Muy en boga por estos días, sí, pero una técnica que se ha usado desde hace décadas. Nos referimos al uso de un montaje interno dentro de la conjugación del espacio/tiempo que es, y representa, el Cine. El hacer uso de una plano que se va modificando durante su metraje sin corte alguno es por un lado un reto, pero al mismo tiempo es un alzamiento de mano un tanto presuntuoso. Sea como sea, cuando sale bien es siempre llamativo y digno de análisis y revisitaciones continuas para comprender a bien su construcción. Y claro, teniendo a la mano este recurso siempre se ha ido buscando la forma de poder hacer una película sin corte alguno; hoy se tiene le tecnología y hay diversas tramas lo han logrado, algunas de forma natural, otros con ciertos trucos. Hoy quisimos hablar de ello y de dos películas donde esta técnica es parte primordial de su construcción.
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