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España, 2009.

Sunset Boulevard

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martes, 2 de diciembre de 2008

El Segundo Verano Menguado

VÍA LIBRE.

En esta ocasión dejo aqui un texto pedido por mis amigos de Roots México, que puntualmente, a veces un poco apresurados, me solicitan mí ayuda en ciertos textos relacionados con el cine. Como no es de extrañar, en esta ocasión me propusieron lo usual, un tema de actualidad. Como no me he decidido a desmenuzar algunas de las propuestas de estas fechas expuestas en el cine, me he enfrascado en una síntesis de lo que es para mí, el cine de la época navideña.

EL SEGUNDO VERANO MENGUADO (NAVIDAD & CINE).

A. Güiris V.

Para nadie es de extrañarse que la industria cinematográfica, a cargo de nuestros vecinos del norte, así como de una nueva ola de productores nacionales y de otras tantas regiones que han abierto un poco los ojos al negocio y lo han comprendido en todas sus facetas, considera esta época de fríos y regalos como manos dispuestas a “donar” parte de su salario al entretenimiento del cine veraniego, aunque suene a ironía o bien a una mala broma. Lo anterior lo menciono a colación del presente texto y de manera sincera, pues no hay tal fin más que el de la silueta de una sonrisa. Déjenme explicar, esta vez, con menor tenor de rebusqueda en los sentidos: Todos sabemos que navidad, para el cine, es el segundo verano.
Empecemos por reconocer las pautas de las películas que son entregadas en gran parte en la segunda estación del año (el original verano): grandes producciones (referencia obvia al presupuesto) donde las escenas de batallas, persecuciones, explosiones y súper héroes (aún sesgados a ese estilo de mercado) se encuentran para dar satisfacción a los asiduos asistentes en esa temporada de vacaciones y pretensiones de mayor relajación, lamentablemente aún en nuestro país el relax no forma parte de la lectura cultura, es un trabajo más. Pero sin adentrarnos a esta y otras quejas que sin duda resultarían del tópico, el cabo se amarra en la presente temporada; pues no es sino un eco de la anterior, así como también sus asiduos asistentes, en esta ocasión padres lo demasiado cansados para luchar y que deben entregarse a la democracia familiar y sortear los obstáculos presupuestales para dar gusto y cabida a los menores y los ya no tan menores que han de creer que la vida es más fácil de lo que aparenta, reuniones de amigos en pos de la bebida pero que antes deben de encontrarse en el sitio donde las fotos en el diario se originan, así como de amigas que si bien acabaran bailando sobre los sillones de alguna disco, primero deben sentir la banal pretensión de ver a su actor favorito (centrado en el valor de la belleza) actuando sobre la pantalla y sentir la fragilidad del amor en sus pequeños corazones, o bien, un poco de terror para hacerse sentir un poco más alternativas. La navidad comienza, señoras y señores, comienza y debemos aprender a valorarla como lo que es, ¿por qué no?
Asistir al cine en navidad es una experiencia reducida a un mes y un par de semanas más en enero, películas que retratan el poder de la industria antes dictada, un fuerte imperio que disfraza (y con cada año de manera menos creativa o bien más cínica) los entramados repasados por años: comedias románticas y cintas de terror que se pelean el valor, ya perdido (realmente nunca dictado ni existente) de las acciones buenas (no buenas acciones), de esta época de pedimentos y más pedimentos. Géneros, por que no decirlo, de mero tramite en una temporada sin mucha exigencia, no me inclino así por decir que siempre son de esta manera, ambos tienen su valor y sus valuartes que han derribado cadenas de gustos y han pasado a la historia, pero en consecuencia de este segundo verano, debo insistir en su trabajo de etiqueta. Uno encaminado para los que no gustan de los villancicos y deciden sentirse originales con la siempre presente cinta de Horror (un poco de lúgubres y sangre para teñir el clásico rojo), y otro enfocado en tramas traídas al público habido de reencontrar su fe en el amor y sentirse decidido a comer su uva con la promesa de encontrarlo en el año entrante. Terror y amor, no como antítesis sino como complementos. La navidad siempre con sus milagros.
Asimismo, y cada año con menos acierto, el cine de animación, tan bueno en otras épocas, se ha reducido a historias parecidas, sin la originalidad característica de otros años. Sectorizándose a encontrar más personajes que vendan en el mercado que en historias entrañables así como en secuelas que regularmente dejan mucho que desear y que pensar. ¿Será que el cine de animación es en sí un hijo supradesarrollado de la historia del cine mismo y se ha contagiado de le epidemia industrial con mayor rapidez y avidez? ¿Cuanto tiempo faltará para el primer remake de animación? Poco, muy poco, pienso pero sin tanto cinismo, claro, eso vendrá después, casi lo puedo asegurar. Por ahora me conformo con las peculiares similitudes entre compañías.
Diciembre, siempre diciembre, el navideño, símbolo de promesas que caen en forma de nieve, diciembre veraniego, diciembre de familias y multitudes, de películas mas o menos trazadas, mas o menos degustadas, mas o menos dibujadas, mas o menos, mas o menos.
Y al contrario de las esperanzadoras fechas, el cine no da espacio a las sorpresas; se sabe desde antes que películas serán las mejores, no hay sorpresas en el cine de navidad, los estudio inteligentemente agregan a estas fechas ciertas renombradas cintas que han de captar la atención del clásico auditorio que se dirige con recelo y mirada cautiva a seguir su carrera de cinéfilo purista. Cintas que van del drama bien establecido al ya establecido - lastimosamente - como estilo con look independiente; donde las bandas sonoras de nostalgia y las historias un tanto revueltas son el tema a perseguir. No hay sorpresas en navidad.
Y así, sin sorpresas, con milagros esperados y debacles cada vez más evidentes, es como se activa la cinematografía nacional; que al caso es lo mismo pero que aplaudo que cada vez tenga más presencia. Nos nos dejemos vencer aquí por lo egos, es obvio que aún falta un poco de trabajo para empezar a redondear los trabajos, pero en navidad, navidades como dijera un buen compañero, es sólo el trámite. El tener en cartelera algunas cintas de la misma calidad que la etiqueta gringa, ósea mas o menos, es un mérito dado. Si queremos bien un cine de calidad, este no aparecerá de la nada, debemos ir creciendo poco a poco, acostumbrarnos a observar distintos géneros dentro de la visión nacional, sean trabajos pobres, bien intencionados o presuntuosamente logrados a medias (como creo que es la clasificación que ahora impera). El cine mexicano crece, es notorio, aún no con las producciones que muchos querrían pero es evidente el crecimiento en aportaciones, ¿cómo creen que se hace el cine? Con dinero, y ese dinero sale de otros tantos proyectos realizados con la proposición de hacerlo. El cine mexicano empezará dentro de poco su ciclo de madurez, que será largo es cierto, pero como regalo de navidad y año nuevo, veo con animo, como rayo de sol que entra por mi ventana para delatarme la primavera - donde no existe ni el verano ni la navidad.
El cine de navidad no está a la vuelta de la esquina, ya se encuentra en carteleras. Es hora de el último verano del año. ¿Alguien ha visto a los espíritus rondar?

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