EL BOLSILLO IZQUIERDO
Hay momentos en que ciertos asuntos se colocan como una coqueta moda a las que hay que vestir de galanura o preocupación, dependiendo, claro, de la calidad moral de quien la represente o bien de quien sea el afectado. Yo recuerdo muy bien aquella vieja usanza del mocha-orejas y como todos los santos días teníamos que escuchar una más de sus fechorías. Pues bien, en ocasiones, cual terremoto, ciertos asuntos como que retornan esporádicamente a nuestros territorios; es así que escribo acerca de la extorsión - boga ocasional (si es que el termino existe o es permitido) - que se suscitó la semana pasada aquí en la nación.
MAL-OGRO.
Titulo así, de esta manera; porque la extorsión fue el tema de moda de la semana pasada, algo que me dejó con la estima un poco más hundida que en las anteriores semanas - en que me había estado recuperando después de que Fox pidiera cerrar filas en pos de su situación a sus anteriores colegas de partido (algo hilarantemente exquisito).
Y es que al enterarme de los ya - por fin - populares secuestros virtuales por parte de los representantes del pueblo, no me dio por más sentir que no soy nada ni nadie en este desprestigiado y cada vez más caliente mundo (o eso nos dicen). Y es que esa serie de actos - valientes para algunos, cobardes para otros - sólo se les ha de realizar a la gente importante; son meros gritos, pues, de un puñado de personas que quieren llamar la atención de alguna manera. Lo más lógico, obviamente, es hacérselo saber a la gente que, gracias a su disfrazada personalidad, puede masificar la nota. Dígase de otra manera, yo no recibí ningún mensaje o llamada de chantaje porque no tengo ni suelo pagado para dejarme caer a descansar un poco.
Por otra parte, en uno de esos días de la recién desaparecida semana, me levanté con una muy coqueta nota en los desaliñados noticiarios que suelo presenciar al despertarme, esto con el objeto de percatarme que el mundo sigue siendo el mismo caso vacío de razón como para no preocuparme al salir a la calle y reírme de las cosas que me alegran sin sentirme socialmente culpable. La nota, pues, fue aquella del agente muerto en el enfrentamiento entre policías judiciales y policías de la secretaria de seguridad. Resulta, como ya todos sabrán, que los “Buenos Muchachos” de los judiciales (o “Judas” como coloquialmente se les dice) llevaban a un secuestrado; de esos objetos humanos que bien utilizan para sacar “pa´l chesco”. Esta vez no fue le excepción, los muchachos querían, tal vez, lograr un acuerdo para no pagar demás en lo que respecta a vinos y licores en estas celebraciones navideñas. En fin, hay que entenderlos; los tiempos son difíciles y se acerca cada vez más la temida cuesta de enero - posiblemente la respuesta sea aquella de la vieja fabula “gringa” del Grinch, esa de secuestra la navidad.
El exhorto de este tópico malogrado fue, pues, la inspiración de este presente escrito, ya que fuera de este par de ejemplos, todos sabemos que como estas, hubo bastantes versiones similares en centenares de ciudades en el país, eso sí, de manera mucho más humilde, muchos más imponente e impotente, pero sobre todo, mucho más silenciadas. Que se le va a hacer, ya lo dije, se acerca el fin de año y a todos nos entra la necesidad ¿de qué?, no sé, pero es necesidad. Hay que regalar ¿por qué?, ni idea, pero hay que gastar. Hay que celebrar ¿qué?, una festividad pagana de un dios romano pero disfrazada en el catolicismo, ¿cómo?, a la vieja usanza de la mismísima celebración romana; bebiendo como desquiciados en un sin fin de reuniones pecaminosas donde de lo menos que se habla es de la espiritualidad y la fe. Los buenos desean se dejan para el lecho de muerte, ¿que no?
El último mes de este año ha empezado ya a desvanecer todos nuestros anhelos y metas dictados con ahínco en el delirio mortal del año pasado. Es hora del olvido y la populachera visión a futuro, es hora de ser políticos, es hora de borrar todas esas promesas no cumplidas y empezar a formular las venideras; las que han de ir desapareciendo poco a poco hasta estas mismas instancias en el año que entra. Nótese mi descortesía al no colocar años fijos; posiblemente utilice el mismo texto durante toda mí vida, posiblemente este redactando el mejor texto de toda mí existencia. Posiblemente en realidad me este auto-secuestrando. Maldita sea, soy demasiado influenciable.
Hay momentos en que ciertos asuntos se colocan como una coqueta moda a las que hay que vestir de galanura o preocupación, dependiendo, claro, de la calidad moral de quien la represente o bien de quien sea el afectado. Yo recuerdo muy bien aquella vieja usanza del mocha-orejas y como todos los santos días teníamos que escuchar una más de sus fechorías. Pues bien, en ocasiones, cual terremoto, ciertos asuntos como que retornan esporádicamente a nuestros territorios; es así que escribo acerca de la extorsión - boga ocasional (si es que el termino existe o es permitido) - que se suscitó la semana pasada aquí en la nación.
MAL-OGRO.
Titulo así, de esta manera; porque la extorsión fue el tema de moda de la semana pasada, algo que me dejó con la estima un poco más hundida que en las anteriores semanas - en que me había estado recuperando después de que Fox pidiera cerrar filas en pos de su situación a sus anteriores colegas de partido (algo hilarantemente exquisito).
Y es que al enterarme de los ya - por fin - populares secuestros virtuales por parte de los representantes del pueblo, no me dio por más sentir que no soy nada ni nadie en este desprestigiado y cada vez más caliente mundo (o eso nos dicen). Y es que esa serie de actos - valientes para algunos, cobardes para otros - sólo se les ha de realizar a la gente importante; son meros gritos, pues, de un puñado de personas que quieren llamar la atención de alguna manera. Lo más lógico, obviamente, es hacérselo saber a la gente que, gracias a su disfrazada personalidad, puede masificar la nota. Dígase de otra manera, yo no recibí ningún mensaje o llamada de chantaje porque no tengo ni suelo pagado para dejarme caer a descansar un poco.
Por otra parte, en uno de esos días de la recién desaparecida semana, me levanté con una muy coqueta nota en los desaliñados noticiarios que suelo presenciar al despertarme, esto con el objeto de percatarme que el mundo sigue siendo el mismo caso vacío de razón como para no preocuparme al salir a la calle y reírme de las cosas que me alegran sin sentirme socialmente culpable. La nota, pues, fue aquella del agente muerto en el enfrentamiento entre policías judiciales y policías de la secretaria de seguridad. Resulta, como ya todos sabrán, que los “Buenos Muchachos” de los judiciales (o “Judas” como coloquialmente se les dice) llevaban a un secuestrado; de esos objetos humanos que bien utilizan para sacar “pa´l chesco”. Esta vez no fue le excepción, los muchachos querían, tal vez, lograr un acuerdo para no pagar demás en lo que respecta a vinos y licores en estas celebraciones navideñas. En fin, hay que entenderlos; los tiempos son difíciles y se acerca cada vez más la temida cuesta de enero - posiblemente la respuesta sea aquella de la vieja fabula “gringa” del Grinch, esa de secuestra la navidad.
El exhorto de este tópico malogrado fue, pues, la inspiración de este presente escrito, ya que fuera de este par de ejemplos, todos sabemos que como estas, hubo bastantes versiones similares en centenares de ciudades en el país, eso sí, de manera mucho más humilde, muchos más imponente e impotente, pero sobre todo, mucho más silenciadas. Que se le va a hacer, ya lo dije, se acerca el fin de año y a todos nos entra la necesidad ¿de qué?, no sé, pero es necesidad. Hay que regalar ¿por qué?, ni idea, pero hay que gastar. Hay que celebrar ¿qué?, una festividad pagana de un dios romano pero disfrazada en el catolicismo, ¿cómo?, a la vieja usanza de la mismísima celebración romana; bebiendo como desquiciados en un sin fin de reuniones pecaminosas donde de lo menos que se habla es de la espiritualidad y la fe. Los buenos desean se dejan para el lecho de muerte, ¿que no?
El último mes de este año ha empezado ya a desvanecer todos nuestros anhelos y metas dictados con ahínco en el delirio mortal del año pasado. Es hora del olvido y la populachera visión a futuro, es hora de ser políticos, es hora de borrar todas esas promesas no cumplidas y empezar a formular las venideras; las que han de ir desapareciendo poco a poco hasta estas mismas instancias en el año que entra. Nótese mi descortesía al no colocar años fijos; posiblemente utilice el mismo texto durante toda mí vida, posiblemente este redactando el mejor texto de toda mí existencia. Posiblemente en realidad me este auto-secuestrando. Maldita sea, soy demasiado influenciable.
1 comentario:
Ja!... sí, realmente fue le mejor texto hasta ahora... sigamos:
1. NO eres "nadie", habemos quienes notamos tu existencia de manera increible... hasta te admiramos. Y para el caso, si eres nadie, pues ya somos dos.
2. Estoy harta de los problemas judiciales y "secuestros" virtuales, expres y los que existan... ¿No crees que es hora de maquilar secuestros "de adeveras"?... quizá podamos volvernos más famosos que el citado MOCHAOREJAS...
3. No creo que "todas" las familias celebren lo NO ESPIRITUAL de la NAVIDAD... por lo menos no en la mía. Lástima que soy una extraña especie de Grinch.
4. Excelentes líneas...
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