Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 28 de abril de 2008

¿Asesino Yo?

EL BOLSILLO IZQUIERDO

Desde hace tiempo no encentro algo de lo que valga la pena hablar – sobre el contexto actual. Siempre, debo decirlo, se puede hablar de cualquier bobería, idiotez (y seguirían creciendo los insultos) pero me atormenta lo polarizado de los temas. Para esta semana decidí imaginar, simplemente imaginar.

¿ASESINO YO?

Me siento en aquel viejo sillón intentando tapar el orificio que algún cigarrillo hiciera en alguna ocasión de festejo, como la de hoy, aunque complejamente distinta. La música resuena improvisadamente, mi cita llegó con algunos minutos de anterioridad a lo acordado y no me había dado tiempo de colocar aquel disco de melodías ridículamente arregladas en un jazz bastante mediocre. No creo que la situación este lo correctamente musicalizada cuando de fondo se escucha una compilación lo bastante personal de los miembros de Crosby, Stills Nash & Young que hiciese hace algunos años, posiblemente no sea muy correcto estar percibiendo las grises frases del coro de “Kind Woman” de “Buffalo Springfield” mientras me aseguro en silencio que el orificio del sillón no sea visible, y me pregunto todo este asunto de la música en la cabeza.
Ella sonríe, al parecer no le afecta del todo el contenido de la canción, probablemente ni siquiera sepa ingles – ¿de que me preocupo? – bien puede estar dejándose llevar por el ritmo lento y apacible de la canción e imaginarse que es una melodía lo bastante romántica como para creer que soy de esos arcaicos amantes que piensan en cada detalle antes de abrirle la puerta a quien se le corteja. – ¿Lo seré? Mejor no me muevo mucho, el orificio está justo debajo de uno de mis muslos. ¿Se me percibirá el nerviosismo, será por eso que sonríe?
- ¿Así es aquí vives? Me dijo, e inmediatamente una serie de cuestionamientos virales y enfermizos se me vinieron a la cabeza, desde el imaginármela conmigo en la cama después de conocernos bien (a fondo), hasta el hecho de dudar de su reputación, ¿por qué habrá aceptado venir a mi casa en la primera cita, acaso será una amante de lo ajeno, una cualquiera? - Momento, es tan sólo una burócrata promedio en busca de una aventura, sí, debe ser eso, el problema debo ser yo, ¿pero que tipo de hombre soy, acaso estoy en la antesala de convertirme en un pedestre violador? ¿Me aceptaría si lo fuera?
Su mirada se pierde ante todos los pequeños detalles aún no quitados de aquel otro viejo amor, de aquel que decoro la casa y aún en su ausencia, mantiene como hogar una construcción que bien podría ser un cuarto vacío. Le ofrezco un poco de agua, un café, una copa de vino, a todo dice que sí, le traigo una copa del mejor vino que tengo en la casa, uno lo suficientemente común como para que me crea especial. En realidad no soy el mejor conocedor de la exquisitez, lo repito, soy demasiado común. Tal vez lo suficiente como para que una casi-desconocida aceptara venir a mi casa en la primera cita.
La conocí hace un par de años, cuando comencé a trabajar en un departamento del gobierno, estuve ahí dos semanas antes de que me traspasaran a otro, al parecer ya éramos demasiados los que nos quedábamos viendo a la cara todo el día. Unas tres o cuatro veces fue que cruzamos palabra mientras la maquina de refrescos nos hacía pasar corajes al tragarse nuestro dinero. El fin pasado me la reencontré en una fiesta donde coincidimos amigos. Un saludo llevó a una soledad acompañada dentro de un bar repleto de más desconocidos, más que nosotros. ¿Por qué no invitarla a salir en este estado de soledad en que me encuentro?, ella no se ve muy bien tampoco. Mientras la esperaba, reflexionaba sobre la certeza de lo que había concedido en la noche anterior, cuando le pregunte su nombre (de nueva cuenta) y una cosa llevo a la otra. No recuerdo si le dije que odio a la gente impuntual, posiblemente por eso hala llegado minutos antes, cuando aún no subía por ese mediocre disco de canciones populares versionadas en un jazz/pop lo bastante vulgar como para atraer a las masas y hacerla creer en sus buenos gustos. Probablemente por eso este tan nervioso, ¿podrían estos nervios desatar una furia antes desconocida y acabar con su vida? Decido invitarla a salir, ya estando en mí casa, y pasar un día agradable fuera de todo terreno conocido/desconocido fuera de nuestros habitats. La música se silencio, posiblemente el amor venga después. ¿Quién sabe?

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