EL BOLSILLO IZQUIERDO
Con esto de los bombazos (mejor tal vez decir granadas) todos se comportan como en un estado de emergencia, es algo lógico. Pero, ¿qué tanto esto debe ser una sorpresa real?, ¿hacía donde podría llevar este acto desleable nuestra “industria cultural” (o bien lo que conocemos como tal)?
CÁRTEL-ERA.
El tema de estos días es uno, sólo uno y ningún otro que aunque pueda relacionarse directa o indirectamente con ciertos preámbulos con los que ya se había batallado, o bien ya se estaba luchando, es una clara referencia a todos los sectores de un país en decadencia social como lo es este donde habitamos.
¡Bomba!, se diría como una especie de broma elegante en otros tiempos, tal vez unos meses antes. Posiblemente en el sur aún exista un poco de disertación y se diviertan aún haciendo alusión a esta composición de rima y folclor que ahora nos trae a mente algo que parecía no tan lejos, pero si distante: los actos delictivos nombrados como atentados y dirigidos a la sociedad en general.
Como lo es sabido, las bombas han dejado de ser las moderadas construcciones caseras que se hacían con una botella de cristal, gasolina y un trapo viejo (y que cierta cadena televisiva – con referencia a una cultura prehispánica – algún día enseño a realizar en sus noticiarios), potencialmente esta debacle sea debido al incremento en el combustible, que ya casi ningún liquido es embotellado en vidrio y es mejor conservar los trapos para el frío y los huracanes que andar recortándolo para darle fuego a otros. Ahora se ha dado paso a una período un tanto más oscuro (tampoco debemos teñir todo de lobreguez por este simple hecho, las nubes ya estaban a distancia desde hace un buen rato). Ahora las armas ya vienen empaquetadas y podemos hablar de un distensión para con el trabajo amateur. Una granada podría considerarse como una amenaza menor para con lo visto en anteriores meses, yo no sé por qué el gobierno nos muestra lo decomisado, es una visión terrible de lo que nos podemos encontrar en futuros no tan ajenos ni lejanos.
Material creativo suficiente tienen ahora ciertos sectores de nuestro país; los “videhomes” cuentan al momento con muchas tramas que bien pueden ser repetidas por unas cuantas décadas, andamios narrativos tan llanamente viserales y inverosímilmente bélico-militares como lo son sus producciones. No pueden quejarse de estas situaciones, a las que buen provecho sacarán en estos años por venir, realizaciones que emulen de manera coqueta (no creo exista otra manera) esta crisis que ellos tomarán, en su punto de vista, como algo serio y como homenaje; colocando un texto al final o al principio. La música no se debe quedar atrás, no se quedará podemos asegurar. Los narcocorridos podrán suministrarse por más años de tela por cortar, los urbanos y la industria Lora también podrán aportar ciertas tonadas al malogrado desarrollo social del país, unas dos/tres canciones, o bien todo un disquito temático, aunque tampoco podemos descartar a los Hernández, Rocos, Olvera y aquellos que se cambian a cada rato el nombre en una unión para cambiar un mundo que ya han ido cambiando desde hace mucho, según ellos, claro. Mejor manera de descubrir su inservible acto de voluntad por la que dejaron el estudio que tanta falta le hace a este país para, en efecto, mostrar una evolución de verdad.
No es que uno quiera agenciar cierta duda para con aquellos que involuntaria o voluntariamente manifiestan la idiosincrasia del México presente, pero debemos asumir las responsabilidades; tanto años de ver esos entramados cuasi cinematográficos, escuchar tanta “ira” e “impotencia” por parte de los rockeros con conciencia del país y tantas narraciones puristas por parte de los juglares norteños del país, nos hemos ido educando para con una visión que no cambia, que permanece y todo se convierte en un ciclo tan divertido como peligroso; ahora mortal.
Siempre he pensado que las expresiones artísticas de este país, de cualquier país, deberían ajustarse meramente a los criterios imaginativos del creador, situaciones triviales que llegan a algo gracias a las herramientas que cada arte manifiesta después de un estudio profundo de este, posiblemente, por que no, de vez en cuando alguna cita al pie en forma critica a ciertos asuntos, pero nunca el pie encima de nosotros. Nunca.
Con esto de los bombazos (mejor tal vez decir granadas) todos se comportan como en un estado de emergencia, es algo lógico. Pero, ¿qué tanto esto debe ser una sorpresa real?, ¿hacía donde podría llevar este acto desleable nuestra “industria cultural” (o bien lo que conocemos como tal)?
CÁRTEL-ERA.
El tema de estos días es uno, sólo uno y ningún otro que aunque pueda relacionarse directa o indirectamente con ciertos preámbulos con los que ya se había batallado, o bien ya se estaba luchando, es una clara referencia a todos los sectores de un país en decadencia social como lo es este donde habitamos.
¡Bomba!, se diría como una especie de broma elegante en otros tiempos, tal vez unos meses antes. Posiblemente en el sur aún exista un poco de disertación y se diviertan aún haciendo alusión a esta composición de rima y folclor que ahora nos trae a mente algo que parecía no tan lejos, pero si distante: los actos delictivos nombrados como atentados y dirigidos a la sociedad en general.
Como lo es sabido, las bombas han dejado de ser las moderadas construcciones caseras que se hacían con una botella de cristal, gasolina y un trapo viejo (y que cierta cadena televisiva – con referencia a una cultura prehispánica – algún día enseño a realizar en sus noticiarios), potencialmente esta debacle sea debido al incremento en el combustible, que ya casi ningún liquido es embotellado en vidrio y es mejor conservar los trapos para el frío y los huracanes que andar recortándolo para darle fuego a otros. Ahora se ha dado paso a una período un tanto más oscuro (tampoco debemos teñir todo de lobreguez por este simple hecho, las nubes ya estaban a distancia desde hace un buen rato). Ahora las armas ya vienen empaquetadas y podemos hablar de un distensión para con el trabajo amateur. Una granada podría considerarse como una amenaza menor para con lo visto en anteriores meses, yo no sé por qué el gobierno nos muestra lo decomisado, es una visión terrible de lo que nos podemos encontrar en futuros no tan ajenos ni lejanos.
Material creativo suficiente tienen ahora ciertos sectores de nuestro país; los “videhomes” cuentan al momento con muchas tramas que bien pueden ser repetidas por unas cuantas décadas, andamios narrativos tan llanamente viserales y inverosímilmente bélico-militares como lo son sus producciones. No pueden quejarse de estas situaciones, a las que buen provecho sacarán en estos años por venir, realizaciones que emulen de manera coqueta (no creo exista otra manera) esta crisis que ellos tomarán, en su punto de vista, como algo serio y como homenaje; colocando un texto al final o al principio. La música no se debe quedar atrás, no se quedará podemos asegurar. Los narcocorridos podrán suministrarse por más años de tela por cortar, los urbanos y la industria Lora también podrán aportar ciertas tonadas al malogrado desarrollo social del país, unas dos/tres canciones, o bien todo un disquito temático, aunque tampoco podemos descartar a los Hernández, Rocos, Olvera y aquellos que se cambian a cada rato el nombre en una unión para cambiar un mundo que ya han ido cambiando desde hace mucho, según ellos, claro. Mejor manera de descubrir su inservible acto de voluntad por la que dejaron el estudio que tanta falta le hace a este país para, en efecto, mostrar una evolución de verdad.
No es que uno quiera agenciar cierta duda para con aquellos que involuntaria o voluntariamente manifiestan la idiosincrasia del México presente, pero debemos asumir las responsabilidades; tanto años de ver esos entramados cuasi cinematográficos, escuchar tanta “ira” e “impotencia” por parte de los rockeros con conciencia del país y tantas narraciones puristas por parte de los juglares norteños del país, nos hemos ido educando para con una visión que no cambia, que permanece y todo se convierte en un ciclo tan divertido como peligroso; ahora mortal.
Siempre he pensado que las expresiones artísticas de este país, de cualquier país, deberían ajustarse meramente a los criterios imaginativos del creador, situaciones triviales que llegan a algo gracias a las herramientas que cada arte manifiesta después de un estudio profundo de este, posiblemente, por que no, de vez en cuando alguna cita al pie en forma critica a ciertos asuntos, pero nunca el pie encima de nosotros. Nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario