Replicantes.

Replicantes.
España, 2009.

Sunset Boulevard

Sunset Boulevard
España, 2009.

El que Busca Encuentra

jueves, 15 de agosto de 2013

Heli


REDONDO.

Heli
Heli (Amat Escalante, 2013)

Ganadora del premio a Mejor Director en la pasada edición del festival de Cannes, Heli, tercer largometraje en forma de Amat Escalante, resulta una de las cinta mexicanas más portentosas en la historia reciente del cine nacional. Deriva, a su vez, de una esclarecedora pero lúgubre realidad nacional; nuestra actual capacidad para observar –cuasi contemplar– actos de violencia con una sensatez de cotidianeidad.

Lejos de las excedidas polémicas que intentaron ponerle sazón a su estreno, “Heli” en realidad da muestras de un cine íntegro, frugal (pero fibroso), intenso y bien realizado… Pensado y llevado de la  misma manera; su intención no es la de demandar (ni señalar) sino la de mostrar… Mediante una historia cuyo corte a primer lectura parece sencillo, nos va sembrando en un mundo que entre rumores, reportes, confesiones y un largo etcétera, nos pertenece en plenitud como sociedad. Heli, su colateral y paciente protagonista, se encuentra envuelto en la rutinaria realidad del sobrevivir bajo el manto de un territorio dominado por el narco; una cultura dominada por la venganza, los ajustes de cuenta; el atropello, la rabia, el estupro y la ferocidad que se enseña y ensaña desde los primeros años de edad, y que no hace más que germinar ante la necesidad… La cinta de Amat Escalante no es, pues, un retrato intimo de la nación mexicana, sino un retrato en si. Una instantánea de tantas posibilidades y sucesos reales que se van conociendo como evaporando ante su propia densidad.

Con un manejo claro de sus personajes, el realizador teje una situación que lejos de salirse de control, denota las consecuencias naturales de un territorio con las características antes descritas.  El terror y la sorpresa no son factores aquí pues la lógica impera de una manera que resulta ser, bajo los códigos establecidos, sensata. Tan legitima como ilegitima: Tan mexicana.

Bajo la bella y eficiente cámara de Lorenzo Hagerman, la punzante edición de Natalia López, el detallado arte de Daniela Schneider y el cabal sonido de Sergio Diaz, la mano –cada vez más madura– de Amat Escalante nos coloca en medio de una situación tan cruda como cinematográfica. Su dirección actoral hace que el talento de sus histriones sea sumamente eficiente y natural, sobresaliendo las excelentes interpretaciones de Armando Espitia como el propio Heli y Andrea Vergara como la hermana del protagonista.

Recibida con dispares valores en el pasado festival de Cannes, Heli nos demuestra la larga distancia que existe entre el tacto y el hecho, el impacto y el retrato de una puesta en escena cruda y veraz sobre la violencia que se ha generado en nuestro país alrededor del mundo; la aceptación de esta y la negación también por parte de todos los involucrados: gobierno y entidad.

“Heli”, pues, se erige en un campo ajeno a los cánones supuestamente regulares del cine mexicano. Demuestra una vez más, e incisivamente, junto a otras cintas de “Mantarraya”, la apertura ya no temática, sino de hechura, técnica y visión autoral. Se levanta no sólo bajo el cobijo de los palmares, sino en sobriedad y eficacia. Es audaz y apremiante, es pasmosa y ferozmente vigorizante. Queda claro, pues, que en esta su tercer película de larga duración, Amat Escalante nos ha brindado una de las mejores películas mexicanas (y por qué no de Latinoamérica) en los últimos años. Se debe de ver, no hay más.

Heli de Amat Escalante
Calificación: 4 de 5 (Muy Buena).

jueves, 8 de agosto de 2013

Halley


REDONDO.

Halley
Halley (Sebastián Hofmann, 2012)

Tanto “No Dream” como “Mantarraya Producciones”, es claro, han ido creando un legado distintivo entorno al cine mexicano. Si bien su camino y toque (cinematográfico) no puede situarse en lo original, su sello revoluciona refrescando el contexto local; abriendo puertas y caminos un tanto desconocidos por la ficticia industria nacional. Y es que no se trata de que todo haya estado perdido, sino más bien no encontrado.

Con “Halley”, ópera prima de Sebastián Hofmann, nos enfrentamos a una muestra clara de ello. Situada en la alegórica prisión que es una de las ciudades más grandes del mundo, el realizador nos coloca frente a frente con el dolor del tiempo, su paso y estancia; no tanto la añoranza (eso queda al margen del encantador decorado). Nos emplaza, pues, a la par de su protagonista, una figura cuasi estática por la que fluye la vida en excepciones. Su trama y ritmo de mediana lentitud nos abraza antes que sumergir, nos induce antes que catapultar. Su estado de animo no es estático sino partidario a la sutil y trivial fricción social.

Bajo el cobijo de lo grotesco, “Halley” se va desdoblando en etapas muy claras y precisas que van dándole cabida y razón a una estructura abierta, sí, pero con un sentido sumamente claro por parte de su director. Sus personajes, excepcionalmente naturales, son retratados bajo un uso detallado y personal del plano que contrasta con esa propia sinceridad que emanan, pues forman únicamente parte de su mundo habitual. Pareciera que ninguno de ellos es capaz de mantenerse a flote con el grueso de la sociedad.

Avocado al detalle de la deformación, no sólo física, de su personaje central sino también de su intrascendencia; con un manejo del encuadre que nos recuerda a las más que eficiente “Hunger”(2008) de Steve McQueen, “Halley” se va abriendo paso eficientemente ante la sobria y consistente fotografía sobre-expuesta y tajantemente desenfocada de Matías Penachino, ante la imponente atmosfera sonora de Aldo Arechar y Uriel Esquenazi, el seductor arte de Gabriela Garciandia, la observadora edición por parte del propio Hofmann y el extraordinario y escalofriante maquillaje de Adam Zoller bajo la coherente trama diseñada por el realizador y Julio Chavezmontes.

Hofmann da muestras, pues, de una portentosa mano para con su cine. Su manejo del tiempo y dirección actoral difiere de algunos otros directores que también han colocado su sello particular en ello como Reygadas o Escalante, pertenecientes ya a un mismo grupo… Con “Halley”, es claro, estamos ante una generación de realizadores que a pesar de conjuntarse bajo mismo criterios, no son un símil uno de otro. Sus particularidades lo dicen todo. Hofmann coloca su sello de manera tajante ante estos nuevos brios de un cine mexicano interpretativo, “abierto”, pero sobre todo honesto.

“Halley”, entonces, no sólo demuestra, una vez más, que el reencontrado cine de autor en México se encamina en calidad y tacto artístico, sino en la posibilidad de vivirlo, sentirlo y reaccionar ante el. Deja entrar la luz en rendijas antes desprovistas de cerrojos y llama a su experiencia. Hofmann y se equipo, pues, han armado una de las cintas a ver este año; una bella película que nos retrata y escupe a la cara que quizá la amarga soledad no está tan lejos de la siempre buscada eternidad.

Halley de Sebastián Hofmann
Calificación: 3 de 5 (Buena).