REDONDO.
Alpeis
ALPS: Los
Suplantadores (Giorgos Lanthimos, 2011)
Queda
claro, incluso desde el primer plano de la cinta, que la puesta en cámara que
estamos a punto de vislumbrar –y a la cual el director nos tratará no de
integrar, sino de sumergir– recae lejos de la ortodoxia más formal del cine, pero
lejos del posible ruido que pudiese causar se denota como una parte relevante
de su discurso visual y narrativo; es una constante. Estamos, pues, ante un
cine plenamente autoral que raya en lo personal.
Con
“Los Suplantadores” las cosas son más sencillas de lo que pudiesen parecer a lo
largo de su complejo disfraz. Si bien su historia se centra por un lado en una
debilidad interna, es contada y tratada a su vez desde una esquina peligrosamente
coloquial; la necesidad. Es el alejamiento a ciertas convenciones como las
unidades dramáticas de los personajes centrales, así como la presentación más
“académica” de estos lo que le dan un cierto aire de sorpresa, pasmo y espesura
a la vez que tesón, fuerza y vigor a una trama que, hay que decir, cae en su
propio juego y se complica más de la cuenta: Un grupo de personas ofrece el
servicio de actuar a los recién fallecidos para con sus familias y así
solventarles de manera más calma el dolor.
Construida
en base a un ligero “des-encuadre” (los tercios forzados al máximo) y el
“des-enfoque” (las referencias y puntos relevantes diferidos) la trama se va generando
con cierto o mucho apego a la comedía de lo absurdo. Inclusive nosotros, los
espectadores, formamos parte del juego; sabemos quienes son quienes, quien
representan a quien y somos de igual manera los que dotamos de
personalidad a los carácteres de la cinta. Sobre todo para el final de la
cinta… Al fin y al cabo, son estos mismos los que han renunciado a sus propios valores
como individuos ya sea por su soledad, su posible fracaso, su temor a la
incomprensión, o bien su presente venido a menos. Somos nosotros los que los
entendemos para bien o para mal, para juzgarlos, advertirlos o bien entenderlos
y justificarlos.
Lanthimos,
quien ya había llamado la atención del mundo con “Kynodontas” (2009) reaparece en escena con cierta frescura y poder al
llevarse el galardón a mejor guión en el Festival de Venecia del año (2011) bajo
ciertas remodelaciones y constantes, entre ellas su igualmente desapego a la
cotidianeidad: su vuelta de tuerca a la visión cotidiana de los hechos más
humanos. Cómoda o incomoda para algunos, esta cinta escéptica se codifica bajo
la visión propia del espectador pues todo en ella se encuentra para que éste le
de sentido, le de forma y volumen a la no silueta que se traza dentro de su diégesis.
De una
apertura interpretativa mediana, “Los Suplantadores” nos va adentrando a lo
largo de su metraje en dos historias que terminan por ser las rectoras en la
solidificación del señuelo al cual podemos ajustarnos y obtener así un campo
emotivo fijo, bien en este caso enfermizo o temible sin dejar de lado un fino
recorte de humor. El guión, escrito por el propio director junto a Efthymis
Filippou, se conjunta a la centrada –“cabalmente” en la alienada personalidad
de nuestros guías– fotografía de Christos Voudouris y el tejido temporal del montaje
a cargo de Yorgos Mavropsaridis para dar como resultado una película con sus
particularidades.
Lejos de
ser una trama de fácil seguimiento, tiene escenas que nos horrorizan de una
manera tan sutil, que a la vez mostramos como otorgamos miedo mientras nos
compaginamos con ella… Es cierto, bajo ciertos criterios, puede ser una
película que no cale de todo en los ojos plenamente occidentales, no obstante,
es de un aire liberador para nuestros cánones. Lejos de ser de una mayúscula
compostura, se debe observar para entender que el cine griego se mantiene fiel
a la construcción del tiempo y el espacio como estirpe y sello de su cine. Sin
ser del todo redonda –dista mucho de ello– esta nueva entrega de Lanthimos nos
deja un halo de inhumanidad que seguir para descubrir nuestro "yo" más
monstruosamente habitual.
Los Suplantadores de Giorgos Lanthimos
Calificación:
2.5 de 5 (Regular).
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