REDONDO.
La Clase
Entre les Murs (Laurent Cantet, 2008).
Como una propuesta que ya deja entrever lo que muchos teóricos empiezan a replantearse como un género o mezcla de técnicas, aparece Entre les Murs, cinta que se alzó como la ganadora de la Palma de Oro del pasado festival de Cann, una película que lejos de plantearse uno de los temas de moda por parte de las producciones serias; la falta de educación en las nuevas generaciones, explora un estilo de fabricación casi documental, alejado de actores profesionales y encontrando sus entramados en base a talleres de improvisaciones que posteriormente se rodaran en base a esa misma, ya aceptada, y que mezclada con una planeación abierta, basa su uso en tres cámaras, una para cada uno de los ejes de interés y una al servicio de lo que podría pasar espontáneamente dentro de la escena. Esto, llevado de manera certera y asertiva, como lo es ésta producción, crea una frescura completamente nueva dentro de lo ya existente en la cinematografía mundial, lo que no es de sorprenderse al ver que varias producciones en diversas partes del globo adoptan estos mecanismo con agilidad.
Laurent Cantet se suma a este concepto con la presente cinta, que abarca más su discurso en el titulo original en francés, en inglés también se le ha colocado es desleal “The Class”, que en realidad redondea el concepto de esta cinta. Entre les Murs deja dicho todo este proceso de la educación formal de nuestros tiempos, siendo prisioneros todos de ella, los profesores, como lo es nuestro protagonista por medio de los alumnos, que a su vez se ven presos dentro de su salón de clases, al igual que el saber mismo, la educación, que se ve envuelta y cautiva por el desinterés generacional, sin que halla en realidad una extrapolación, un espacio donde reglamentar las situaciones más que en la disciplina, asunto que por implicaciones mismas de la educación, cambiante y en pos de los valores liberales ya prostituidos o pésimamente interpretados, es en la mayoría de las veces, vista como algo autoritario, esto, claro, por la falta real de educación, lo que conlleva una vez más, a ver que en realidad, el verdadero afectado aquí, es principalmente el valor de la enseñanza y con el cual, perdemos todos. Todos, pues, somos parte de ese eco de errores, de ese ensimismamiento que nos tiene dentro de los muros, entre ellos.
Con una puesta en escena, repito, de libertad casi total, con textos y secuencias que se entremezclan, aclimatando de manera fresca el ambiente de un salón de clases, real (en la mayoría de las escenas dentro del salón uno pareciera que fuera parte de la clase, antecediendo a las directrices de los roles magistralmente presentados) van incrementando un conflicto que detona y atañe a todos, incluso a nosotros los espectadores, que nos sentimos parte de el y que, como bien ha logrado el director, no nos deja apostarnos en ninguna de las dos inclinaciones posibles, somos en parte acusados y acusantes, somos testigos, somos espectadores de una película de cine.
El cine cambia, eso es visible al revisar los textos de análisis de las revistas especializadas más importantes en el mundo, algunos de ellos toman partida y aceptan el enriquecimiento de este tipo de artilugios creativos, no técnicos pero que bien se apoyan de ellos para la creación de una narrativa por medio de elementos nuevos dentro de los preceptos de una organización como lo era antes la planificación de un filme en el sentido clásico.
Entre les Murs es un buen ejemplo de lo que los ejercicios cinematográficos de esta índole pueden lograr, es una cinta de calidad y frescura inusitada. Es una cinta que alejada de los debates de su fabricación, recrea fuertemente un discurso y un mensaje del que se debe preocupar cierta parte de la sociedad, es un relato que preocupa y que manifiesta esa misma preocupación por parte del director y el autor del libro en el que se basa libremente el proyecto (que es al igual el protagonista principal).
Es una cinta que conquista rápidamente, sencilla y comprensible, es una cinta que manifiesta como el buen cine suele hacer cuando se requiere, es una cinta que se presenta ante un público que debe empezar a denotar las urgencias de un mundo que cambia vertiginosamente y que se pierde con la misma velocidad.
El Sr. Cantet se ha decidido por incursionar en estas técnicas con el afán de acercar su cine a nuevas generaciones, que es a quien también va dirigida la cinta, y al mismo tiempo da herramientas para la creación de lo que ahora se pelea como un nuevo género o una nueva técnica, aunque honestamente creo que el debate está de más y el cine es el que prevalece siempre como una herramienta efectiva, cuando se logra, de denuncia.
Entre les Murs, pues, se alza como una de las cinta más relevantes del año pasado, con algunos de los premios más importantes del mundo a cuestas, no obstante de la polémica que circunda a una serie de películas que se acercan y que utilizan una planeación similar. El cine cambia, sí, pero no sus efectos, no su ardua tarea - y disciplina y educación - de narrar, siempre narrar, lo que uno cree conveniente y debe saberse, para si y para el mundo.
La Clase de Laurent Cantet
Calificación: 4 de 5 (Muy Buena).
La Clase
Entre les Murs (Laurent Cantet, 2008).
Como una propuesta que ya deja entrever lo que muchos teóricos empiezan a replantearse como un género o mezcla de técnicas, aparece Entre les Murs, cinta que se alzó como la ganadora de la Palma de Oro del pasado festival de Cann, una película que lejos de plantearse uno de los temas de moda por parte de las producciones serias; la falta de educación en las nuevas generaciones, explora un estilo de fabricación casi documental, alejado de actores profesionales y encontrando sus entramados en base a talleres de improvisaciones que posteriormente se rodaran en base a esa misma, ya aceptada, y que mezclada con una planeación abierta, basa su uso en tres cámaras, una para cada uno de los ejes de interés y una al servicio de lo que podría pasar espontáneamente dentro de la escena. Esto, llevado de manera certera y asertiva, como lo es ésta producción, crea una frescura completamente nueva dentro de lo ya existente en la cinematografía mundial, lo que no es de sorprenderse al ver que varias producciones en diversas partes del globo adoptan estos mecanismo con agilidad.
Laurent Cantet se suma a este concepto con la presente cinta, que abarca más su discurso en el titulo original en francés, en inglés también se le ha colocado es desleal “The Class”, que en realidad redondea el concepto de esta cinta. Entre les Murs deja dicho todo este proceso de la educación formal de nuestros tiempos, siendo prisioneros todos de ella, los profesores, como lo es nuestro protagonista por medio de los alumnos, que a su vez se ven presos dentro de su salón de clases, al igual que el saber mismo, la educación, que se ve envuelta y cautiva por el desinterés generacional, sin que halla en realidad una extrapolación, un espacio donde reglamentar las situaciones más que en la disciplina, asunto que por implicaciones mismas de la educación, cambiante y en pos de los valores liberales ya prostituidos o pésimamente interpretados, es en la mayoría de las veces, vista como algo autoritario, esto, claro, por la falta real de educación, lo que conlleva una vez más, a ver que en realidad, el verdadero afectado aquí, es principalmente el valor de la enseñanza y con el cual, perdemos todos. Todos, pues, somos parte de ese eco de errores, de ese ensimismamiento que nos tiene dentro de los muros, entre ellos.
Con una puesta en escena, repito, de libertad casi total, con textos y secuencias que se entremezclan, aclimatando de manera fresca el ambiente de un salón de clases, real (en la mayoría de las escenas dentro del salón uno pareciera que fuera parte de la clase, antecediendo a las directrices de los roles magistralmente presentados) van incrementando un conflicto que detona y atañe a todos, incluso a nosotros los espectadores, que nos sentimos parte de el y que, como bien ha logrado el director, no nos deja apostarnos en ninguna de las dos inclinaciones posibles, somos en parte acusados y acusantes, somos testigos, somos espectadores de una película de cine.
El cine cambia, eso es visible al revisar los textos de análisis de las revistas especializadas más importantes en el mundo, algunos de ellos toman partida y aceptan el enriquecimiento de este tipo de artilugios creativos, no técnicos pero que bien se apoyan de ellos para la creación de una narrativa por medio de elementos nuevos dentro de los preceptos de una organización como lo era antes la planificación de un filme en el sentido clásico.
Entre les Murs es un buen ejemplo de lo que los ejercicios cinematográficos de esta índole pueden lograr, es una cinta de calidad y frescura inusitada. Es una cinta que alejada de los debates de su fabricación, recrea fuertemente un discurso y un mensaje del que se debe preocupar cierta parte de la sociedad, es un relato que preocupa y que manifiesta esa misma preocupación por parte del director y el autor del libro en el que se basa libremente el proyecto (que es al igual el protagonista principal).
Es una cinta que conquista rápidamente, sencilla y comprensible, es una cinta que manifiesta como el buen cine suele hacer cuando se requiere, es una cinta que se presenta ante un público que debe empezar a denotar las urgencias de un mundo que cambia vertiginosamente y que se pierde con la misma velocidad.
El Sr. Cantet se ha decidido por incursionar en estas técnicas con el afán de acercar su cine a nuevas generaciones, que es a quien también va dirigida la cinta, y al mismo tiempo da herramientas para la creación de lo que ahora se pelea como un nuevo género o una nueva técnica, aunque honestamente creo que el debate está de más y el cine es el que prevalece siempre como una herramienta efectiva, cuando se logra, de denuncia.
Entre les Murs, pues, se alza como una de las cinta más relevantes del año pasado, con algunos de los premios más importantes del mundo a cuestas, no obstante de la polémica que circunda a una serie de películas que se acercan y que utilizan una planeación similar. El cine cambia, sí, pero no sus efectos, no su ardua tarea - y disciplina y educación - de narrar, siempre narrar, lo que uno cree conveniente y debe saberse, para si y para el mundo.
La Clase de Laurent Cantet
Calificación: 4 de 5 (Muy Buena).
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