarle un beso en la mejilla, o bien propinarle una bofetada para que por fin –y por vez primera– se sintiera flotando por las nubes.

Kasuo alguna vez escribió en una de sus columnas que los hombres que visitaban aquel “oscuramente atractivo, polvoso y encantador rincón de la ciudad”, eran la “vil y máxima prueba de que las personas feas tampoco terminaban con una vida feliz”. Lo hizo bajo pretexto de un líneas en que enjuiciaba los melodramas nacionales, hasta cierto punto con rencor, utilizando nuestras figuras como explosión más que esclarecedora de las consecuencias en los actos opuestos. Éramos, pues, si mal no recuerdo, masas que chocábamos sin volvernos más complejos o intentos de llegar a un común acuerdo, o desacuerdo, sino más bien testigos del cortejo fúnebre del equipo contrario. Carmelo, que siempre resolvía de tajante manera todos los acertijos del lugar, categóricamente disipó las dudas el mismo día en que perdió la “pujanza por sus hijas” –como describió un cada vez más amargado Marcos– antes del tercer, tal vez quinto tequila, mientras el resto se pasaba el segundo por el escote de las vanidades con cierta tristeza compartida: “Lo único que sigue las jodidas reglas aquí, es todo eso que cantó José José en aquella de El Amor Acaba”.

En realidad nunca hubo algo peor que ver a uno de los nuestros en un estado de total inquietud. Era como querer abastecer con maquillaje a una bien ganada ojera, abrazar una sombra con delicadeza o sustraer el suspiro de los pensamientos en el pleno de un concierto. Era tan imposible “como querer beber pagando la cuenta” dijo Jimmy alguna vez, cuando para variar, traía más aire en las bolsas de los pantalones que en las de sus propios  pulmones. No lo puedo saber a ciencia cierta, pero me supongo que ahora las tristezas se encuentran aún allí, guardadas y preescritas, junto a todas las historias confinadas en el suelo cual hojarasca de memorias, junto a todo hallazgo que no fue descubierto y que ahora se ha tornado tan fantasmal como nosotros, los sobrevivientes, que después del cierre tan trivial nos hicimos limadura como los amores, las vidas, los quebrantos y las bajas pasiones. El destino, pues, bien podría describirse con aquel pasaje que en alguna ocasión encontré debajo del lavabo un 14 de febrero: “Si te dejo esto aquí, es porque con tus actos has rechazado ser la tinta en la pluma de mis hojas en blanco por venir.”

jueves, 21 de noviembre de 2013

La Cajita De Las Rolas: Las Diecinueveavas 5 Cajitas.


LAS DIECINUEVEAVAS 5 CAJITAS.

Después de un descanso obligado debido a contratiempos tecnológicos en la estación, volvimos después de casi tres meses de inactividad. No obstante, aquí dejamos las últimas 5 Cajitas que hemos presentado. En ellas podemos observar las distintas estirpes que puede significar el Rock And Roll, las influencias literarias de algunos compositores así como grandes entre grandes: grandes proyectos, grandes guitarristas latinos y el grande de Dylan. 

91.- Con El Rock And Roll En La Sangre & El Titulo.

De nueva cuenta nos vimos enfrascados en un tema pedido por uno de nuestros allegados (y sí, el mismo que nos ha mantenido fresco con temas para nuestras listas). En esta ocasión, inspirado por una canción de los Rolling Stones (sí, la de la lista) nos ofreció un tema simple, quizá hasta banal, pero sumamente ineteresante para darle un poco de brillo al verdadero sentido del Rock And Roll: Canciones que llevarán en su titulo el concepto mismo de este género.

01.        Rock And Roll – Mötorhead. “Rock 'N' Roll, 1987”
02.        Rock & Roll Children – Cactus. “One Way... Or Another,1971”
03.        Rock N' Roll Suicide – Seu Jorge. “The Life Aquatic Studio Sessions, 2005”
04.        Echo De Menos El Rock And Roll – Los Humberstones. “Rock Nacional Chile, 2008 (Compilación)”
05.        I Want To Sing That Rock And Roll – Gillian Welch. “Time (The Revelator), 2001”
06.        It's Only Rock And Roll (Buy I Like It) – The Rolling Stones. “It's Only Rock And Roll, 1974”
07.        Born To Rock 'N' Roll – The Byrds. “Byrds, 1973”
08.        Rock & Roll Music – Canned Heat. “The New Age, 1973”
09.        Rock 'N' Roll High School – Ramones. “Rock 'N' Roll High School, 1979”
10.        Yo Can't Kill Rock And Roll – Ozzy Osbourne. “Diary Of A Madman, 1981”
11.        Rock And Roll, Hoochie Koo – Johnny Winter. “Johnny Winter And, 1970”
12.        Rock And Roll Ain't Noise Poll – AC/DC. “Back In Black, 1980”
13.        Long Live Rock 'N' Roll – Rainbow. “Long Live Rock 'N' Roll – Rainbow, 1978”

92.- Bajo Poemas.

Tenía ya un largo rato que había tratado de armar este programa; incluso planeé en algún momento que fuera el tema del primer aniversario, pero por azares de su complejidad es hasta ahora, ya casi a vísperas de la segunda celebración, que por fin terminamos la obra. A primera lectura parecía mucho más fácil de lo que fue, y en realidad fue ardua la búsqueda pero he aquí nuestra lista de canciones que han sido inspiradas en Poemas; tanto desconocidos como muy reconocidos.

01.        Mercy Street – Peter Gabriel. “So, 1986”
02.        I Am Yours – Derek & The Dominoes. “Layla And Other Assorted Love Songs, 1970”
03.        Bare Trees – Fleetwood Mac. “Bare Trees, 1972”
04.        Even This Shall Pass Away – Robert Plant. “Band Of Joy, 2010”
05.        Red Right Hand – Nick Cave & The Bad Seeds. “Let Love In, 1994”
06.        Beyond Here Lies Nothin' – Bob Dylan. “Together Through Life, 2009”
07.        Machinehead – Bush. “Sixteen Stone, 1994”
08.        How Beatiful You Are – The Cure. “Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me, 1987”
09.        The Raven – The Alan Parsons Project. “Tales of Mystery and Imagination, 1976”
10.        Bread And Roses – Judy Collins. “Bread And Roses, 1976”
11.        Out OF The Cradle – Rush. “Vapor Trails, 2002”
12.        Richard Cory – Simon & Garfunkel. “Sounds Of Silence, 1966”
13.        Emili Dickinson – David Sylvian. “Manafon, 2009”

93.- Versionando A Dylan.

Un amigo me comentó, justo al terminar el armado del programa anterior, que pretendía hacer una compilación de covers de Bob Dylan para su disfrute personal. Me pidió algunas sugerencias y se las di. No obstante, con la idea en la cabeza, decidí hacer esta lista y entregársela para que pudiera agarrar de ella lo que mejor le conviniera.

01.        Song To Woody – Janet Planet. “Janet Planet Sings The Bob Dylan Songbook Vol. 1, 2010”
02.        Just Like Tom Thumb's Blues – Cliff Eberhardt. “A Nod To Bob 2, 2011”
03.        It's Allright, Ma (I'm Only Bleeding) – Caetano Veloso. A Foreign Sound, 2004”
04.        Gotta Serve Somebody – Eric Bibb, Rory Block & Maria Muldaur. “Sisters & Brothers, 2004”
05.        Just Like A Woman – Richie Havens. “Mixed Bag, 1967”
06.        I Shall Be Released – Jack Johnson. “Endless Highway: The Music Of The Band, 2007”
07.        Lay Lady Lay – Barb Jungr. “Stockport To Memphis, 2012”
08.        One More Cup Of Coffee – Roger McGuinn & Calexico. “
09.        All Along The Watchtower – Brewer & Shipley. “Weeds, 1969”
10.        The Lonesome Death Of Hattie Carroll – Steve Howe. “Portraits of Bob Dylan, 1999”
11.        Don't Think Twice It's Alright – Shelby Lynne. “The Village: A Celebration Of The Music Of Greenwich Village, 2009”
12.        Standing In The Doorway – Bonnie Raitt. “Slipstream, 2012”
13.        Dieu Nos C [With God On Our Side] - Hart-Rouge. A Nod To Bob, 2010”

94.- Supergroups.

Nunca he sido un gran seguidor de los llamados “Supergroups”, pero siendo sincero, algunos de ellos me han dejado un gran sabor de boca. Así que más que una compilación, esta lista fue el resultado de una investigación que hice sobre muchas de estas agrupaciones/proyectos. Al revisar su historial y todos los géneros en los que han confluido dí un paso largo para acercarme más a ellos.

01.        Albert's Shuffle – Michael Bloomfield, Al Kooper & Stephen Stills. “Super Session, 1968”
02.        Bad Company – Bad Company. “Bad Company, 1974”
03.        Scumbag Blues – Them Crooked Vultures. “Them Crooked Vultures, 2009”
04.        Strange Days – Humble Pie. “Rock On, 1971”
05.        Black Country – Black Country Communion. “Black Country, 2010”
06.        Hoedown – Emerson, Lake & Palmer. “Trilogy, 1972”
07.        Owner Of The World – Oysterhead. “The Grand Pecking Order, 2001”
08.        All Falls Down – Flying Colors. Flying Colours, 2012”
09.        Take Cover – Mr.Big. “Take Cover, 1996”
10.        Something Going Wrong – Chickenfoot. “Chicken Foot III, 2011”
11.        Hunger Strike – Temple Of The Dog. “Temple Of The Dog, 1991”
12.        Wake Up – Mad Season. “Above, 1995”
13.        Had To Cry Today – Blind Faith. “Blind Faith, 1969”

95.- Grandes Guitarristas Latinos.

Este tema se lo había comentado desde hacía tiempo a un muy buen colega pero lo dejé por mucho tiempo en el tintero por razones que desconozco (quizá sólo flojera). A sabiendas que este sería un tanto polémico por aquello de las pasiones muy ensimismadas de los gustosos del Rock Nacional y Latino, no me ofusqué e hice una lista de algunos de los  más grandes ejecutantes de la guitarra nacidos en Iberoamérica.

01.        Diablo Rojo (Feat. C.U.B.A.) – Rodrigo & Gabriela (Rodrigo Sánchez & Gabriela Quintero). “Area 52, 2012”
02.        Don Julio – La Barranca (José Manuel Aguilera). “El Fuego De La Noche, 1996”
03.        El Arriero – Divididos (Ricardo Mollo). “La Era De La Boludez, 1993”
04.        Charleena – Javier Bátiz (Javier Bátiz). “16 Grandes Éxitos, 2006”
05.        Batuka – Santana (Carlos Santana). “Santana III, 1971”
06.        No Puedo Verme Más – La Máquina De Hacer Pájaros (Gustavo Bazterrica). “La Máquina De Hacer Pájaros, 1976”
07.        Vamos Mal, Ah, No – Opus Alfa (Daniel Bertolone). “Opus Alfa, 1972”
08.        Madre Blues – Real De Catorce (José Iglesias). “Voces Interiores, 1992”
09.        Me Vale Madre – La Cuca (Galo Ochoa). “La Invasión De Los Blátidos, 1992”
10.        Deberías Amarla – Julio Revueltas. “Mi Santa María, 1998”
11.        Under Heavens – La Revolución De Emiliano Zapata (Javier Martín Del Campo). “La Revolución De Emiliano Zapata, 1971”
12.        Canción Para Que Duermas – Ángel Parra Trío (Ángel Parra). “Ángel Parra Trio, 1992”
13.        Un Millón De Años Luz – Soda Stereo (Gustavo Cerati). “Canción Animal, 1990”

martes, 19 de noviembre de 2013

ALPS: Los Suplantadores


REDONDO.

Alpeis
ALPS: Los Suplantadores (Giorgos Lanthimos, 2011)

Queda claro, incluso desde el primer plano de la cinta, que la puesta en cámara que estamos a punto de vislumbrar –y a la cual el director nos tratará no de integrar, sino de sumergir– recae lejos de la ortodoxia más formal del cine, pero lejos del posible ruido que pudiese causar se denota como una parte relevante de su discurso visual y narrativo; es una constante. Estamos, pues, ante un cine plenamente autoral que raya en lo personal.

Con “Los Suplantadores” las cosas son más sencillas de lo que pudiesen parecer a lo largo de su complejo disfraz. Si bien su historia se centra por un lado en una debilidad interna, es contada y tratada a su vez desde una esquina peligrosamente coloquial; la necesidad. Es el alejamiento a ciertas convenciones como las unidades dramáticas de los personajes centrales, así como la presentación más “académica” de estos lo que le dan un cierto aire de sorpresa, pasmo y espesura a la vez que tesón, fuerza y vigor a una trama que, hay que decir, cae en su propio juego y se complica más de la cuenta: Un grupo de personas ofrece el servicio de actuar a los recién fallecidos para con sus familias y así solventarles de manera más calma el dolor.

Construida en base a un ligero “des-encuadre” (los tercios forzados al máximo) y el “des-enfoque” (las referencias y puntos relevantes diferidos) la trama se va generando con cierto o mucho apego a la comedía de lo absurdo. Inclusive nosotros, los espectadores, formamos parte del juego; sabemos quienes son quienes, quien representan a quien y somos de igual manera los que dotamos de personalidad a los carácteres de la cinta. Sobre todo para el final de la cinta… Al fin y al cabo, son estos mismos los que han renunciado a sus propios valores como individuos ya sea por su soledad, su posible fracaso, su temor a la incomprensión, o bien su presente venido a menos. Somos nosotros los que los entendemos para bien o para mal, para juzgarlos, advertirlos o bien entenderlos y justificarlos.

Lanthimos, quien ya había llamado la atención del mundo con “Kynodontas” (2009) reaparece en escena con cierta frescura y poder al llevarse el galardón a mejor guión en el Festival de Venecia del año (2011) bajo ciertas remodelaciones y constantes, entre ellas su igualmente desapego a la cotidianeidad: su vuelta de tuerca a la visión cotidiana de los hechos más humanos. Cómoda o incomoda para algunos, esta cinta escéptica se codifica bajo la visión propia del espectador pues todo en ella se encuentra para que éste le de sentido, le de forma y volumen a la no silueta que se traza dentro de su diégesis.

De una apertura interpretativa mediana, “Los Suplantadores” nos va adentrando a lo largo de su metraje en dos historias que terminan por ser las rectoras en la solidificación del señuelo al cual podemos ajustarnos y obtener así un campo emotivo fijo, bien en este caso enfermizo o temible sin dejar de lado un fino recorte de humor. El guión, escrito por el propio director junto a Efthymis Filippou, se conjunta a la centrada –“cabalmente” en la alienada personalidad de nuestros guías– fotografía de Christos Voudouris y el tejido temporal del montaje a cargo de Yorgos Mavropsaridis para dar como resultado una película con sus particularidades.

Lejos de ser una trama de fácil seguimiento, tiene escenas que nos horrorizan de una manera tan sutil, que a la vez mostramos como otorgamos miedo mientras nos compaginamos con ella… Es cierto, bajo ciertos criterios, puede ser una película que no cale de todo en los ojos plenamente occidentales, no obstante, es de un aire liberador para nuestros cánones. Lejos de ser de una mayúscula compostura, se debe observar para entender que el cine griego se mantiene fiel a la construcción del tiempo y el espacio como estirpe y sello de su cine. Sin ser del todo redonda –dista mucho de ello– esta nueva entrega de Lanthimos nos deja un halo de inhumanidad que seguir para descubrir nuestro "yo" más monstruosamente habitual.  

Los Suplantadores  de Giorgos Lanthimos
Calificación: 2.5 de 5 (Regular).


lunes, 11 de noviembre de 2013

Gravity


REDONDO.

Gravity
Gravedad (Alfonso Cuarón, 2013)

Desde los inicios de su carrera, la mano de Alfonso Cuarón se vislumbraba sumamente personal; su visión para el cine se alejaba de los estilos y técnicas del cine nacional que le tocó vivir y experimentar en sus primeros pasos como realizador. Su apuesta fue siempre una constante entre proyecto y proyecto a menor o mayor escala  dependiendo la capacidad presupuestal de sus producciones, es decir, un balance entre el uso de las tecnologías a gran escala y la narrativa de sus historias. Queda claro, entonces, que con su evolución como director todo esto se fue detallando más claramente: el equilibrio previsto entre sus historias (meramente sencillas) y el uso de ciertos procesos bajo pretexto de éstas encontró su constante en el tiempo; el uso de este como eje cronista. El uso de este como una unidad fija y única que le da pleno sentido a la lógica de sus secuencias.

Con su anterior proyecto lanzado a las pantallas comerciales, “Children Of Men” (2006), logró algunas de sus escenas más complejas y mejor logradas en el sentido antes descrito. Estaba pues, en plenas facultades técnicas y monetarias para intentarlo… Habrá que recordar también que incluso en su aporte a “Harry Potter” (2004), el tiempo forma parte elemental de la historia, así como en su colaboración dentro de “Paris, Je T'Aime” (2006), que se conforma únicamente de un plano secuencia.

En Gravedad, el pretexto narrativo es el mismo, sólo que termina por ser sobrado y más que aportar a la historia en si –al desarrollo narrativo del drama– lo aplana; le quita dimensión, volumen, densidad. Lo torna cíclico, previsible y hasta cierto punto peligrosamente cercano a lo inverosímil; sólo faltaba que en la secuencia final hubiera tiburones para que siguiera el martirio. Con Gravedad, es cierto, nos enfrentamos a un desliz plenamente técnico (en cuanto a la tecnología se refiere y no en cuanto a la técnica de la sintaxis más formal del cine). La cinta nos pretende asombrar con sus ambientación espacial que en efecto es impactante pero que no logra el objetivo conmovedor que justifica ciertos elementos del guión… El desarrollo de la trama se mantiene más en la complejidad de los artificiosas y sumamente complejas coreografías (a las cuales se les podrá aplaudir por su elaboración) que por una sucesión de eventos lógicos y sorpresivos que sumen a los campos emotivos y de suspenso que se trabajan dentro de la cinta. Dicho en otras palabras, Gravedad es una película mejor ejecutada que narrada.

Bajo el pretexto y el capricho del campo espacial, la cinta nos presenta ciertas reglas que se van rompiendo a conveniencia durante su metraje. La música, mediana y más apegada al uso del melodrama para poder exaltar y explotar ciertos momentos “sentimentales” que no se lograron cuajar por el uso del lenguaje, compuesta por Steven Price, se une a un montaje que utiliza ciertos artilugios tecnológicos para poder crear ese espacio temporal que lejos de lo contemplativo, también se vence a discreción con –y como– mero afán que justifique el uso de las citadas coreografías. Cuentas aparte rinde la labor de Emmanuel Lubezki (fotografía), Mark Scruton (Arte) y todo el departamento de efectos especiales y visuales cuyo aporte visual es en realidad la gran mayoría de la película.

Las actuaciones de Clooney y Bullock no dejan a desear, no, pero tampoco son profundas… Las acciones a las que se deben también son relegadas por esa cámara constantemente móvil que busca primeramente una estética que una dirección actoral en forma. Gravedad, pues, es resultado también de una galante mercadotecnia en nuestro país debido, lógicamente, a que un connacional da de que hablar en una industria que claramente se ha visto inclinada por manifestar gustosamente el uso de sus nuevos “juguetes”. Las buenas críticas y reseñas lanzadas al albedrío, pues, iban de la mano de un sentimiento de apego.

Gravedad, entonces, resulta ser una entrega más de un Cuarón entregado al cine industria plenamente occidental… Y visto desde esa esquina, claro, resulta refrescante ante sus “camaradas”, sí, pero también habrá que decir que con esta, su más reciente cinta, nos encontramos con su más plana obra cinematográfica.

Gravedad de Alfonso Cuarón
Calificación: 2.5 de 5 (Regular).

martes, 29 de octubre de 2013

Black Sabbath. Foro Sol. México. 2013.


Black Sabbath. Foro Sol. México. 2013.
26/Oct./2013


La tarde fue propicia para la llegada del ocaso; después la oscuridad… La tan anunciada y pronosticada lluvia por los vendedores no arribó y cierto candor originado en el ambiente atenúo la espera para que dos de las escuelas más importantes en la historia del Heavy Metal; la vieja (y original) y quizá la última de relevancia, rompieran la calma bajo el cobijo de la experticia de los años y una energía que, lejos de la lógica de los cansino, se encontró explosivamente renovada. Quizás por la conjunción de los pilares que se habrían de encontrar sobre el escenario: el pasado y su futuro en un presente que concluía su más reciente gira.

Faltaban 10 minutos para las 20:00 horas cuando las luces del foro detuvieron su brillo y cedieron su paso a los watts del escenario. Megadeth, con una energía rica en sustento y nostalgia; sabedora de que su último álbum dejó muchos oídos insatisfechos, planificó su participación en base de clásicos que hicieron a más de uno dar un viaje a sus pretéritos adolescentes y primerizos en el rock; contextuados de manera inteligible en estos tiempos multimedia bajo una serie de videos al ritmo de su fuerza y base que mostraron brío, carácter y sobre todo contemporaneidad (a pesar de haber bastante pietaje de su generación). Su paso por el escenario despertó no sólo los oídos y miradas sino también una que otra conciencia adormilada por el paso de los años. El foro rugió por aproximadamente una hora con todo y los encores. El candor ya roto como copa de cristal por la potencia de Mustaine y compañía dejó  inquietud en el aire, estacionó por encima nuestra la espesura que habría de caer en pocos minutos. El asunto quedaba más que claro; la noche estaba en pleno, pero a la oscuridad aún no la habíamos visto de frente todavía.

Durante unos 20/30 minutos los oídos se mantuvieron turbios, aún se encontraban en la cúpula los riffs poderosos y veloces, los ecos de una época distante traída de tajo hasta las sienes. Bastó entonces sólo un par de palabras, aún con el escenario encendido, para que las últimas barreras temporales se rompieran –era Ozzy llamando a la ceremonia. Black Sabbath, la banda que sacara un disco homónimo hace 43 años y que cambiara el mundo de la música originando toda una ramificación de géneros y estilos a través de sus canciones, se encontraba frente a nosotros. El árbol creador se dejo sentir en pleno con la densidad que creara el concepto del Heavy; lo pesado, lo espeso: la negrura. El abrazo de la historia nos acogió y se respiraron aires de tiempos inmemoriales.

Tonny Iommi con su siempre estilo de “intelectual” (pelo medianamente largo, lentes, gabardina de cuero) y siendo más bien el cura relator de los primigenios riffs y ritos del metal, se postró sobre el escenario junto a la imagen de su primera iglesia, Ozzy Osbourne –que lejos de las pasadas desdichas mediáticas y largos años de malogrados proyectos musicales se notó alegre y centrado en su labor, recitar algunas de las primeras grandes frases en la historia oscura del Rock– al igual que con Geezer Butler como la portentosa base que hizo retumbar los pechos de todos los asistentes al ritmo de su bajo cuasi hasta el agotamiento y la detención, así como el nuevo integrante/colaborador de los Sabbath para esta gira, Tommy Clufetos, quien no sólo hizo su parte de forma decorosa, sino que se hizo notar en cada una de las interpretaciones –de sobra el solo que encaminó hacía uno de los momentos más emblemáticos de la noche.

Ni tan alejados de los elementos multimedia; denotando eso sí las diferencias generacionales con sus predecesores en escena, Megadeth, Sabbath utilizó las pantallas sobre el entarimado para mostrarse junto a pietajes de películas que denotaban y explotaban en la sociedad; en lo oscuro de ésta. Repeticiones y escalas dispares fueron el vestido de una noche de alta consistencia. De un grosor tonal y musical que entonó severos gritos ahogados de generaciones que enmarcan, en si, el legado de una de las bandas más importantes en la historia de la música popular.

Un par de horas más tarde al primer grito que desafiara el silencio que había dejado tras de si la herencia, los murmullos se hicieron escuchar al compás de la canción más tranquila del último álbum de la banda. La gente salía aún sin reconocer el momento y el sitio en que se habían encontrado y sumergido. Pasados los vendedores de playeras, tasas, encendedores, promesas y nostalgia, en las calles los transeúntes se unían sin rumbo fijo; acaso por que no deseaban tenerlo. Quedaba claro, el pasado estaba siendo, literalmente, dejado atrás. En las pupilas y las miradas de todos los asistentes quedaba impreso un sello que entonaba una verdad futura; las noches a partir de ese momento serían mucho más claras. Habían estado en conjunto con Black Sabbath.


SETLIST MEGADETH: Hangar 18. Wake Up Dead. In My Darkest Hour. Kingmaker. Sweating Bullets. Tornado Of Souls. She Wolf. Symphony Of Destruction. ENCORE: Peace Sells. Holy Wars.

SETLIST BLACK SABBATH: War Pigs. Into The Void. Under The Sun. Snowblind. Age OF Reason. Black Sabbath. Behind The Wall Of Sleep. Nativity In Black. End Of The Beginning. Fairies Wear Boots. Rat Salad. Iron Man. God Is Dead. Dirty Women. ENCORE: Children Of The Grave. Sabbath Bloody Sabbath (Intro)/Paranoid.