REDONDO.
La
Noche Más Oscura
Zero
Dark Thirty (Kathryn Bigelow, 2012)
Si
bien Kathryn Bigelow decidió mirar a su pasado inmediato para la constitución
de esta, su más reciente película, el hecho habrá sido quizá para atrapar las
miradas de lo que ahora ya es una moda en los seriales televisivos de su país.
Y es que con “Zero Dark Thirty” no sólo imita estilísticamente su cinta más galardonada
“The Hurt Locker” (2008) sino que bebe igualmente de seriales como el también
multi-premiado “Homeland” (2011), “The Killing (2011) o la más reciente “The
Americans” (2013). Lamentablemente, la parte discursiva de su pasado metraje;
que quizá se convierta en la obra mayor de su entera carrera, queda desplazada
en vaguedades y errores básicos –tanto de guión como de dirección– en pos de un
mayor aporte (meramente) visual y un ritmo, dicho ya con antelación, puramente
televisivo de lo que las nuevas generaciones suponen es la conspiración y el
espionaje contemporáneo.
Inscrita
en el cine bélico, la película resulta medianamente eficiente bajo la tutela de
la ya afamada directora gracias a su experticia y desenvoltura con que rueda y
monta sus secuencias de acción. No obstante, la frescura con que había resuelto
las mismas en su cinta anterior, hacen que muchas de estas sean bastante previsibles.
La frescura del armado en ésta su más reciente entrega queda entonces
supeditada al desconocimiento de la anterior… No obstante, la cinta evidentemente
trata de originarse fuera de la “batalla”, intenta nacer –y así separarse de su
antecesora– a través del motivo personal (de nuevo el estilo televisivo ya
garantizado), del orgullo no patriótico (pero sí en el fondo) sino del individuo
(el ciudadano); del desorden burocrático y el temor del quehacer político en un
mundo que siempre está “vigilando”.
Entretenida,
bien realizada, y de una axiomática polémica hasta cierto punto “fabricada” en
su país, la cinta explora una tesis –negada por unos, aceptada por otros– sobre
los hechos que llevaron al climático operativo que vengara el ataque del 11 de
septiembre con la muerte de Osama Bin Laden. Centrada en el personaje que
realiza con eficacia Jessica Chastain, el primer defecto importante de la cinta
proviene del irregular guión de Mark Boal. Y es que su inicio se torna lento en
cuanto al avance narrativo de la cinta; no tanto en el ritmo siempre activo de
la película, sino en el hecho de poner en juego toda las fichas que han de
colisionar, lógicamente, en la secuencia del operativo. Algunas cosas se
sobre-explican, otras pasan con un aire de ligereza falaz cuyo retorno (en el
intento de dar tono al motivo central del drama) no explotan el campo emotivo,
no hacen avanzar la cinta sino sobre-explican nuevamente los factores
maquillándolos con la eficaces secuencias de acción.
Kathryn
Bigelow, pues, nos entrega una película dispar que entretiene, que recrea y
hace suponer verdades ocultas en las altas esferas del poder; un morbo que
atrae (y en verdad siempre ha atraído) con alto grado de interés a la población
gracias a la sobre-explotación mediática del tema. No obstante, el gran
defecto, quizá apuesta (perdida) de la cinta , recae en la secuencia para lo
que nos ha preparado el propio metraje en si. Y es que tanto la directora, como
todo su equipo, se olvidan de su personaje central; el personaje que simboliza
el esfuerzo por el cual hemos llegado hasta ese momento en la película. En vez
de sentir los momentos de tensión durante el operativo a través de ella
–nuestra guía– lo torna todo objetivo; como si de una historia independiente se
tratará. Es por ello, igualmente, que ese final; intento de redondear el sentir
del propio carácter, se torna de cierta apertura innecesaria.
“La
Noche Más Oscura” resulta entonces ser una cinta que atrapa por su ritmo y su mórbida
temática mas no por el trato de ésta ni por el desenvolvimiento de la misma (el
cual es endeble). Es una cinta que pasa ligera, un tanto alargada pero que se
sostiene gracias a las distensiones, más no suspenso, que van armando las
propias escenas de acción. Lejos queda de su antecesora; eso es cierto… A pesar
del eficiente montaje de William Goldenberg & Dylan Tichenor, de la regular
fotografía de Greig Fraser y la partitura, muy parecida en estilo a la de
“Prometheus” (Ridley Scott, 2012), Kathryn Bigelow da un paso atrás y no le queda
de otra que ver, delante suyo, su cinta previa como algo que estudiar y
re-estudiar nuevamente… Y esto, sinceramente, tan sólo para demostrar, y
demostrarse nuevamente, su peso como la directora más prolífica de la industria norteamericana en este momento.
La
Noche Más Oscura de Kathryn Bigelow
Calificación:
2.5 de 5 (Regular)