REDONDO.
The
Master
The
Master: Todo Hombre Necesita Un Guía (Paul Thomas Anderson, 2012)
Al
referirnos a Paul Thomas Anderson debemos hacerlo como uno de los mejores
directores de su generación, quizá incluso el mejor de ésta. A lo largo de su
breve pero concisa obra ha dado muestras de ser un realizador estudioso,
detallista, sabio, dedicado y sobre todo, sin disimulos moralinos que pudiesen
debilitar su visión o sus historias. Es un director abierto a los recovecos más
oscuros y turbios del humano, gustoso de explotarlos con una cruda elegancia
fílmica y estética que le han marcado un particular estilo al cual bien
podríamos resumirlo como brutalmente bello, o bestialmente preciosista.
El
caso con “The Master”, apenas su sexto largometraje en 16 años, no se separa
mucho del estilo temático de sus anteriores obras –incluso gran parte de su
plástica se mantiene firme– más sin embargo, debemos decir que estamos ante una
obra que le gana (holgadamente en ciertas secuencias) al propio director. Una
cinta en la que el control narrativo existe, sí, pero se dispersa debido en
gran parte a la recargada apertura rítmica y explicativa al inicio de cada uno
de sus capítulos, los cuales, es cierto, se asemejan –o confunden– a nuevos conflictos
que, lógicamente (propios a su naturaleza), no se resuelven. La demanda
acertada de un ritmo lento encapricha el tiempo y el entramado se hace largo,
muy largo. Más de lo debido. Incluso esto mismo cede al propio director la
opción del gusto propio (del ensimismamiento), lo cual acarrea un ligero
alejamiento para con el trabajo de estudio que concierne el campo emotivo –inquietante
en este caso– del espectador.
A
través una historia con cierto grado de complejidad tópica, pero bajo el
constante cobijo del eje más cómodo y más tratado por el propio Anderson; la
relación combativa entre patriarca y descendiente, la cinta se va suscitando en
vaivenes radicales. Por una parte secuencias que no terminan por mostrarse
completamente dentro del cuadro diegético de la película, como extraordinarios encadenamientos
que dan muestra del intenso talento y agudo enfoque del director. No resulta,
en todo caso, un collage de estilos, ese se mantiene firme, pero sí termina por
volverse de un ambiente arrítmico.
“The
Master”, pues, nace como una apuesta extraordinaria, con suma valía y cuidadosa
elegancia. Con un sutil y refinadísimo sentido del humor y de la critica que
intenta embaucar a la propia industria del cine; con la murmuración impresa en
ella… Se desarrolla entorno a la magnifica e incomoda (intencionadamente)
actuación de Joaquin Phoenix, se vislumbra con retazos estéticos portentosos
gracias a la mano de su realizador como un escritor visual en este caso, pero
lamentablemente no crece hasta los niveles requeridos por un guión mediano por parte
del propio Paul Thomas Anderson.
Con
una pasmosa fotografía a cargo de Mihai Malaimare Jr., un montaje libre de
Leslie Jones y Peter McNulty que en ocasiones suma y en otras tantas ayuda a
esta dispersión inscrita en el filme, Paul Thomas Anderson nos entrega lo que
tal vez sea su obra más pretenciosa y a su vez, la menor de todas ellas. Una
cinta que se auxilia de manera notoria en la esforzada partitura de Jonny
Greenwood para tornar la cinta en algo gustosamente estridente.
“The
Master” queda allí, pues, como una cinta que pudo acarrear los mejores momentos
de un extraordinario director. No obstante, sigue manteniendo su forma, su
estirpe y su eficacia como uno de los realizadores con mayor cine en las manos
y la mente. Pero bueno, seamos francos, quizá sea cierto eso de que no siempre
nos levantamos con el pié derecho.
The
Master: Todo Hombre Necesita Un Guía de P. T. Anderson
Calificación:
3 de 5 (De regular a buena).
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