EL BOLSILLO IZQUIERDO
En está ocasión me di a la tarea de politizarme - como si eso fuera una gran labor. Mi intención antes de empezar a escribir era otra (como se leerá en la columna) pero como también explico ahí, me ubique en el tema de moda; ya cuando este había pasado de estar en boga. ¡Que mejor!
SE ME OLVIDÓ QUE TE OLVIDE.
En fin, la semana pasada fue otro 2 de Octubre más, que para enojo de los pseudo-socialistas posrevolucionarios que tenemos en la ciudad, pues ha sido rebasado ya en los dos lemas (interpretados como cánticos futboleros) que existen desde hace algunos años; el histórico “2 de octubre no se olvida” y aquel, un poco más moderno, que parafrasea irónicamente el anterior “2 de octubre sí se olvida.” Y es que particularmente, observo como esta fecha ha pasado ha ser un artilugio más para el desmane sinsentido por parte de ciertos sectores sociales que sólo ubican pretextos, en cualquier fecha del calendario moderno de la vida política/social del mexicano. Ahora sólo falta que quieran conmemorar el día del levantamiento de los maestros y el sindicato en Oaxaca. - pero todo se puede esperar.
El 2 de Octubre, pues, ya no tiene derecho a cánticos legendarios que en alguna ocasión, en efecto, sí tenían un trasfondo real y de mucho peso. El 2 de Octubre ya se olvido, es por eso, que ya ningún lema, de los antes citados, le hace honor. Esa época esta muerta, y para aquellos que buscan que los inculpados toquen la cárcel, deben repatriar su fe al hecho de que en este país ya se conoce mayormente el hecho. ¿Acaso será nuestro JFK? ¿Dónde está entonces nuestro Oliver Stone? ¿En los Three Amigos?, no lo creo.
La semana pasada bien pude escribir sobre esta fecha pero no quise, se me hizo algo irrelevante, sería darle una importancia ya pérdida. Todos conocemos los hechos en alguna de las versiones existentes; todos tenemos nuestra postura ante como se ha llevado este caso durante todos estos años. Y por todos me refiero a aquellos que en alguna parte de nuestras vidas nos documentamos y estudiamos (en cierto nivel) el evento suscitado en una de las colonias más injuriadas en la historia de este país. La fecha tal, que se celebro el martes pasado, es más una industria en pos de ir y reventar vidrios con piedras por parte de los preparatorianos y universitarios, que de rendir tributo a los caídos en uno de los eventos políticos más embarazosos de esta nación, en una época donde la juventud requería de un cambio global. Es, pues, un recorrido anual de diversión “rebelde” - como en la telenovela - para aquellos que han de heredar el mando del país.
Así que la semana pasada obvie el suceso; decidí que sería hasta esta en que hablaría de ello. Sí es que no encontraba algo más interesante, claro; algo que sucedió, pues moría de ganas de hablar del artista caído del cielo; el otrora presidente municipal, pero bueno, en fin. Fue en una conversación relámpago con algunos colegas en donde todos departíamos sobre lo obsoleto de la fecha, lo que me instó a inclinarme por este tema.
Ahora bien, el hecho de haber dejado pasar la fecha, de poner a un lado la nueva moda de la inmediatez en los medio de información, se refirió a esta debilidad humana ante el olvido, a todos nos encanta relegar en el tiempo los sucesos para poder recordarlos a nuestra manera, instaurar fechas en los calendarios para solventar nuestros odios ante modelos económicos - y políticos - que difieren del estilo que nutre nuestra ignorancia.
El 2 de Octubre se olvidó. Hace tiempo que sólo es una fecha más que a algunos les hace rascarse la cabeza para poder recordar algo. Es parte de un olvido colectivo que ya no sirve de mucho para exigir un mejor desarrollo social, es un pretexto para todo aquello que se quería abolir. Ya quedará en aquellos que en efecto lo registran, el cuestionarse si en efecto sirvió. Yo diría que sí, que su labor está hecha y ahora debería guardarse en las doradas páginas de la historia, nada más.
La semana pasada celebramos, mayormente, una marcha de pedradas y barbarie. Se han borrado ya los factores de abolengo, como en otros países ya se ha hecho.
Yo espero, ferviente y sinceramente, el momento en que en el 11 de septiembre sólo celebremos la caída de dos deleznables edificios. Libertad, horrible libertad.
En está ocasión me di a la tarea de politizarme - como si eso fuera una gran labor. Mi intención antes de empezar a escribir era otra (como se leerá en la columna) pero como también explico ahí, me ubique en el tema de moda; ya cuando este había pasado de estar en boga. ¡Que mejor!
SE ME OLVIDÓ QUE TE OLVIDE.
En fin, la semana pasada fue otro 2 de Octubre más, que para enojo de los pseudo-socialistas posrevolucionarios que tenemos en la ciudad, pues ha sido rebasado ya en los dos lemas (interpretados como cánticos futboleros) que existen desde hace algunos años; el histórico “2 de octubre no se olvida” y aquel, un poco más moderno, que parafrasea irónicamente el anterior “2 de octubre sí se olvida.” Y es que particularmente, observo como esta fecha ha pasado ha ser un artilugio más para el desmane sinsentido por parte de ciertos sectores sociales que sólo ubican pretextos, en cualquier fecha del calendario moderno de la vida política/social del mexicano. Ahora sólo falta que quieran conmemorar el día del levantamiento de los maestros y el sindicato en Oaxaca. - pero todo se puede esperar.
El 2 de Octubre, pues, ya no tiene derecho a cánticos legendarios que en alguna ocasión, en efecto, sí tenían un trasfondo real y de mucho peso. El 2 de Octubre ya se olvido, es por eso, que ya ningún lema, de los antes citados, le hace honor. Esa época esta muerta, y para aquellos que buscan que los inculpados toquen la cárcel, deben repatriar su fe al hecho de que en este país ya se conoce mayormente el hecho. ¿Acaso será nuestro JFK? ¿Dónde está entonces nuestro Oliver Stone? ¿En los Three Amigos?, no lo creo.
La semana pasada bien pude escribir sobre esta fecha pero no quise, se me hizo algo irrelevante, sería darle una importancia ya pérdida. Todos conocemos los hechos en alguna de las versiones existentes; todos tenemos nuestra postura ante como se ha llevado este caso durante todos estos años. Y por todos me refiero a aquellos que en alguna parte de nuestras vidas nos documentamos y estudiamos (en cierto nivel) el evento suscitado en una de las colonias más injuriadas en la historia de este país. La fecha tal, que se celebro el martes pasado, es más una industria en pos de ir y reventar vidrios con piedras por parte de los preparatorianos y universitarios, que de rendir tributo a los caídos en uno de los eventos políticos más embarazosos de esta nación, en una época donde la juventud requería de un cambio global. Es, pues, un recorrido anual de diversión “rebelde” - como en la telenovela - para aquellos que han de heredar el mando del país.
Así que la semana pasada obvie el suceso; decidí que sería hasta esta en que hablaría de ello. Sí es que no encontraba algo más interesante, claro; algo que sucedió, pues moría de ganas de hablar del artista caído del cielo; el otrora presidente municipal, pero bueno, en fin. Fue en una conversación relámpago con algunos colegas en donde todos departíamos sobre lo obsoleto de la fecha, lo que me instó a inclinarme por este tema.
Ahora bien, el hecho de haber dejado pasar la fecha, de poner a un lado la nueva moda de la inmediatez en los medio de información, se refirió a esta debilidad humana ante el olvido, a todos nos encanta relegar en el tiempo los sucesos para poder recordarlos a nuestra manera, instaurar fechas en los calendarios para solventar nuestros odios ante modelos económicos - y políticos - que difieren del estilo que nutre nuestra ignorancia.
El 2 de Octubre se olvidó. Hace tiempo que sólo es una fecha más que a algunos les hace rascarse la cabeza para poder recordar algo. Es parte de un olvido colectivo que ya no sirve de mucho para exigir un mejor desarrollo social, es un pretexto para todo aquello que se quería abolir. Ya quedará en aquellos que en efecto lo registran, el cuestionarse si en efecto sirvió. Yo diría que sí, que su labor está hecha y ahora debería guardarse en las doradas páginas de la historia, nada más.
La semana pasada celebramos, mayormente, una marcha de pedradas y barbarie. Se han borrado ya los factores de abolengo, como en otros países ya se ha hecho.
Yo espero, ferviente y sinceramente, el momento en que en el 11 de septiembre sólo celebremos la caída de dos deleznables edificios. Libertad, horrible libertad.
2 comentarios:
Las verdaderas "causas" siempre se olvidan... todas aquellas fechas historicamente memorables han pasado a ser parte del masivo consumismo mediático...
Buen sitio, excelentes contenidos...
Saludos... desde la ventana en donde te recuerdo...
Y tu querido escribano, ya olvidaste lo que es necesario o todavia te torturas?. Por lo que leo creo te cuesta olvidar y entonces ves el "otro" olvido olvidando el tuyo necesario de olvidar.
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