REDONDO.
Post
Tenbras Lux
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Tenebras Lux (Carlos Reygadas, 2012)
Desde
su ópera prima, Japón (2002), Reygadas ha mostrado un distanciamiento de los
cánones formales del cine Mexicano. Su mano, aunque cerca de lo contemplativo,
acorta más las distancias con la cruda realidad que habitan sus personajes (y bien
podríamos experimentar todos) mayormente por el lado de la introspección que
por el manejo del tiempo dentro de su puesta en escena y montaje. Sus temas,
igualmente inclementes, parten siempre de un conflicto meramente sencillo pero
profundamente complejos debido al personal estilo con que lo retrata.
En
Post Tenebras Lux queda claro que su estilo ha llegado a la madurez y el
reconocimiento sensato. Su cine se denota, pasados ya 4 largometrajes (contando
el presente), como diferente y honesto; con frescura y cierta desvergüenza que
requiere cualquier director que requiera ser nombrado como autor. Su visión se cristaliza
mayúsculamente por ser franca, palpable y acorde al discurso establecido en sus
fundamentos como realizador.
Estamos, pues, ante un camino trazado que bien asoma si no una personalidad
única, sí una que difiere del conglomerado nacional que no sólo da muestras de
su eficiencia en esta cinta, sino que agraciadamente ha ido formando escuela.
Alejado
de la narrativa lógica y formal del cine, Reygadas nos abre la puerta a un
terreno invadido por las causas comunes que aquejan y transforman, que asoman y
esconden. Que incomodan e impresionan de severa manera otorgándole al
espectador la libertad de apresar los elementos que le denoten una sincronía
para sus adentros. Su cinta es una cuya apertura es casi total. No obstante,
existen efectivos mecanismos que rigen la vida de sus personajes; personajes
nada perdidos dentro de la cordura social o el tejido real de nuestros días. Lo
que Reygadas presenta, o pretende hacer bajo ciertos artilugios técnicos (el
biselado del marco cuadrado de su pantalla), es un reflejo del espacio mental de
una persona. Detenido uno, viendo un bosque, puede pensar en el pasado,
vislumbrar el futuro.
Bajo
un ritmo semi-lento, con una mano firme y conciente del trabajo actoral
(distanciado igualmente del estilo ortodoxo de la ficción), una historia se da
paso sin una trama real; es la propia existencia de los habitantes en esta lo que encamina todo a una común tragedia que ataca los sinsentidos, los bajos fondos; la nostalgia y la desesperanza.
Ganadora
del premio a mejor director en la edición 2012 del Festival de Cannes, esta
cinta debe verse ante el plano de una vía mexicana que trata de abrirse
nuevamente camino ante la lucidez de variantes en el discurso y alejamiento de una
industria inexistente. Esta cinta recae, pues, en ese otro lado de la
defensa en la calidad cinematográfica.
Particular y emotiva, Post Tenebras Lux
no se debe sentir sino ser sentida. Obviar los trazos claros y dejarse
intimidar por su pulcra estética y enfadada atmósfera. Por su alejamiento de
los cánones del cine occidental y su acercamiento a la naturaleza de las
desdichas, por su atemporal estructura y su bienvenida a un mal que muy pocas
veces aceptamos como tal.
Reygadas, en si, da un paso firme ante la propuesta que siempre ha firmado con entereza y
sobrada confianza. Deja huella como ejemplo a los campos ocasionalmente
perdidos en el mundo de la cinematografía, sobre todo en estas latitudes tan
cercanas a la industria estadounidense, y con Post Tenebras Lux nos invita cariñosamente a concebir nuestro propios demonios cara a cara.
Post
Tenebras Lux de Carlos Reygadas
Calificación
3 de 5 (Buena).
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