EL BOLSILLO IZQUIERDO
Me fue inevitable confrontar un poco de romance con los temas a tratar en esta semana; no soy de aquellos incautos que odien por completo el 14 de febrero, debo admitir, siempre se me ha hecho una muy conmemorativa fecha para la lectura social. !Que mejor! En fin, he aquí un poco de cotidianeidad mezclada con un poco del día de los amistosos enamorados.
P.D. Fue mí mala suerte la que ocasiono que este texto haya ya sido escrito cuando paso lo del accidentado y la bomba, pero ya se hablará de eso… ya se hablará...
DULCES Y ROSAS.
Me pregunto si hubo alguna tregua a la lucha contra el narco este 14 de febrero, posiblemente habría cabido la posibilidad de un abrazo entre la ignominia de los dos bandos. El amor está en el aire, ¿no? Sólo imagínense a los ex-militares regresando a su anterior batallón para saludar a sus antiguos compañeros; recrearse un poco y hablar un tanto de lo que la profesión de ambos solicita por estos días. “Te digo que aquí está lo bueno” podrían decirse los dos sin llegar a algún acuerdo. El asunto es vivir lo más decorosamente posible, claro que el problema de siempre se manifiesta constantemente con la severa duda de saber qué es lo decoroso, en que es lo que contiene esa resquebrajada vasija. ¿Qué acaso la educación es el problema? No lo entiendo, si tan sólo está en el mando de uno de tantos sindicatos nacionales donde, por regla, uno necesita (ya no desea) trabajar menos para ganar más. El desarrollo del confort y la evasiva (la salida fácil) ha sido sello característico del desarrollo mexicano – como esa bella nota que salio en los anteriores días de que lo único en lo que se ha progresado en la economía nacional es en la piratería; hemos crecido, subido peldaños en lo que respecta a lo ilegal. ¡Que bien, sabía que alguien lo lograría! Deberían inventarse un día del amor y la amistad pirata, donde todo lo consumibles sea únicamente desechable, dónde no exista algún otro sentido que el hecho de hacerse sentir importante por el factor burdo de creer en algo que puede ser todos los días (pero creo que ganada está esa batalla). Son mejores las rosas artificiosas y los globos con mensajes cursis que reflejan la culpa de lo cotidiano. “Te digo que aquí está lo bueno, tan sólo cruza esa raya y estarás del otro lado, ¡en la buena vida!…”
Me pregunto si los pecadores habrán ido a visitar a sus pecados, a sus dioses, a sus culpas, a sus rostros; con el fin de darles una pequeña desempolvada y hacerse un poco más humanos. Me pregunto si las treguas se dieron en estos días, me pregunto, tan sólo, si las lágrimas de algún dolor se perdieron por un instante. Me pregunto, siempre, me pregunto; ¿por que este día de mercadotecnia vil se fechó exactamente un día antes de la quincena? ¿No habría sido mejor hacerlo en la quincena en sí, o un día después? En fin, es sólo una hipótesis, pero creo que pudiesen tener mejores remezas los muchachos dueños del amor y los corazones.
No me interesa saber mucho de esta clase de días, pero lo he escrito en anteriores ocasiones, es inevitable ante tal paraje urbano que dejan los hombres de negocio (tanto los improvisados por temporada como los que luchan por mantenerse). No soy creyente de este tipo de momentos (pues sólo son eso) y me importa un bledo las treguas (son tan sólo dudas para poder jactarme de ese mundo creado) y si los políticos también se besan, se quieren, se casan o se sienten atraídos. Me gustaría más saber que trabajan eficientemente, pero eso no es parte del festejo, ¿cierto? Con poco nos vedemos, la exigencia no es parte de ese desarrollo no desarrollado.
Realmente me importa poco si los ciudadanos son ignorantes, pobres o enfermos de por vida, si somos traidores por cultura o si tengo tendencia nacional a ser infiel. No me es interesante el saber si soy un buen o mal amante en la cama. Hay cosas que dejo pasar y que me pasan de largo, hay momentos que me rebasan, que están más allá de mí apenada costumbre de caminar y tan sólo eso, de mi distraída rutina de hacer lo que estoy haciendo y no pensar en lo que será, en lo que fue, en lo que es la posibilidad o lo que sería si tal vez...
Me pregunto si mis odios y pasiones se dieron la mano en estos días, si se obsequiaron un artilugio físico (y ficticio) o bien tan sólo una intención. No me es relevante; como lo han sido, al igual, estos días en que los apesadumbrados hechos del país parecen estancarse en la tradición de sonreír y sentirse querido aunque en realidad estemos solos.
Me fue inevitable confrontar un poco de romance con los temas a tratar en esta semana; no soy de aquellos incautos que odien por completo el 14 de febrero, debo admitir, siempre se me ha hecho una muy conmemorativa fecha para la lectura social. !Que mejor! En fin, he aquí un poco de cotidianeidad mezclada con un poco del día de los amistosos enamorados.
P.D. Fue mí mala suerte la que ocasiono que este texto haya ya sido escrito cuando paso lo del accidentado y la bomba, pero ya se hablará de eso… ya se hablará...
DULCES Y ROSAS.
Me pregunto si hubo alguna tregua a la lucha contra el narco este 14 de febrero, posiblemente habría cabido la posibilidad de un abrazo entre la ignominia de los dos bandos. El amor está en el aire, ¿no? Sólo imagínense a los ex-militares regresando a su anterior batallón para saludar a sus antiguos compañeros; recrearse un poco y hablar un tanto de lo que la profesión de ambos solicita por estos días. “Te digo que aquí está lo bueno” podrían decirse los dos sin llegar a algún acuerdo. El asunto es vivir lo más decorosamente posible, claro que el problema de siempre se manifiesta constantemente con la severa duda de saber qué es lo decoroso, en que es lo que contiene esa resquebrajada vasija. ¿Qué acaso la educación es el problema? No lo entiendo, si tan sólo está en el mando de uno de tantos sindicatos nacionales donde, por regla, uno necesita (ya no desea) trabajar menos para ganar más. El desarrollo del confort y la evasiva (la salida fácil) ha sido sello característico del desarrollo mexicano – como esa bella nota que salio en los anteriores días de que lo único en lo que se ha progresado en la economía nacional es en la piratería; hemos crecido, subido peldaños en lo que respecta a lo ilegal. ¡Que bien, sabía que alguien lo lograría! Deberían inventarse un día del amor y la amistad pirata, donde todo lo consumibles sea únicamente desechable, dónde no exista algún otro sentido que el hecho de hacerse sentir importante por el factor burdo de creer en algo que puede ser todos los días (pero creo que ganada está esa batalla). Son mejores las rosas artificiosas y los globos con mensajes cursis que reflejan la culpa de lo cotidiano. “Te digo que aquí está lo bueno, tan sólo cruza esa raya y estarás del otro lado, ¡en la buena vida!…”
Me pregunto si los pecadores habrán ido a visitar a sus pecados, a sus dioses, a sus culpas, a sus rostros; con el fin de darles una pequeña desempolvada y hacerse un poco más humanos. Me pregunto si las treguas se dieron en estos días, me pregunto, tan sólo, si las lágrimas de algún dolor se perdieron por un instante. Me pregunto, siempre, me pregunto; ¿por que este día de mercadotecnia vil se fechó exactamente un día antes de la quincena? ¿No habría sido mejor hacerlo en la quincena en sí, o un día después? En fin, es sólo una hipótesis, pero creo que pudiesen tener mejores remezas los muchachos dueños del amor y los corazones.
No me interesa saber mucho de esta clase de días, pero lo he escrito en anteriores ocasiones, es inevitable ante tal paraje urbano que dejan los hombres de negocio (tanto los improvisados por temporada como los que luchan por mantenerse). No soy creyente de este tipo de momentos (pues sólo son eso) y me importa un bledo las treguas (son tan sólo dudas para poder jactarme de ese mundo creado) y si los políticos también se besan, se quieren, se casan o se sienten atraídos. Me gustaría más saber que trabajan eficientemente, pero eso no es parte del festejo, ¿cierto? Con poco nos vedemos, la exigencia no es parte de ese desarrollo no desarrollado.
Realmente me importa poco si los ciudadanos son ignorantes, pobres o enfermos de por vida, si somos traidores por cultura o si tengo tendencia nacional a ser infiel. No me es interesante el saber si soy un buen o mal amante en la cama. Hay cosas que dejo pasar y que me pasan de largo, hay momentos que me rebasan, que están más allá de mí apenada costumbre de caminar y tan sólo eso, de mi distraída rutina de hacer lo que estoy haciendo y no pensar en lo que será, en lo que fue, en lo que es la posibilidad o lo que sería si tal vez...
Me pregunto si mis odios y pasiones se dieron la mano en estos días, si se obsequiaron un artilugio físico (y ficticio) o bien tan sólo una intención. No me es relevante; como lo han sido, al igual, estos días en que los apesadumbrados hechos del país parecen estancarse en la tradición de sonreír y sentirse querido aunque en realidad estemos solos.
2 comentarios:
Jajaja!!!... Qué bonita idea lo del "Día del amor" pirata... así podría comprarlo en cualesquiera de las calles, a cualesquiera de los precios y no me sentiría sola mientras mis amigos charlan con sus respectivas por más de 40 minutos mientras me aguanto las ganas de estar acompañada charlando de fútbol, música y curiosidades...
Excelentes Líneas...!!!
Buenas tardes mi querido Agustín; luchando contra el ocio que esta tarde me depara me sumergí en los bolsillos izquierdos encontrando pétalos rotos y direcciones de damas pasajeras.
Un fuerte abrazo.
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