El destino nos ha aido alcanzando, remozando y deformando. Las consecuencias de nuestros actos ya son un hecho palpable en el horizonte. Varias de ellas se nos fueron advirtiendo con el tiempo y por diversos medios, ocasionalmente como divertimento. El Cine, claro, fue uno de ello; uno de esos gritos a los que hicimos oídos sordos. Aquí, como siempre, un par de ejemplo de todo ello.
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