REDONDO.
Blade Runner 2049
Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017)
Con un balance idóneo entre el paralelismo y la equidistancia con su predecesora, Blade Runner 2049 se erige como una inteligente cinta que acentúa las incógnitas vertidas en el distópico universo que creara Philip K. Dick –a finales de los 60– y que fuese presentado en el escenario cinematográfico a principios de los 80; interrogantes que se tiñen de una convicción prodigiosa, misterios envueltos en un velo cuasi sacro que ha de re-interpretarse acorde a las necesidades de un mundo donde la insuficiencia envuelve los entornos: arquitectura vacía de afectos y emociones, de lastima, ternura y hasta dolor. Donde los recuerdos son plenamente el campo sensitivo y el presente es un relato alegórico de lo que fue –y hubo– sin que a nadie en realidad le importe ya reconocer el paso del tiempo y su caminar por las arenas de la lógica. Sitios donde el único alimento es el beneficio propio.
El milagroso enigma que circunda la trama se ubica desde los primeros minutos como algo que ha de ejercer una presión mayúscula en los involucrados. El acercamiento a ese pretexto que parte los limites de lo conocido, no sólo atraerá el pasado al horizonte de nuestros personajes sino que les partirá en dos sus posibilidades de fe, ira, encanto y devoción. Furor. La presión de la esperanza, entonces, se torna inscrita en un gotero que no tiene segundas oportunidades ni relevos. El polvo alzado del pretérito marcará no sólo el camino de nuestros personajes, sino que alzará sus capacidades rumbo al destino que habrá de cauterizar sus sacrificios con cierta carga de animadversión y decoro. Y es que esta nueva entrega de Villenueve nos enfrentamos a un encadenado de búsqueda y caza, de seguimientos que encaran la nostalgia con el temor de perderlo o hacerse consciente, ya, de haberlo perdido todo. Con el turbante eje del abandono y los ecos del extravío, el realizador matiza y adereza con la propia retórica visual y léxica del filme que no regalara Ridley Scott en 1982.
Bajo un guión sumamente estructurado; dialogación madura y preconcebida para anudar las tramas separadas por 35 años, un orden de acciones sumamente perspicaz que marcadas a un ritmo pausado, latente y considerado, nos abre las puertas a un universo cautivante, obscurecido por el ocaso y tristemente derrotado. La siempre pasmosa fotografía de Roger Deakins no deja espacio para el suspiro, su andar lumínico sorprende a cada escena y a cada plano; se atañe a las reglas propias del Blade Runner original aunque postrándolo en un pedestal mucho más alto y rico en plástica y forma. Por su parte, el montaje de Joe Walker cede a esa calma que se denota al interior de la cinta, manifiesta más que describe, recalcando una cadencia que atrapa en el orden propio en que se exhibe la diégesis del filme. El diseño de Dennis Gassner no se queda atrás y tanto se nutre como subleva lo ya conocido en pos de lo que habrá de acontecer, su edificación atestigua y admite las impresiones de quienes se exponen y ocultan en su manto. La partitura de Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch abraza y sofoca, une las acciones con un telar invisible pero de fuerte talante que nos rastrea y acorrala en las direcciones adecuadas para el aprovechamiento de la elegante personalidad de la película.
Al final, es cierto, Blade Runner 2049 nos aboca a un espíritu onírico que atrae las vacilaciones que han permitido a la cultura popular acrecentar su encanto dentro de la ciencia fición. El uso de los elementos que abrieron algunas de las puertas se delinean agradecidas hacía su origen pero caminan dentro un campo fértil aumentando los limites del dilema, de la sospecha y la desconfianza propia del sentir y el actuar humano. El trabajo de Villenueve no sorprende, pues es un director que ya ha demostrado en más de una ocasión una mano sumamente firme, pero en efecto demuestra que es capaz de tomar un proyecto cuyo peso histórico y comercial es de alta envergadura y no traicionarse por ninguna de las fuerzas circundantes. Su firma se respira y le autoriza el legado de una trama tan de culto como la presente. Su trabajo, pues, queda plasmado de manera brillante y nos arroja a la cara que después de 7 lustros, aún quedan las vacilaciones sobre si tendremos la posibilidad de clasificar las diferencias de lo que hemos sido y lo que habremos de ser como raza… Y eso si es que sobrevivimos.
Blade Runner 2049 de Denis Villeneve
Calificación: 4 de 5 (Excelente).
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