Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 11 de febrero de 2008

De Pies y Piernas

EL BOLSILLO IZQUIERDO

Debo admitir que esta semana sí me vi un poco cruel, pero es que en este país en ocasiones hay temas que se creen intachables. Yo me mofé flagrantemente en esta ocasión acerca de uno de esos tópicos “nacionalistas”, el mentado fútbol. Los que me conocen saben que no soy muy adepto a este y que minúsculamente lo respeto, pero había que tirar a matar esta vez. Con toda alevosía y ventaja digo algunos (pocos) de mis pensamientos más personales y ácidos en cuanto a este tema.

DE PIES Y PIERNAS.

Tengo un serio problema con el asunto del balompié, no llegó a entender del todo el hedor de encanto que lo circunda. Concibo claramente que al hacer esta afirmación, miles de sus seguidores en este país – donde al parecer es el máximo símbolo de presunción y orgullo – me tacharan de un ignorante ser que no ha aprendido nada de lo que la bella vida nos ha querido prestar. Lejos quedan los estudios culturales, artísticos, sociológicos y científicos sobre todo lo que nos permea (y perneamos), lo relevante siempre ha sido en este universo, el saber la estrategia y jugadas que permiten atravesar una línea indexical de anotación, eso lo sé. No se preocupen.
No obstante de todos los insultos a los que se me haga referencia, y de los cuales, la mayoría terminarán siendo ciertos, debo admitir mis dudas sobre este maravilloso deporte que jamás he podido captar del todo en todo aspecto. Siempre me he cuestionado a que se debe que la gente se vista con la playera de la selección cuando esta va a jugar. Sí, sé que suena lógica la respuesta, pero mí pregunta va más al fondo, ¿qué ganan con ello? ¿Acaso el feng shui (con más que minúsculas) logra ser exitoso en el fútbol? Me queda la duda. ¡Cada que vaya a ver a mis tías, me voy a poner una camisa con sus fotos!
No obstante de mí alejamiento con esta actividad deportiva, siempre he de enterarme de cuando son los juegos de nuestro querido (en base a los logros anteriores) tricolor. Debido, claro, a que veo a la mayoría de las personas vistiendo galantemente su playera futbolera, bien entonces, desde ese momento sé que algún par de amigos me hablarán para agarrar la borrachera, ¿es algo lógico no? Hay que continuar con el espíritu deportivo, hay que debatir el porvenir y futuro de nuestro orgullo nacional, que en efecto suena lógico porque nunca hemos tenido. Sólo contamos con el embarazoso paseo ida-y-vuelta de declaraciones oficiales que han de ser siempre pretextos sobre la derrota o exageradas pretensiones (farsas) sobe la victoria – que no será eterna. Que ni siquiera se han dado cuenta de que las potencias mundiales también pierden y deben rendir cuentas serias. La próxima vez que me vaya a comprar un libro me voy a vestir de librero y salir a la calle para que la gente sepa lo que voy a hacer. O bien me vestiré de anaquel cuando vaya por un disco y todo indique que me voy a drogar mientras escucho algo de rock psicodélico.
Ahondado a todo esto, y no quiero ser recurrente con los esquemas de siempre, debo aceptar que me encanta el rito del juego; me fascina encontrar los repetidos esquemas y patrones que se han de manifestar en cada hogar, en cada bar, en cada restauarante. El que grita, el que salta, el que llora, ríe y canta. El que cree que su vida se juega en ese momento. Me fascina también saber de los pretenciosos que alguna vez jugaron, que nunca lo lograron pero deben ser respetados, pues todavía hacen presentes sus pasadas aspiraciones en torneos amateurs (que se deben indicar como arduas competencias donde juegan los mejores del barrio y la ciudad). Normalmente este clan suele embriagarse los fines en los antros de moda y ser docto en los pasos (en demasía risibles) del baile de moda, así como los de anteriores bogas (indicando así su experiencia en estos azares) y la salsa que aprendió con algún tipo del barrio en un salón que en ocasiones sirve para el divertimento popular. Uno-dos, unos-dos; escucha bien como suena el bajo… Para mí suele ser interesante como este personaje se regodea y cree que la cúspide llega al poder llevarse a alguna mujer al departamento de soltero de su amigo, o bien suyo propio (si es que ha llegado a culminar con exactitud algunas de sus metas profesionales, claro siempre y cuando una ayudadita este de por medio). Pero para ese momento, el fútbol ha dejado de ser la pasión. Pero no se preocupa, ya llegará otro partido, otro reto para su inmodestia y vanidad. Ya habrá una prueba más de alcohol, baile y ligue. La vida se manifiesta, pues, en ellos, con golpes bajos. Yo soy un ignorante… tal vez sea mejor así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...Muy bien acá vamos... en primer lugar... quizá logres entender el asunto de "ponerse la camiseta" con esto, mira, ¿Acaso no has comprado jamás una camiseta antes o después, del concierto de alguno de esos artitas que tanto te gustan, o no has adquirido algunos de los tantos objetos coleccionables de las tantas películas que han de gustarte tanto? [Perdona las redundancias]... es exactamente lo mismo... simple empatía y orgullo, admiración... ¿De qué?... depende de las perspectivas...
Ahora bien... mi padre fue y sigue siendo...[me quedo con el fue]... uno de aquellos que triunfaron en un equipo amateur...orgullosa me siento de él... no porque el fútbol deba hacernos sentir orgullosos ni nada de eso, si no porque destacó en una de las tantas y pocas cosas que le apasionaban...y le siguen apasionando...quiero pensar que no es de aquellos sujetillos que describes, aquellos de las borracheras [aunque sí se toma sus copitas] y poseedores de mi adjetivo favorito "mal hombre", creo que nunca terminamos de conocer del todo a nuestros seres amados... en fin, que te puedo yo decir... crecí odiando al fútbol, hoy día lo amo y confieso, es una de mis pasiones y adicciones... ¿Por qué?... sigo en búsqueda de la respuesta... temo que cualquier palabra apresurada suene mal o esté fuera de lugar... en cuanto a lo del TRI[que por cierto, ODIO que lo llamen TRI] como el orgullo Nacional... comparto el punto de vista... te entiendo... mejor sería si el destacar en lo cultural o lo científico fuese el motivo de tal sentimiento... el tema da para más... pero no el lugar ni el momento...

¡Excelentes Líneas!