Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

domingo, 10 de agosto de 2014

Músicos En Ruta.


Músicos En Ruta.

Hice “Músicos En Ruta” porque el querer ser escuchado es también aspirar a dejarse atender. Sobre todo permitir ese bello hecho: escuchar; acceder y percibir diferentes voces que conforman un discurso en el cual uno puede apuntalarse, centrarse (aplicarse) o bien contrariarse cuyo objetivo final, me queda claro, es aprender y aprehender al mismo tiempo. Dejarse compartir y cooperar, pues, para que los silencios muten en ecos dentro de una textura cavernosa en la que hemos habitado tantos ciclos (y vistos tantas veces) que casi nos tornamos invisibles. Hice “Músicos En Ruta” porque se dio el tiempo y las formas. Porque me di la oportunidad de hacerlo y al final, visto ya el inicio desde la curva final, valió bastante la pena.

El camino tuvo sus altibajos, sus dudas iniciales y sus temores a tan sólo rellenar espacios que se quedasen sin mayores aspavientos que los personales; asunto que hubiera roto con mis propios principios autorales. Si debía de hacerse, debía de ser bajo factores llanamente simples; las florituras debían prevalecer del color de cada uno de las personajes. Y así, bajo los preceptos que siempre he utilizado en diversos caminos fue como me enfrasqué junto a varios colegas que estimo en demasía a formar una pequeña empresa, pongámoslo así, para la aventura. El camino era incierto pero al final de cuentas musical, que era lo que en realidad me había movido originalmente.

La historia comenzó tan trivial como todo proyecto al que me avoco debe ser; casi una obligación moral que mi propio camino ha ido trazando. Sentado en una mesa de la sección de fumar de un Vips me ofrecieron hacer una sección para el Distopía Colectivo, fundado en esos mismos días por unos amigos –yo incluido. Las secciones debían centrarse en el arte y la ciudad; amalgamar los conceptos. Y si bien el Cine es mi profesión y una de mis más grandes pasiones, la Música no se queda atrás: es para mi vital, necesaria y  trascendental –lo será hasta ese día en que me funda en ella como una nota dentro del pentagrama universal. Digamos que no soy de los que la colocan para un simple fondo de cabalidad social o vil entretenimiento,¡no!, la devoro sentado y con todos mis sentidos abiertos en ella… Si bien del Cine “vivo” o pretendo hacerlo, sentí un pequeño refrescar en la oportunidad de hacer algo un tanto diferente pero sin alejarme de mi instrucción académica principal; además de que la sección de Cine ya estaba otorgada para bien.

Estando la sección musical libre, la tomé sin preámbulos ni mayores cortesías que el ángulo local que se solicitaba en la mesa. “Conozco a algunos de los músicos de la ciudad”, me dije, “estos habrán de contactarme con otros y estos mismos ser el eslabón para compartir las cápsulas”. Mi lógica inicial era una apuesta que con el paso de los meses sería la mayor arma y carisma para obtener una respuesta mucho mayor a la esperada.

La entrevista fue lo primero que se me vino a la mente; quizá yo sentado frente al músico en un gran cuarto blanco como en uno de esos performance tan en boga en galerías de Nueva York y Londres… Pero eso en realidad a cualquiera con un poquito de cerebro y sensibilidad le iba a dar, en demasía, una terrible hueva. Además, no confiaría en nadie que viera los resultados sin bostezar y después me dijera que le gustó con un abrazo en la espada (lo que en realidad debía de ser una estocada)... Perdería muchos amigos sin duda, muchos, y ese no era el caso ni la intención. Obviando esto, recordé un programa de entrevistas a políticos y artistas de diversos estilos que viajaban en un sillón colocado en una especie de camión mientras andaban por la Ciudad de México. Y como a mi siempre me ha encantado entablar charlas folclóricas con los taxistas de la ciudad, logré los conceptos base para mi sección: jamás, lo digo con total honestidad, se pretendieron estos como un asunto de originalidad –cosa que al principio costó demostrar– sino como un factor más de color al hecho de entrevistar. Digamos que sólo era mi afición a platicar mientras viajo por las calles de la ciudad acompañado de un desconocido.

El camino se dio inicio, pues, con las trabas y repercusiones iniciales cuasi obligatorias. No obstante, sin pensarse o planificarse de esa manera las cosas comenzaron a salir adelante; demasiado aprisa diría yo. Así que a mal nos dimos un receso innecesario que nos costó un poco desactivar al principio que de buena gana la disciplina y la pasión relegó. Salimos avantes, sí, y agradecidos concluyendo las diez entregas pactadas originalmente. Fue un camino largo, casi un calendario entero rebasado el que nos hizo ver, con una sonrisa en la cara y la nostalgia pactada en los brios, como todo terminaba con un gordo anecdotario bajo el brazo: enseñanzas, aprendizajes a todos niveles y mucha, mucha, música alrededor. ¡Que mejor recompensa!

De las cápsulas ni hablar, ahí están para que cualquiera pueda darles un pequeño click y vivirlas (y revivirlas) tal cual el mundo moderno dicta. Siempre lo he dicho ¿qué explicar que no esté explicado ya dentro de la obra en si? Queda en todo caso agradecer a quienes hicieron posible todo esto. El equipo que me acompaño e hizo esto posible: Said Escudero, José Huerta, Alfredo Marín, Daniel Viveros. A quienes estuvieron detrás con un apoyo incondicional: Vianey Silva y el resto del Colectivo del cual ya no formo parte activa por razones laborales: Pablo Sinhué, Hansel Toscano, Gabriel Sosa, Roberto Juanz y todos aquellos que nos contactaron con los músicos que queríamos retratar: Iyari Martínez, Nadia Armas, Eliseo Hernández y Ovidio Hernández. Que decir de nuestros diez pasajeros a los cuales nos debemos para que esto haya sido una realidad: Ismalo Díaz, Ovidio Hernández, Camil Meseguer, Daniel Cruz, Tor Rivera, Luis Vega, Rolando Alarcón, Eliseo Hernández, Octavio Viveros & Norberto Cuevas.

De todos ellos aprendí y reaprendí conceptos como Disciplina, Coraje, Valor y Necesidad, también esa Falta y Vacío de Foros, Recursos y Oportunidad en la ciudad. Asimismo viví Pasión, mucha Pasión en sus voces, un entusiasmo de aquellos que se encarna y nos hace mirar al horizonte con una sonrisa malévola en la comisura de los labios para siempre. Hice “Músicos En Ruta”, pues, porque me di la oportunidad. La oportunidad de escuchar, de otorgar su legado a quienes han abierto puertas, caminos y cerrado ciclos… Renacidos a la luz o las sombras como pilares de un movimiento musical al cual no se le ha hecho total justicia.

Desde nuestra esquina estamos claros, no hemos hecho música ni lo hemos intentado bajo estos argumentos audiovisuales, no. Acaso, si soy sincero, mis colegas y yo decidimos ser tan sólo un acento en las notas de estos grandes sujetos que a muchos han hecho vibrar. Darles una voz a aquellos que decidieron ya desde origen ser una voz y representarlos como lo que decidieron ser. Y así, tan simple como suena, se los dimos a ver para que fuéramos todos escuchados.


A. Güiris V.
Agosto 2014

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