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lunes, 11 de noviembre de 2013

Gravity


REDONDO.

Gravity
Gravedad (Alfonso Cuarón, 2013)

Desde los inicios de su carrera, la mano de Alfonso Cuarón se vislumbraba sumamente personal; su visión para el cine se alejaba de los estilos y técnicas del cine nacional que le tocó vivir y experimentar en sus primeros pasos como realizador. Su apuesta fue siempre una constante entre proyecto y proyecto a menor o mayor escala  dependiendo la capacidad presupuestal de sus producciones, es decir, un balance entre el uso de las tecnologías a gran escala y la narrativa de sus historias. Queda claro, entonces, que con su evolución como director todo esto se fue detallando más claramente: el equilibrio previsto entre sus historias (meramente sencillas) y el uso de ciertos procesos bajo pretexto de éstas encontró su constante en el tiempo; el uso de este como eje cronista. El uso de este como una unidad fija y única que le da pleno sentido a la lógica de sus secuencias.

Con su anterior proyecto lanzado a las pantallas comerciales, “Children Of Men” (2006), logró algunas de sus escenas más complejas y mejor logradas en el sentido antes descrito. Estaba pues, en plenas facultades técnicas y monetarias para intentarlo… Habrá que recordar también que incluso en su aporte a “Harry Potter” (2004), el tiempo forma parte elemental de la historia, así como en su colaboración dentro de “Paris, Je T'Aime” (2006), que se conforma únicamente de un plano secuencia.

En Gravedad, el pretexto narrativo es el mismo, sólo que termina por ser sobrado y más que aportar a la historia en si –al desarrollo narrativo del drama– lo aplana; le quita dimensión, volumen, densidad. Lo torna cíclico, previsible y hasta cierto punto peligrosamente cercano a lo inverosímil; sólo faltaba que en la secuencia final hubiera tiburones para que siguiera el martirio. Con Gravedad, es cierto, nos enfrentamos a un desliz plenamente técnico (en cuanto a la tecnología se refiere y no en cuanto a la técnica de la sintaxis más formal del cine). La cinta nos pretende asombrar con sus ambientación espacial que en efecto es impactante pero que no logra el objetivo conmovedor que justifica ciertos elementos del guión… El desarrollo de la trama se mantiene más en la complejidad de los artificiosas y sumamente complejas coreografías (a las cuales se les podrá aplaudir por su elaboración) que por una sucesión de eventos lógicos y sorpresivos que sumen a los campos emotivos y de suspenso que se trabajan dentro de la cinta. Dicho en otras palabras, Gravedad es una película mejor ejecutada que narrada.

Bajo el pretexto y el capricho del campo espacial, la cinta nos presenta ciertas reglas que se van rompiendo a conveniencia durante su metraje. La música, mediana y más apegada al uso del melodrama para poder exaltar y explotar ciertos momentos “sentimentales” que no se lograron cuajar por el uso del lenguaje, compuesta por Steven Price, se une a un montaje que utiliza ciertos artilugios tecnológicos para poder crear ese espacio temporal que lejos de lo contemplativo, también se vence a discreción con –y como– mero afán que justifique el uso de las citadas coreografías. Cuentas aparte rinde la labor de Emmanuel Lubezki (fotografía), Mark Scruton (Arte) y todo el departamento de efectos especiales y visuales cuyo aporte visual es en realidad la gran mayoría de la película.

Las actuaciones de Clooney y Bullock no dejan a desear, no, pero tampoco son profundas… Las acciones a las que se deben también son relegadas por esa cámara constantemente móvil que busca primeramente una estética que una dirección actoral en forma. Gravedad, pues, es resultado también de una galante mercadotecnia en nuestro país debido, lógicamente, a que un connacional da de que hablar en una industria que claramente se ha visto inclinada por manifestar gustosamente el uso de sus nuevos “juguetes”. Las buenas críticas y reseñas lanzadas al albedrío, pues, iban de la mano de un sentimiento de apego.

Gravedad, entonces, resulta ser una entrega más de un Cuarón entregado al cine industria plenamente occidental… Y visto desde esa esquina, claro, resulta refrescante ante sus “camaradas”, sí, pero también habrá que decir que con esta, su más reciente cinta, nos encontramos con su más plana obra cinematográfica.

Gravedad de Alfonso Cuarón
Calificación: 2.5 de 5 (Regular).

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