2010. ¿El Año en el que ya no hubo contacto?
El año termina con el segundo verano cinematográfico; un par de meses irónicamente invernales donde las grandes apuestas de los estudios inundan los cines sin dejar opción más que a lo industrial. No será, entonces, para nadie sorpresivo que en estas fechas navideñas las únicas alternativas sean, como siempre, tan radicales como tradiciones entre si; cintas familiares que rozan en lo cursi del amor y “el mensaje”, hasta tramas de un horror generalizado y cada vez más pulverizadas hacía lo grotescamente explicito. Pero si bien nos alejamos tan sólo un poco de la tradición del “no sé que hacer en estos días”, bien podíamos optar por entretenernos al recordar las cosas que marcaron (para bien o para mal) el paso de la pantalla en este año que esfumado ya está por un lado, o bien por el otro: las cosas que se nos promete para aquel que comienza con la lucha férrea de los premios más importantes de la industria. Un año que sin duda alguna, se alejó de la fantasía y la analogía de una guerra cada vez menos mediática para afanarse más en los sectores oníricos de una realidad social de la que no se quiere, en realidad, despertar del todo (con el fin de no encontrarse con la mortandad real) como en "Inception" de Nolan, o –mejor aún– para encerrarse en un imaginario colectivo de pesadillas urbanas –muy mal manejadas por cierto– en una secuela de "Paranormal Activity" (Tod Williams) que resultó ser un ejercicio un tanto peor que el original que ya era lo bastante malo como para ejecutarlo. Asimismo, como no es de extrañarse en esta crisis creativa de Hollywood que cada vez es más cínica, se nos traen de regreso las comedias exabruptas de una sociedad que intenta, hipócritamente, hacer un acto autoreflexivo de la burla en cintas como "Due Date" (Todd Phillips), que al menos sí cumple con el objetivo de la carcajada, u otras con un humor tan involuntario como el llamado perdido y nostálgico de la selva que resulto ser "The Expendables" (Stallone) como refritos tras refritos de películas de culto en el mercado de la añoranza que resultaron por pasar tan inadvertidos como los protagonistas mismos, ejemplo claro: "Karate Kid" (Harald Swart)… En fin, la nota buena, como ya suele ser también costumbre, la dieron los estudios de animación al madurar algunos de sus personajes más entrañables; "Toy Story 3" (Lee Unkrich) y "Shrek Forever After" (Mike Mitchell) aunque esta no se puede quitar del saco las referencias a películas de nostalgia como "Back To The Future" (Zemeckis) que también fue traída de nuevo a la pantalla para los jóvenes veteranos.
No es de sorprenderse que la falta de ingenio en la industria continúe en el próximo año que nos alienta a creer, como suele ser lo habitual, en los primeros meses con sus películas de mayor calidad; en este caso, las que resulten premiadas y que como siempre, nos han de llegar con un atraso desmedido. La lista no es tan larga pero si esperanzadora: "Black Swan" (Arronofsky), "Social Network" (Fincher), "True Grit" (Coen), "Hereafter" (Eastwood), "The King's Speech" (Hooper), "The Fighter" (Russell). Aunque cabe decir, también gastadamente, que para el verano próximo se nos avecina una nueva oleada (sí, una nueva) de súper héroes que cruzan las paginas de sus comics a la pantalla grande cuyas esperanzas fílmicas dejan mucho que desear en sus primeros avances; "Thor" (Branagh), "Green Lantern" (Campbell) así como historias que retomando géneros o estructuras clásicas se reforman única y exclusivamente en el campo visual de lo que resultará, casi sin dudas, meros aspavientos de efectos espaciales como "Cowboys And Aliens" (Favreau) o "Real Steel" (Levy). También será el año del regreso de Ron Howard a la comedia romántica "The Dilemma", de la nueva entrega de los nuevos disparates de Roland Emmerich "Anonymous" y de Michal Bay en una nueva secuela dominguera de "Transformers: Dark Of The Moon" y por fin, ¡por fin!, la última parte de "Harry Potter" para ya dar vuelta a la hoja a esa boga juvenil de hechiceros melodramáticos. ¡Ah!, y claro, como olvidarlo, también el final de la saga de "Twilight" en algo que ni siquiera vale la pena gastar unas cuantas palabras. ¿Nos espera, pues, un buen año? No podría afirmarlo, tampoco negarlo. Será como la tradición dictamina, con altibajos donde las crestas cada vez son más escasas. El cine no requiere de nueva sangre, es la industria la que está obligada a abrir un poco más los ojos. Simple y llanamente eso. Que curioso que no lo hace… Ustedes al menos háganlo y tengan un muy feliz y reconfortante año.
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