Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 20 de julio de 2009

Las Cosas que he de Ser

VÍA LIBRE.

Desde hace ya un par de semanas, mientras el verano se acercaba y las actividades cesaban un poco, ingrese a un curso de relato corto; para ejercitar esa vena que nunca debe dejar de emplearse, y de paso para conocer a más gente encantada por la fascinación del leer y escribir. He aquí, pues, un pequeño ejercicio que realizamos para conocernos entre los miembros del grupo. Un pequeño ensamble de cosas que nos gustan y disgustan. Este es el mío.

LAS COSAS QUE HE DE SER.

A. Güiris V.

Aún no sé del todo como sucedió pero ahora ya está hecho y en síntomas de recuperación, así que puedo decirlo - uno debe, o debería más bien, decir las cosas cuando ya han sucedido y no cuando están a punto de - porque ya no recuerdo bien como es que se dio: mi capacidad visual fue perdiendo su fuerza, o vitalidad, o que sé yo, el caso es que me gusta, no deparo en ello con ahínco de terror y antipatía: siempre quise tenerlos y ahora, ya pasados los años, puedo recordarlo; de niño siempre quise utilizar anteojos, quizás porque siempre me han gustado (los artefactos), o más bien porque me han llamado la atención las personas que los llevan, sobre todo porque son ellas las que me han alentado a ser “yo”, cualquiera que sea el significado de eso (muy a pesar de lo que se pueda o decir o suponer, que siempre es errar y viceversa). Me agrada utilizar gafas, sí, alguna vez incluso llevé algunas de pasta gruesa porque me gusta como se le veían a Elvis Costello en sus primeros discos, hay un par de canciones que me gustan más de lo suficiente, aunque no me agrada del todo que se haya casado con Diana Krall, sobre todo porque hace de una mujer bella e interesante algo ya ajeno a la propiedad del sueño colectivo, no así del anhelo, que no me interesa en lo más mínimo, incluso de mis sueños, pero no soy muy soñador; no me gustan las fantasías que me hacen vencedor sino los retos, me gustan las pruebas que me imponen los limites a los que me ha llevado el transcurrir de los días. Me gustan los atardeceres, sentado en algún rincón de un un parque, o plaza, seguido construyo conversaciones largas (más largas de lo apetecible) sobre y “de” personas que tienden sus vidas para desnudar el pasado que pesa; me gusta escribir y relatar, me gusta imaginar, que no es lo mismo que soñar, no para mí; no me gustan por ende los sinónimos, cada palabra tiene su poder y sus significado, no me gustan los parecidos, me gusta en todo caso deshacerlos con impropios ficticios; suelo convivir con personajes que me invento y recapitulo; algunos de ellos no me gustan pero sí el definirlos ¿por qué no? Me gusta subirme al servicio público, encontrar un par de víctimas, no más de 4 individuos - entre más coloridos y folclóricos mejor - e inventarles una historia; responderme de dónde vienen (¿qué génesis los ha colocado aquí?), a dónde van (¿cuál es su dirección?), que misterio los aqueja (¿qué oscuridad se oculta bajo ese manto de humanidad?), que tragedia les está por suceder (¿como terminarán?), ¿cómo se les ha de echar a perder la vida por alguna peripecia trágica?, un drama griego o casi griego, pero del cual uno puede salir riendo, o por lo menos no aquejado - como una comedia igualmente griega - si no es a uno, claro, al que le atañe el pesar: esto es en si una regla de oro en los guiones del cine norteamericano, no así el del cine de Europa del este, que es más intimista; de tesis le llaman algunos - no obstante, como buen latinoamericano que soy, y no me quejo de ello; no me apetece hacerlo ni la gente que lo hace; siempre he de terminar buscando en los recovecos de mis personajes que siempre optan bajo mi obligación de autoria, a dedicarse a labores que enriquecen los bajos mundos y empobrecen la bella ilusión de un mundo más sofisticado: me gusta inventar, crear de lo ya creado, no genero sólo construyo. Me gusta el humor negro y un tanto desenfrenado, me gusta contar y no mucho ser contado (pero esto es algo que a muchos no gusta, está claro, es en parte lógico y obvio), soy introvertido en suma; me gusta ser mexicano, lo soy, claro, y mí país: y sus colores, y sus fantasmas y demonios, y sus risas, sus burlas a la muerte (siempre colorida o de colores, que no es lo mismo pero suena igual), y me gusta la muerte, y el pasado, y la soledad; me gusta estar solo y escuchar jazz, soy un melómano consumado y redimido pero me inclino siempre por este genero negro norteamericano en mis ratos de vaguedad. Me gusta el bop y más el bebop, también el swing y el sonido “Chicago”, me gustan las baladas de Chet Baker, y saber que fue un adicto y murió porque su cuerpo ya no pudo más con las inyecciones, me gusta la técnica de Joe Pass a la guitarra, y también saber que murió, al igual que Baker, porque sus entrañas habían ya sido rebosadas del etílico veneno de los fines de semana. No es que yo sea como ellos, es sólo que me gusta saber que aún los “perdidos” encuentran el sentido de la belleza para el mundo y así se hacen un lugar en la historia, me gusta saber que los perdidos aún encuentran. Casi nunca escucho el “fusion” de mediados de los 80s, no le encuentro mucho sentido al sonido de los bajos electrónicos de aquellos años, me gusta la guitarra y el piano, me gustan los metales y sobre todo la trompeta, más que el saxofón - Gillespie, Farmer y Terry antes que Miles - soy vernáculo y amante del sonido puro de los instrumentos hechos a mano y con sonido a manufactura rudimentaria. También las voces de las negras damiselas que avivan la noche como Sarah Vaughan me agradan; me gustaría algún día encontrar a una mujer con ese afín, con ese sentido musical, como Elvis Costello ya lo ha hecho, y del cual también me gusta su música, ya lo he dicho, porque me gusta el rock de décadas pasadas - por mis hermanas: por herencia - no me gustan las nuevas tendencias de las culturas populares y masivas, no me gustan esos términos: lo popular y lo masivo, todo lo es. Me gustan los pequeños placeres de la vida, o lo que yo llamó los pequeños placeres de la vida; comer una buena pasta y tomar un buen vino, pero eso ya casi le gusta a todo el mundo y no me puede adjetivar más que en en lo popular y lo masivo, ¿pero qué no lo es? Me agrada escuchar la música que me gusta, básico, y hacerme el occiso cuando no resuena la que me agrada, no me gusta discutir ni criticar lo que no es de mi entero agrado con gente sin criterio en la que siempre imperan los axiomas, porque a lo mejor nunca han estado siquiera cerca del amor a la composición vertical que es la música: no me gusta andar robando corazones, ni ser infiel - ni pensar en serlo - ni que me lo roben, ni que me digan que el amor está a la vuelta de la esquina, me gusta amar lo que amo; porque lo amo, porque sé lo que no siento con tal pasión, lo que no me gusta: porque lo he comprobado: cómo decirlo, no lo sé, lo dubitativo es siempre negación, quizás me gustan más las películas en blanco y negro porque conozco ya las de color; ¿así estaría más claro? Me gustan las cosas dejadas al aire que con un poco de razón caen en la verdad. Amo el cine y los libros, no veo la tele, no me gusta, no me llama la atención, tampoco me gustan los videojuegos ni todos esos pasatiempos que considero inútiles y que siempre se parecen, más cada día, pues han pervertido a mis mejores amigos cuando mas creía que en realidad terminarían siendo gente de bien, o así he oído mencionar a los viejos, y sobre todo porque van dejando ciego, paso a paso y poco a poco, o por lo menos porque hacen que la visión de los sujetos activos a estos, como mis amigos, vayan - irónicamente - observando como decrece, como a mí me sucedió pero no por las mismas razones (me gusta vivir, que conlleva en sí lo que agrada y lo que no, ¿pero quién osa negarlo?), pero de eso ya hace tiempo, sólo que no recuerdo como, tan sólo que paso y ya es un hecho. Soy parecido a todos, igual que como soy de particular, me gusta más así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que te faltó decir es que eres un gran hombre...
Me permito en este espacio confesar...
En mi día a día estás en mi pensamiento.