REDONDO.
Unbroken
Inquebrantable (Angelina Jolie, 2014)
No es para nadie una sorpresa que el cine estadounidense tenga como objetivo primario el explotar –y sobre-explotar y re-explotar– las figuras heroicas y trascendentalmente melodramáticas que ha producido su corta historia; conquistas malsanas, prohibiciones moralistas, política vil, caídas económicas, genios adoptados, atletas venidos a menos, racismo en su máxima expresión y cuanto vencido y vencedor de cada suceso bélico en el que se ha entrometido por convicción o simple conveniencia. La significación de su nación recae en gran parte sobre este tipo de historias que venden como discurso (reacio, muy reacio) de su supuesta personalidad. El derecho lo tienen, con el dinero cuentan, sí. El poderío es suyo. Pero en ocasiones el talento más innocuo –incluso acaparando mentes de amplia calidad dentro del circulo más cercano– no pueden darle cuerpo a una historia que sigue el eje central de la invasión cultural de nuestros vecinos del norte.
Para su tercera cinta como realizadora, segunda ficción, Angelina Jolie se embarca en una aventura que a grandes rasgos es narrativamente simple: los trágicos años de uno de estos productos emotivo-humanos así como de uno que otro recuerdo de sus años mozos que si bien se nota que el guión les exigía más peso simbólico, en el producto final resultan más un exceso de metraje. Y es que lejos de integrarnos en la pesadilla de Louis Zamperini, persona en la que se basa la trama, parecemos ajenos testigos de una vida que más parece únicamente haber tenido la peor de la suertes. La sucesión de eventos no encarna la pelea interna de nuestro personaje para que al final nos desnudemos con él en esa rigurosa y obligada escena en la que logra vencerse y vencer a su enemigos encontrando el mero sentido del titulo, sino que simplemente se dan paso de una manera tal que al final hay que poner en texto las cosas que debimos haber sacado de todo lo visto.
“Unbroken”, pues, resulta ser una cinta sin el volumen emotivo necesario. No rebasa la frontera, asunto plenamente más común en estos casos (mucho tuvieron que ver aquí los 4 guionistas de la cinta) sino que se queda flaca. La dirección actoral es por demás gris, alejada del trabajo preciso a dotar a cada uno de los personajes. La intensidad se mantiene plana, el ritmo es uniforme; las secuencias de superación no giran en ningún sentido. Más pone el espectador que la puesta en escena en si. Es más, durante la gran mayoría del metraje, la directora se concentra de tal manera en los dos melodramáticos personajes del espectro genérico (el bueno y el malo) de tal forma –empecinada diría yo– que su trabajo resulta en la simpleza de que nos caiga cada vez más mal el antagonista por sus “injustisimas" acciones que ponernos del lado del protagonista por soportar las adversidades, sortear las tentaciones y mantenerse con las esperanzas de vivir y regresar a su familia. La cual, valga aquí la redundancia de la propia cinta, también desaparece de la trama y reaparece a conveniencia de la duración.
Si bien en papel el entramado parecía algo interesante: Guión de William Nicholson (Gladiator), Richard LaGravanese (The Bridges of Madison County) y los Hermanos Coen (No Country For Old Men); de los cuales no se encuentra nada o casi nada dentro de la cinta (quizá algunos chistes que acabaron de muy mal manera), una Fotografía de Roger Deakins; de la cual hay que decir que es técnicamente impecable (como siempre) pero nada más –no se le saca mucho provecho (capaz y por eso ahora sí le dan el Oscar), y una Partitura de Alexandre Desplat la cual pasa igualmente a bien desaparecida la mayor parte del tiempo. Todo queda ahí, sí, en la idea, en la amalgama soñada que se vino abajo por un mando aún no capacitado para una obra de tal magnitud; presupuestal, artística, organizacional y, sobre todo, emocional.
Inquebrantable, no me queda duda alguna, habrá sido la capacidad y fe (de la cual ningún tratado más que el mensaje cuasi de advertencia al final) del propio Louis Zamperini, que vivió de manera trágica los sucesos de una guerra que dejo cicatrices en millones más. Pero en lo que respecta a la cinta, es y resulta más que claro que todo lo opuesto se le puede achacar. Es una cinta que no sorprende ni intenta; es un entramado más en ese discurso empecinado donde los estadounidenses se hacen sentir todopoderosos pero que cinematográficamente resulta mayormente descorazonado.
Inquebrantable de Angelina Jolie
2.5 de 5 (Regular).
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