REDONDO.
Prometeo.
Prometheus(Ridley Scott, 2012)
Con el paso de los años, Ridley Scott ha materializado una obra cinematográfica diversa; variada en modalidades genéricas, estilos fotográficos y entramados heterogéneos que en ocasiones, es cierto, le sobran o le faltan elementos para ser considerados enteramente redondos. No obstante, es un realizador constante que se ha centrado siempre en el factor de empuje, efecto, influencia y/o presión social de sus personajes, que ha ido formalizando eficientemente su técnica y mano a lo largo de una más que lucrativa carrera que, lejos de crear fanáticos, siempre está dispuesta al ojo crítico. Es por ello, ante todo, que hay que agradecerle la frescura, ligereza y dinamismo con la que presenta ésta, su última cinta –evocación cristalina de su segundo film: “Alien”, 1979– pues da muestras de aquellas pretéritas expresiones que tuvo como realizador cinematográfico primerizo (a expensas, claro, de una surtida carrera previa en la televisión y la publicidad).
Y es que “Prometeo” se genera, al igual que “Alien”, desde la perspectiva de un misterio que se nutre a través de la falta inmediata de resoluciones, pero sobretodo, al disimulo presencial del fenómeno que origina el pretexto de la trama que nunca termina por convertirse en el drama a ser contado; clave fundamental para el éxito de las cintas posteriores de horror en los años 80. Se construye, pues, siendo y erigiendo una atmosfera donde prevalecen más las formas que los sentidos; y es que puede acaso que el sentido nunca tome rumbo fijo (he ahí la riqueza de su tono hasta cierto punto “monótono” y sus quiebres de ritmo). Es decir, Ridley Scott da rienda suelta al posible imaginario de un universo pretérito –conocemos el futuro– de un icono cinematográfico del cual nunca se nos había explicado mucho (nulificadas todas esas últimas entregas de enfrentamientos sosos), apegado al más puro estilo clásico del cine; ocupado y atento más por el “como” que en el “qué”. Dicho de otra forma, escribe y desarrolla su película en el mismo estilo con el que amplió la primera. Seguimos conociendo casi lo mismo…
Aunado a la tendencia que debía enmarcarle, “Prometeo” lúcidamente se nos adelanta a los hechos resumiendo al mínimo los hilos que debían de entretejerse, y se presenta como un “hecho aislado” pero con severos guiños a la saga que debe sucederle. Gestos que no resultan ni fortuitos ni gratuitos para el espectador, pues son señas evocativas, más no explicativas –de nuevo en el tenor de darle más importancia a las formas que a los sentidos. Y es que si nos ponemos a pensar diégeticamente en los factores que se nos presentan en pantalla, estamos frente a una serie de personajes ávidos de algo que no obtendrán, al igual que nosotros como espectadores. Juntos, pues, estamos sumergidos en una tierra de incertidumbres donde nadie, nadie, conseguirá la o las respuesta(s), cuyo sentido no es eje sino pretexto para enmarcar la aventura emprendida.
En estricto apego a la construcción cinematográfica, la hechura de la cinta se manifiesta relevante, salvo dos o tres acciones que, lejos de estar de sobra, no se nos introducen con la mejor eficacia posible; pareciendo que emergen repentinamente, aunque conociendo a Ridley Scott, no dudemos que en poco tiempo aparezca un corte con muchos más minutos.
En asociación con algunos de los miembros de su equipo cotidiano; “Pietro Scalia” con un montaje eficientemente neutro que erige ese tono engañosamente pasivo, “Marc Streitenfeld” con una sobresaliente partitura minimalista que teje invisiblemente las emociones más oscuras y “Dariusz Wolski”, mejor conocido en trabajos de su hermano menor, con una fotografía sobria que endurece el ambiente, Ridley Scott no sólo da muestra de un talento ganado con los años surtido con la viveza de sus primeros pasos como director de cine, sino que se da el lujo de rendirle severos tributos estilísticos a la filmografía de Stanley Kubrick, sobre todo a sus cintas “2001: A Space Odyssey” (1968) y “The Shining” (1980).
“Prometeo”, entonces, se erige como una refrescante pausa ante la eminente venida del circuito más pesado del cine de verano. Es una cinta dubitativa en cuanto a su contenido, sí, pero sin lugar a dudas inteligentemente realizada.
Prometeode Ridley Scott
Calificación: 3.5 de 5 (Más que Buena).
1 comentario:
Había esperado con ansia a Ridley, escuché bastantes comentarios sobre esta entrega, pero la mayoría venían de personas de esas que al escuchar sus argumentos no te dan ganas de otra cosa mas que de reírte, darte la vuelta y dejarlas hablando. Con todo, ya no la alcancé en cine, así que me conformaré con tener el DVD. Después de tu texto me quedé aún con más expectativas para disfrutarla de las que ya tenía.
¿ya viste el docu de Banksy "Exit Through the Gift Shop"? recomendadísimo
Por cierto, el nuevo blog es www.relievescrito.blogspot.com, también www.graphicloeza.blogspot.com y
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Saludos, y ... ¡caramba amigo, cómprate un trago! XD
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