Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 12 de mayo de 2008

Como dice la Canción

EL BOLSILLO IZQUIERDO

Mayo siempre ha sido un mes que no deja de estar ensombrecido, repleto de festejos inútiles que tan sólo brotar una bella sonrisa al indolente y perezoso. Me es de pena total el haber nacido en un mes que símbolo de descuido laboral y estudiantil, pero que puedo hacer. Me dedico a lo mío y en lo mío, bien esto puede ser una prueba.

COMO DICE LA CANCIÓN.

Para este día ya me he atiborrado de festejos abruptamente obligados, me he empalagado de sin sabores que dentro de muy sutil hartazgo (que rebasa sigilosamente el más básico de los niveles de una amargura espontáneamente irónica y divertida), sí los he degustado con un fuerte aroma agridulce.
He sobrepasado los somnolientos – faltos de interés y desprovistos de carácter – desfiles del primero y cinco de mayo; dos celebraciones sin trasfondo jovial si lo vemos detenidamente. En el primero remembramos una matanza que hoy da pie a una serie de vulgares manifestaciones de incultura por parte de ese demonio interno que tanto ha dañado a la nación, el sindicalismo mexicano. Los muertos pueden darse por bien servidos al observar los detalles de sus logros. En el segundo, los alumnos de las escuelas de gobierno de educación media y superior básica pasan revista ante nuestros gobernantes por una victoria menor de una guerra perdida; ¿o acaso ya nadie recuerda que los invasores lograron su objetivo? “Ganaste una batalla pero no la guerra.” Creo que ni siquiera sirvió de nada toda esa educación maltrecha de las caricaturas.
Fuera de esa vieja y malgastada costumbre de estos hechos, pude también sobrevivir al dichoso puente que se conformo (como bien redacté la semana pasada), así como logre mantenerme en pie ante todo el malgastado piso de anécdotas absurdas que trajo consigo. No así, también ya he sobrellevado el hecho de cargar con un año más en la espalda, que en lo personal no es nada que sea lo suficientemente dichoso como para observar el pasado. Resistí ante todos los intentos de felicitación (incluso desde un día antes; cuando intentaba relajarme antes de lo que sabía, habría de pasar un día después para con los seres “queridos”), perdure ante los risibles cánticos desafinados que todos intentaron realizar para entusiasmar un poco más el momento de por si tenso. Al final sólo se han perdido preciosos segundos que bien pudieron ser el inicio de una gran anécdota y no una que se haya de repetir en el siguiente ciclo exacto. Sobreviví, pues, al festejo anual que ha de perturbarme más cuando se acerca que cuando pasa (pues cuando se ha ido, me siguió sintiendo el mismo). ¿Cuándo deje de ser aquel que creía que todo algún día pasaría?
Sobrelleve de buena manera y gana los también exagerados sobresaltos para la madre, no es que no crea que se merezcan un día, su labor bien como dice el cliché se merecería todo un año, pero tampoco creo que sean una figura tal que alcance los dotes de una vida perfecta; incluso el dios de los cristianos (mayoría en este país) sufrió para el perdón y salvación de todos. Perduré ante un festejo más que olvida su pretexto inicial para con el paso del tiempo, cuando los poemas dejan de ser punto de partida para el recuerdo que lagrimea ante los más nostálgicos y las miras para con el mañana (exacto), sea más que el de una cordial normalidad que hace que se olviden todos los detalles mercantiles y sensibleros de las semanas pasadas.
Para el día de hoy, he logrado vencer el advenimiento de la pereza que aún falta por recorrer en este mes de insuficiencia (en casi todo aspecto). Mayo, bendito para aquellos que les hechizan los momentos de relajación y copeo, de tregua y respiro. He levantado mí copa (suelo pensar que siempre es la misma) para brindar por esto y aquello (como bien dice ese corriente dicho de borrachos) aunque por nada en especial. He oxidado mí bebida mientras me consumo lentamente ante la tradición, posiblemente la muerte en efecto viva en una gruta como bien presenta aquella bella película, quizás descanse de igual manera que nosotros los vivos. Tan sólo observa como se hace más breve nuestra vela con este aire previo de verano.
Sobreviví, claro, como muchos de nosotros. ¡Que mejor que la risa ante el saber que esto todavía le quedan dos que tres golpes!, en fin. Así lo hemos querido, desde siempre.

1 comentario:

goro dijo...

Y si desempolva esto y escribe algo mi estimado amigo?