Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 30 de marzo de 2009

Los Vigilantes

REDONDO.

Los Vigilantes
Watchmen (Zack Snyder, 2009).

Sin lugar a duda la cultura del cómic estadounidense revolucionó - notoria y potentemente - durante los años 80s, las obras cambiaron gráfica y líricamente. Sus componentes dejaron de ser los de aquella vieja guardia pro-nacionalista que hacían un uso nada ambiguo de los temores infundidos por un gobierno ante una sociedad sumida en la guerra fría, sus tópicos se manifestaron en lo que una expresión artística siempre osa permitirse; la critica social y humana. Hay que detallar que para aquellos años, también hundidos en una crisis de valores, depresiones políticas y recesiones económicas, una serie de personajes se volcaron a esta nueva modalidad, haciendo de la simple publicación semanal de aventuras, historias con un desarrollo de mayores pretensiones y nudos/estructuras con notoriedad más desarrolladas. En un punto, como lo hay en toda generación, los talentos y discursos más interesantes se cruzan, he aquí el siempre nudo de un movimiento (aunque este no exista como tal), no es en si una época de oro, sino la génesis del legado de dicho grito de revolución. Para el cómic, por lo que se escucha decir, pues indico honestamente que no es mi campo con mayor experticia, la novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons fue - y al parecer aún lo es - el pico ha alcanzar para las consecuentes obras. Ahora bien; ¿qué tanto es valido que un discurso que roza ciertas semejanzas siempre presentes en las generaciones, cómo he dicho antes, se presenté ahora ante una nostalgia de temores nucleares y batallas políticas entre soviéticos y estadounidenses cuando las nuevas amenazas ya nos han rebasado?, ¿artilugio explícito de Hollywood? Claro, es sentido común, ¿dónde quedan los autores en todo caso?, porque las obras tienen autores, ¿sobre las sombras de una simple compra/venta de derechos de autor?, ¿no hay quien defienda sus ornamentos legados? En todo caso, para mí, esto no recaería más allá de esa silueta de egolatría que se remarca fuertemente en ese mundo de la anteriormente mal nombrada historieta y ahora novela gráfica, cómic, y que se ha hecho cada vez más presente en los últimos años con la explotación de sus personajes en la pantalla grande. Y es que no hay nada más sencillo que percatarse del asunto: criticar lo incriticable hace 20 años, 20 años después, es seguir negándose a criticar lo incriticable.
Ahora bien, ante esa explotación citada de caracteres e historias, no había más que esperar para que un día llegara al cine la novela gráfica presente, Watchmen, un parte-aguas, al parecer, en este mundo de héroes, heroínas y villanos, sobre todo villanos. El director nombrado para esta tarea fue el señor Zack Snyder, al cual aún no le concedo confianza y sigo sin hacerlo pasar de un realizador bastante mediano que en ocasiones, sí, ha estado cerca de explotar un talento cinematográfico, pero siempre lo derriba su propia naturaleza de escoger las artimañas técnicas a las dramáticas. No podremos comparar, nunca, el trabajo de dirección actoral de Nolan con cualquiera de las anteriores cintas de Snyder o cualquier otro director que ahora se incrementado sus bolsillos al llevar acabo una franquicia más de súper héroes.
Hablando de la versión cinematográfica de Watchmen, podemos decir que contiene el clásico error de muchas tantas otras obras llevadas al cine y que se originan de un material ajeno, como mencionara oficialmente la industria. La alta fidelidad a la obra original en este caso, como en tantos otros, origina que a esta obra, cinematográficamente, le sobren bastantes minutos. Se deambula en un ritmo peligroso, que si bien pasa inadvertido para el público en general por su uso estratégico de la llamada estética “pos-moderna” de un cine que ya no se encuentra dentro del cine mismo, sino dentro de la asimilación y copia del uso audiovisual de la publicidad y la televisión, pero que se estanca narrativamente en diversos momentos de su metraje, algo que no está de por más decir, por obvio, pero que es un error grave dentro de una expresión que se dedica a narrar principalmente, o bien que debería a ello. De acuerdo estoy que en el mundo del cómic los paradojas temporales y de ubicación estén a servicio de ciertos elementos de lucidez interna, y que en parte formen la armadura estilística del género, y que sus más fervientes fanáticos disfruten de las frases cuasi surrealistas que se van conformando obligadamente por acciones que aparecen casi como desaparecen, pero en el cine eso no es del todo una estrategia de mucha sapiencia. Hay que hacer notar que el dialogo en el séptimo arte es considerado un traje a la medida del personaje, es por ello, en parte, que los guionistas han logrado tal nivel de reconocimiento. Ya lo he comentado en otra ocasión, pero es cierto, la adaptación no se debe enfocar en la fidelidad y devoción a la obra citada, sino a la honestidad y compromiso para llevar a cabo su esencia a otra forma de expresión (y cuidado que para algunos estos conceptos pueden ser sinónimos), en otras palabras; puede que no sea vea todo tal cual aparecía en el material original, pero eso no se busca, sino que el espectador salga en la cabeza con lo mismo que cuando termino su lectura de la obra original. Esta película, como otras tantas que tratan de evocarse a ser películas de culto, esta tal vez lo logre, se manifiestan por seguir más con un juego de la estética y no con los subtextos que en el año del lanzamiento original se buscaron. En este caso, una critica lo bastante irónica y en ocasiones divertida, del mundo mismo del cómic y un gobierno que hasta el día de hoy sigue siendo uno de los más impopulares. A lo que me repito, ¿qué tanto vale la pena ahora escuchar lo que se debió hacer en sus tiempos?, ¿ya que valor tiene una obra añeja que ya logró el valor que se merece, el histórico que tiene?, no lo lograra de nueva cuenta, eso es algo que no se debe estudiar del todo.
Watchmen se sucede en casi tres horas de duración, no largas estas del todo, lo digo honestamente, pero siendo efectivos, es mucho más larga de lo que debía, sus personajes no están creados a partir de una elaborada dirección actoral, eso no se le puede pedir a un director como Snyder, y en cambio sí están construidos a base de una parafernalia de ostentosa mercadotecnia y efectos visuales que en realidad, no me sorprendieron tanto. Lleva al espectador por las uñas a través de su historia, no le suelta jamás, eso sí, algo que debemos adornar en esta cinta, pues mantiene el interés a pesar de los cambios anímicos y rítmicos bastante irregulares, esto debido, todo, a la magistral secuencia de créditos iniciales, que debe decirse, es una de las mejores que se han visto en mucho tiempo en este cine-industria. Nótese la maravillosa manera de situarnos dentro de la compleja historia de los anti-héroes y el universo paralelo en que se centrará la historia. Pensarse que con ese nivel de análisis y capacidad de síntesis se podía llevar a cabo el resto de la cinta no es difícil de imaginar. Claro, esto haría que los fanáticos saltarán de su silla porque les habrían robado el “cachito” de magia en el que suelen esconderse del mundo habitual, y lógicamente, por añadidura, haría que muchos más espectadores se sintieran preocupados por una serie de eventos bien homologados y representados simbólicamente (todo esto por los autores originales de la obra) que ya no tienen valor social actual. Repito, no puedo dejar de hacerlo, ¿qué tanto vale la pena hacerlo ahora? si bien me dijeran que no es tan sólo como un producto comercial para estas generaciones que se tragan todo - hasta una cinta de tres horas que no entienden bajo los preceptos en que se habrá manifestado en sus tiempos - habría un serio problema, pero no lo es así, yo tampoco estuve allí, no, pero se logra captar parte de esencia al denotar los contextos temporales y ciertos tópicos que se desdibujan en esta versión de Snyder - pero que más he entendido, eso sí, al leer algunas paginas de la obra y buscar información precisa de la misma.
Nos venden pues, también, a Zack Snyder como un director visionario, visionario dicen, pero esta palabra debe ser utilizada de manera más inteligente, pues no siempre evoca a la grandeza, sino a los retos que muchas veces quedan debajo de lo esperado. Boorman lo fue en su época, y sí, nos trajo Excalibur (una cinta que ahora estas generaciones verían con lo peores ojos) pero que es una cinta de calidad, para después mostrarnos The Heretic, la segunda parte de la trilogía de The Exorcist, y ya sabrán los resultados.
Watchmen pasa pues una prueba de manera sobria, sin sobresaltos, sin alzamientos más que los estéticos que siempre ponen en boga este tipo de cintas, quien se detiene a hacer alusiones es que no se percata de lo cíclico de estas obras. Yo no me inclino por alabarla, ni “hacerle el feo”, es una cinta que me hizo pasar el tiempo, que se subraya sola y que por ende hace efímeros los momentos de estancamiento. Yo no puedo decir nada más que después de que salí del cine, me topé con una manifestación a una cuadra de la sala que exigía más protección por parte del gobierno, protección en todo sentido, y bueno, esas siempre endebles voces mortales que tenemos los humanos, me hicieron olvidar del todo y casi al momento, todo el rollo que me fue desfigurado en la cinta. Una simple reunión de gente.

Los Vigilantes de Zack Snyder
Calificación: 3 de 5 (Regularmente Buena).

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