Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 29 de diciembre de 2008

El Espíritu

REDONDO.

El Espíritu.
The Spirit (Frank Miller, 2008).

Hay un problema lo suficientemente básico en la nueva estrategia que da salida al mercadeo del cómic en el cine como para replantearse futuros proyectos, y es que este medio (de fanáticos de culto) trata de ganar terreno a un campo que no le pertenece, y sin tener las bases fundamentales para, siquiera, dar con un intento de obtener un sello en particular. En los últimos años nos hemos visto abordados por diversos personajes de naturaleza gráfica con resultados por mayor ambivalentes, por un lado hemos visto grandes sorpresas, que se reciben de alegre manera, claro, pero por el otro ha habido grandes decepciones. No puedo decir que The Spirit sea una más de ellas, y es que personalmente nunca creí del todo en el proyecto, pero sí creo que debe serlo para el que en realidad lo haya visto con esperanza.
Algunas cosas quedan muy claras al ver The Spirit, una de ellas es que no importando su naturaleza primaria, lo que debe suceder en una pantalla de cine es, natural y lógicamente, cine. Y no es que sea el más grande de los puristas en el campo del séptimo arte, en ocasiones he defendido aportaciones de ciertos movimientos que tratan de innovar sobre el lenguaje del cine, pero es porque se nota un oficio y conocimiento de uso de ese lenguaje en aquellos que lo intentan. En The Spirit se nota la mano amateur y falta de conocimiento que se suponía.
A los amantes del cómic les debe quedar claro que si bien se comparten ciertos elementos visuales entre el cine y su lenguaje gráfico, no lo es del todo igual en cualquiera de las versiones, no se puede llevar una película a un cómic como una cómic a una película sin una adaptación real hacía el lenguaje que va a predominar. En estos casos, hablando de novelas gráficas a filmes, se deben perder ciertos detalles que no sirven dentro de una puesta escena, fuerza vital, de una película.
No importando que el señor Frank Miller sea uno de los más elogiados y amados creadores en el arte del cómic, se debe de indicar que el cine lo realizan gente dedicada al cine. Si bien auxilió a Robert Rodríguez en Sin City, después de ver esta película queda clara su aportación, mera creativa, a esa cinta. Si bien para muchos es cuestionable la carrera del Sr. Rodríguez por sus incursiones en diversos géneros, no queda duda que su manejo del lenguaje es siempre el acorde para con el mensaje a enviar, cosa ya en sí complicada. Al parecer, el señor Frank Miller quiso llevar esa escuela aprendida - a medias - de Sin City a otro cómic que podía competir estéticamente con el suyo.
El problema es básico, como ya he dicho, y aquí no deben caber las dudas de si alguien ha leído o no la obra, si bien conoce del todo la novela gráfica llevada a la pantalla. La naturaleza en el origen de las historias de la pantalla son diversas y siempre ajenas al cine; si no es un relato escuchado, termina siendo un cuento corto, novela o bien una mera idea de alguien que no sabe nada de cine, en grandes ocasiones. Pero este es es el primer paso para convertir una idea a una obra audiovisual, pues esta deberá ser estudiada y llevada bajo cierto rigor a un planteamiento cinematográfico, ¿cuántas veces no hemos ido al cine sin leer la novela, cuento o relato al que se versiona? En el cine existe la adaptación, y una buena adaptación, como se debe saber, no es la que le es más fiel a la “partitura” original, sino la que lleva la esencia de ésta a su campo, uno distinto en las maneras de expresión.
El señor Frank Miller como buen artesano de su medio, se ha dejado vencer por su vena creativa y ha confundido los ritmos de un lenguaje distinto al suyo, el manejo de planos queda rebasado por una historia que en si, tarda en tomar coherencia y se complica dando a conocer su conflicto principal (básico y elemental en una película). Y es que es algo tan sencillo como darse cuenta que una película no se lee de la misma manera que una novela, como una novela de un cómic o novela gráfica.
Elementos primarios dentro del cine como el uso de emociones bajo ángulos de intención, movimientos de cámara y ópticas (etcétera) han quedado al uso de una estética que nunca logra despegar del todo, una estética que intenta no repetirse para con Sin City, nos dicen (a pesar de su gran parecido) y que no se logra del todo, pues en el filme donde colaboran Rodríguez y Miller sí se denotaba un uso claro a favor de una historia. En The Spirit el lenguaje cinematográfico queda reducido a una prueba fallida de dirección.
El trabajo actoral no es para nada destacable, se nota que todos los participantes en la cinta se pasaron un tiempo muy entretenido mientras se filmaba la cinta, pero que nadie preparó un personaje ni puso mucha seriedad al proyecto. El género de la cinta también causa un poco de ruido, no se mezcla en conjunto, sino que se viaja entre una comedia negra, en ocasiones, donde el uso de la violencia contenida en ocasiones (se nota esa parte del aporte que se quería dar) es mal lograda, con otro estilo de mínima comicidad, una muy sosa que no deja de parecer exagerada.
El cine, pues, siempre lo será, será cine, para bien o para mal. Cuando uno se adentra a una de sus salas, así sea para ver una versión de cualquier ópera, uno no espera ver un sólo plano de una orquesta que interpreta lo que escuchamos, así como unos cantantes lejanos que no cambian en escala de tamaño nunca, lo que se quiere es observarle hasta los ojos, de detallar ese mundo que sólo el cine puede dar. Tampoco se pide esto cuando la situación es contraria, cuando se va a una teatro operístico a escuchar la misma obra. Es una lógica aprendida, un respeto de espacios entre artes y formas de expresión.
The Spirit se interna en un campo peligroso al querer rebasar esas reglas sin mucho peso bajo la manga, lamentablemente sale perdiendo. Al final resulta una película dispar, difícil de observar, y no por el hecho de la temática de la novela gráfica, sino por su hechura misma, cojea de varias partes básicas y nunca logra cuajar del todo en algo que se nos quiera contar. Algo me queda claro al ver The Spirit, lo dije, y es que al ir al cine uno espera ver cine, así como también queda más que claro que Frank Miller, mago, hechizero, genio o demás, no es un director de películas. No es un director de cine.

El Espíritu de Frank Miller.
Calificación: 2 de 5 (Prescindible)

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