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viernes, 17 de junio de 2011

X-Men: First Class

REDONDO.

X-Men: First Class

X-Men: Primera Generación (Vaughn, 2011)

Aunque la gente refute que a esta cinta le falta una estrella de renombre para… “no sé que” (la verdad no se me ocurre nada), la verdad dista mucho de dicha queja “populachera”. La realidad, en sí, recae en los desperfectos que gran parte de las renombradas “películas de verano” denotan en su hechura… Ahora bien, dudas no nos deben caber ante el hecho de que los productores, y sobre todo los grandes estudios de Hollywood, han encontrado una mina de oro en el comic durante los últimos años. Esto, sobra decirlo, no es para nada una garantía de calidad: en muchos de los casos, no podría decir mayoría (no llevo un recuento), la industria ha convertido dichos argumentos –en gran parte de suma intelectualidad alegórica para con la realidad social y metafísica– en meras ficciones sobrecargadas de vanidad estética, mercadotecnia y simpleza. El caso actual, X-Men: First Class, no queda lamentablemente atrás de todo este “mal-venir”.

Salvo extraordinarias particularidades como podría ser la franquicia actual de “Batman” (Nolan), las grandes cabezas de la industria no han apostado, sino que se han obligado a mantener un frente ante la complejidad intelectual que algunos directores podrían haber mostrado ante ciertas adaptaciones y elegido, a diestra y siniestra, a realizadores más manipulables para seguir –y esa es la entera verdad– llenando la alcancía a consta de una generación mal informada de la cinematografía mundial. Tal es el caso, ¡vaya!, que muchos ni siquiera saben que hay en demasía cine en otras partes del mundo.

En este caso, pues, le toco el turno a Matthew Vaughn, un inglés que hizo sus “pininos”, y ahí comienza el detalle, produciéndole sus primeras cintas, nada más ni nada menos, que a Guy Ritchie. Y aunque su opera primera, Layer Cake (2004) resultará ser una versión mejorada de las tramas de su mentor, su carrera ha surcado una irregularidad total en cuanto a calidad, género y voz artística: Stardust (2007) y Kick Ass (2010). X-Men: First Class, pues, no resulta fatídica. La película en sí resulta ser en partes –breves partes– entretenida, únicamente entretenida (esa es la palabra exacta), pues en relación a la técnica y la teoría se aleja mucho de las características loables para poder ser considerada siquiera cercana a lo emotiva. Sobrecargada en los elementos que deben acompañar y multiplicar el drama, y plana ante los elementos que deben de crearlo, se presenta distraída y no deja de caer en baches ajenos a su propia trama. Con un cast “juvenil” más cercano a una publicidad de Benetton, que no sirve y se conjunta más que medianamente para la última secuencia, las actuaciones terminan por ser endebles, ligeras y sin una dirección real (quizá con la excepción de Kevin Bacon en algunas escenas). Basta decir que su arrojo, actitud y función cambian cada que se les viene en gana. No existe un crecimiento o bien un detrimento de sus personalidades. La historia abarca más de lo que se podía y no existe una linealidad bien entramada: una historia que termine por contarse redondamente ante un contexto tan complejo y poderosamente llamativo dentro de la historia de nuestros vecinos del norte. Resulta ser una exageración demasiado obvia todo el armazón de esta película. Su arte, aunque presumiblemente “retro”, deja bastante que desear para con los años presentados en cuestión, su fotografía, en el mismo de los casos, no termina por ser al menos regularmente eficiente para la ficción. Su montaje, entonces, es el ágilmente errado pero a su vez, ¡y a esto hemos llegado!, el conveniente para las nuevas generaciones que no distinguen el valor de los planos como la mínima unidad narrativa de una puesta cinematográfica. Su banda sonora se basa, para concluir, en una exacerbada –y hasta el hartazgo– partitura que no deja casi minuto sin presencia. Es extremadamente ajena al supuesto suspenso e inquietud emocional que se busca o intentó, en el mejor de los casos, buscar. Este elemento, de alta importancia y suma fineza a la hora de la construcción, es quizá el mayor error de toda esta cinta que termina por estar excedida en casi todo aspecto.

X-Men: First Class termina por ser una cinta más de las ya mencionadas “de verano”. No va más allá de lo ya malacostumbrado en esta época del año. Es una trama que mimará la taquilla, sí, pero que los años terminarán por hacer un lado rápidamente. La gente quizá de manera mucho más ágil.

X-Men: Primera Generación de Matthew Vaughn

Calificación: 2.5 de 5 (Regular)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tenía que ser... a ver cuanto habrá que esperar para ver una buena producción estilo Watchmen, que a mi parecer cubre precisamente todas las fregadas carencias que mencionas de esta y todas las últimas cosas Hollywoodescas, por lo pronto me reservo la huida al cine y me sigo quedando con los logros de Nolan... por cierto, aún trato de olvidarme de mi desatino para ver X-MEN orígnes: Wolverine, no sabía si reírme o llorar ja