Biografías del
Rockero Desconocido VII.
VII.- Orlando Esteves Mancera (1950 - 2005)
De los primeros años del excéntrico Orlando Esteves se sabe my poco, acaso hasta la aparición de su primer disco de solista: “No hay dolor que alma llegue, que a los tres días no se acabe” (un homenaje claramente dirigido a la más afamada obra de Mariano Azuela) es que se comienza a buscar su historia pretérita, la cual ha resultado realmente en un escaso conglomerado de interpretaciones y reinterpretaciones de sus primeras obras, así como de sus influencias; las cuales, muy a pesar de su personalidad introspectiva (pocas fueron las ocasiones que dio entrevistas o ruedas de prensa) han podido salir a la luz en presentes años.
De su vida, pues, se dicen muchas cosas. Las investigaciones más formales indican que nació en el bajío mexicano, que fue el séptimo de una extensa familia de 11 hermanos y que fue abandonado a los 13. Que durante gran parte de su vida fue marino; ahí, según relatan un par de supuestos excompañeros suyos que han hablado en los últimos meses, aprendió los azares de la vida. “Al principio era un tipo con menos animo que todos, se le veía el temor en la mirada; era una persona triste, desolada. Pocas veces hablaba con alguien… Los únicos momentos que compartía con nosotros –en sus primeros años– eran cuando interpretaba algunas canciones con su guitarra. Casi todas eran de su autoría, o eso nos decía él…” relata uno de esos excompañeros. No obstante de ser ésta la versión más aceptada por sus antiguos representantes, amigos y familiares, se conocen algunas otras que testifican que fue adoptado por un músico ambulante el cual le enseñó todo cuanto sabía; tanto la música como la vida misma. Algunos comentan que antes de sus 26 años había ya pisado todas las capitales del país. Existe también la versión de que fue jinete y otros tantos revelan que lo conocieron en múltiples oficios que van desde la construcción hasta la servidumbre.
Lo que en verdad conocemos de Orlando Esteves Mancera es su escasa carrera musical, que aún permea a las generaciones actuales de la música nacional. Su característico estilo de folclor, humor y psicodélia que aún muchos encuentran adelantado a su tiempo –inclusive para estos años presentes. De su legado quedan entonces sus obras conceptuales, sus historias corales que trazaban arcos vistosos sobre el devenir del campo mexicano (“No hay dolor que alma llegue, que a los tres días no se acabe”, 1983), la ecología (“Azul & Verde”, 1984), la urbanización y sus consecuencias sociales (“Cada vez que te veo, se apaga la luz de mis ojos internos”, 1986) y esa hermosa entrega sobre la soledad y el dolor de la madurez; mediante la historia de un hombre solitario que se pierde en el mar y que visita siete islas (“Déjenme si me estoy ahogando”, 1989).
Mucho se ha debatido sobre sus principales influencias. En recientes años se ha llegado a una conclusión bastante aceptada de que algunas de las bandas que más pudieron llegar a describirle su futuro camino fueron “Love”, “Eric Andersen”, “Brewer & Shipley”, “Crazy Horse”, así como los filmes (sus líricas eran muy cinematográficas) de “John Ford”, “Fred Zinnemann”, “Alfred Hitchcock” & “Harold Loyd”.
Sus letras han inspirado a muchos escritores urbanos de la capital del país, así como la lírica de varias generaciones de rockeros posteriores a su música entre los que destaca la de “Saúl Hernández”. Su estilo es recordado, pues, por muchos críticos e historiadores como “el excéntrico jugo de 100 años de pobreza e injusticia, sazonado con la complicidad de la sonrisa”. En la actualidad se ha lanzado, nuevamente, y remasterizada, toda su discografía para el deleite de las nuevas generaciones. Un intento furtivo y necesario para que no se olvide y borre su legado. Orlando Esteves murió a las 54 años en un accidente automovilístico.
Artistas Favoritos (Supuestamente): “Love” & “Simon & Garfunkel”
Canciones Favoritas (Supuestamente): “Atlantis” & “Signed D.C.”
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