Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 26 de noviembre de 2007

Cristal

EL BOLSILLO IZQUIERDO

Sinceramente me encontraba un poco presionado por otras tareas cuando emprendí la tarea de escribir, no obstante, una foto de la populachera pista de hielo de la Ciudad de México despertó mis ansias de hablar acerca de ella y de todo lo que podría llegar a significar.

CRISTAL.

Varios pares de piernas han de desfilar por la nueva alfombra blanca que ha de colocarse en la plaza central de nuestro país. Muchas de ellas caerán cual soldado tricolor en el intento de mantenerse en píe, de sostenerse luchando por lograr el objetivo de viajar entre ese espacio histórico. Al fin de cuentas, por ahí han desfilado desde mercaderes mesoamericanos hasta encapuchados (los ídolos del pueblo que luchan en la arena para ganarse la vida, y los que se ganan la vida sentados en la arena pidiendo por el pueblo) pasando, claro, por soldados españoles, ejércitos trigarantes y uno que otro vendedor de tepache, tamales, atoles o tacos de canasta - hasta yo he cruzado la susodicha plaza que esta navidad se teñirá de blanco para que los camaradas rían un poco más que en el verano.
Durante la noche, las luces alzaran la imagen blanca hacia el cielo. Un instante del cual extrañarse mientras en el avión se emprenda o se culmine el viaje, posiblemente alcancemos a percatarnos de una que otra hormiga que se caiga mientras otros deambulan por el mágico suelo que oculta aquel viejo templo que denomina aquella leyenda, según nos han educado desde hace décadas - cual “héroes olímpicos”, muchos han de intentar giros, saltos y maniobras.
Blanco, blanco y más blanco; así se observará por poco tiempo el centro histórico de nuestra nación, será de ese tipo de blanco que es mejor verse de lejos, de ese tipo de bellezas que se pierden en la cercanía. Habría que contemplarla de lejos para no ensuciarla, pero entonces no quedaría espacio para el divertimento, debate que no tarda en resolverse en pos de la distracción de los gobernados… si es que esa especia mítica existe.
Varios pares de piernas, pues, circularan por una pista de hielo poco usual; frente al cielo contaminado de la ciudad en espera del horizonte nocturno. Entre risas, llantos de niños y vendedores de alguno que otro invento improvisado con el cual se ha de disfrutar mejor el momento, han de transcurrir los próximos días. Para muchos, sinceramente, el retoque de las campanas en un domingo, sólo será un pretexto para llevar su tempo en el deslizar.
Pocos concentraran su atención al hecho de saber lo que antes había; la conformidad del presente es suficiente compromiso como para seguir creyendo en las promesas, al final de cuentas, es así como se han ido creando las plantas altas de este país, fomentadas por los débiles cimientos de una sociedad bonachona y resignada. ¡Que mejor!, esperemos la siguiente tragedia para hablar de nuestra hermandad.
Yo sinceramente debo parte de mi aflicción al hecho de que nunca fui de los infantes temerosos que desafiaban al peligro; digamos que me mantenía feliz caminando, corriendo y jugando baseball, fútbol soccer y americano, así como de otros juegos triviales, como de mantener amistad con aquellos temibles pubertos que trataban de mostrar su masculinidad rompiéndose las piernas, tobillos, cabeza y uno que otro miembro del cuerpo, al tratar de contorsionarse en el aire con sus patines, bicicleta, moto o patineta.
El blanco no será para mí, aunque debo admitir que me gustaría mucho asistir a observar - a la distancia - de todo ese proceso de olvido, de barrido y de desliz.
Sobre el límpido blanco que reinará en estos días sobre aquel histórico lugar - en que miles de personas deambulan a diario - centenares de pares de piernas se darán cita para errar entre la inmensidad de una historia que se pierde entre discursos de centenarios y rendiciones de cuentas de primeros años - deslizando sus alegrías en una época que está desarrollada para eso. Entre el deambular de ese lago helado ficticio, el quebrantadizo regodeo ira perdiendo el poder de su encanto. Entonces un año más, y otro, y otro…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ja!... a mí tampoco me ha nacido la curiosidad por el patinaje sobre hielo, siempre preferí patinar sobre el asfalto.

Bien, muy bien que desees ir a ver, quizá buenas fotos resulten de aquella ocasión venidera, ahora en tu etapa como fotógrafo, sin duda podras capturar cosas muy interesantes.

Buenas líneas...