REDONDO.
Apollo 11
Apollo 11 (Todd Douglas Miller, 2019)
Documental complice, sugestivo y armado con un alto grado de estoicismo que se torna innato a la naturaleza del hecho, del viaje y el acontecimiento –momento sin precedentes en la historia– que sin presunciones mayúsculas se ata al intimo campo de la descripción y el atestiguamiento, subrayando claramente la linea de la aventura y el extremo recorrido desde la arista humana. Secuaz de la crucial odisea que marcó y ha marcado el imaginario colectivo de las consecuentes generaciones a quienes lo presenciaron; mostrada esta bajo una pasmosa naturalidad que nos sumerge en ella, que nos envuelve y nos hace participe de lo vivido, del asombro que renace frente a nosotros y nos emociona; nos preocupa y nos alienta.
So pretexto del 50 aniversario de la misión espacial que llevará a Michael Collins a pilotear el Modulo de Mando, y a Buzz Aldrin y Neil Armstrong a pisar la superficie lunar, la NASA desempolva el baúl de sus recuerdos y los cede a Douglas Miller para repasar y aludir la hazaña. Si bien parte de ese material (mucho de el filmado en 70 mm) ya era conocido, otra gran parte de ese metraje aún no era revelado y es en su conjunto tratado con gran cautela para trazar con mucha precisión, en el lienzo de la pantalla, los momentos que se fueron encadenando –uno a uno– para marcar la historia. La embalsamada curatoria de este metraje es por demás sencilla pero no por ello interesante, tanto así que el mayor acierto de este montaje es el ser evocativo, no reflexivo; el realizador esquiva de manera poderosa y elegante la obtención de material reciente (nuevas entrevistas, consideraciones actuales y hasta impresiones contemporáneas) que a bien podrían ensombrecer y/o vanagloriar en desmedida el fenómeno que se presenta: el logro al que nos enfrentamos minuto a minuto y que rompe las barreras del tiempo. En el filme, pues, no hay mas voz que la que circundó mientras las cosas se iban suscitando como una clara y franca ventana abierta al pasado para que todo sea revivido desde una recelosa primera fila.
El trabajo de Douglas Miller sobresale por ello, por la honestidad y la franqueza con que teje un camino que sigue cronológicamente los hechos y que desde una perspectiva cuasi personal podamos coexistir con ellos, para que podamos avivarlos y reconstruirlos como si un distante presente nos abrazara la mirada, y nos tomará el pulso, gracias, claro, al montaje del propio director y en gran medida a la elemental pero muy eficiente música de Matt Morton que acelera y baja el ritmo de la cinta cuando esta lo requiere.
Apollo 11 es, pues, al final, un documento que no externa con aspavientos las causas y consecuencias detrás de tan emblemática fecha. No se enmarca en esa fácil directriz discursiva de la conquista y la victoria sino que se apega a ella de manera individual, nos hace sentir el hecho como si fuera la primera vez que sucediese, como si los experimentáramos castamente y nos hace divagar en el tiempo redescubriendo en nosotros el desconcierto y la fascinación. El Apollo 11 de Douglas Miller no es un encadenado formativo o didáctico sino un emocionante umbral que nos lleva de nueva cuenta a mirar al cielo nocturno bajo una vista llena de espejismos, simpatía y ensoñación. Nos nos marca las posibilidades o imposibilidades a las que somos capaces, sino toda esa frontera que coexiste en el medio; es decir todo aquello que bien hemos rozado y rozaremos para vivirlo y revivirlo cada que nos sea posible.
Apollo 11 de Todd Douglas Miller
Calificación: 3 de 5 (Buena).
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