Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

viernes, 14 de septiembre de 2007

Ar-ma-ge-dón

EL BOLSILLO IZQUIERDO

Un día me encontré con la cruel realidad de un domingo ya entrada la tarde - cuando uno quiere distraerse un poco del mundo y este lo abofetea fuertemente con la programación del televisor. No importa que sistema de cable o satélite se tenga, uno nunca encuentra nada bueno; lo que envuelve con una misteriosa tela de interesante a la programación nacional. En aquella ocasión estuve tentado a ver los maltrechos y penosos “realitys” de televisa. Me detuve, me regañé, me imaginé en el fin del mundo y me petrifiqué. He aquí lo que escribí inspirado en ese instante.

AR-MA-GE-DÓN.

Ruinas, ruinas y más ruinas. Posiblemente debemos irnos acostumbrando a observar dichas imagines en el televisor (el verdadero mejor amigo del hombre… …flojo), instruirnos a la visión del post-apocalíptico mundo que desde niños se nos mostraba en caricaturas como Thundar el Bárbaro. Puentes caídos en estados unidos (sí en minúscula), China y próximamente en… (mejor no profetizo nada), así como la mina derrumbada en Utah que dejó sepultado a todos sus trabajadores, que como severa lección para todos nuestros conacionales, nos demuestra que este tipo de tragedias no son exclusivas de nuestros territorios. Y ya para que todo quedase más claro, dentro de dicha desventura internacional, mandamos a nuestros representantes nacionales; en eso sí nadie nos gana - el otro día, por ejemplo, rememoraba aquello del fuego eterno en Francia que resulto no ser tan eterno después de su encuentro con un paisano en el mundial -.
Y es que con esto de dichos paisajes derruidos, el calentamiento global y sumando el estado de las carreteras que tenemos en el país, así como los agobiantes topics de los reallity shows (con todo su nombre cache), empieza a formarse en mi mente la imagen que muchos han tratado de imponer desde algunas décadas atrás, respondiendo aquella milenaria pregunta ¿Cómo será el futuro?
Es ahora que empiezo a observar el futuro, como presente inmediato y luego como un pasado no lejano que no deja de ser elemento para una lectura más a futuro, que me doy cuenta que malgaste parte de mi fe al confiarles esa visión a algunos de mis directores favoritos. Siendo el 2007, nada de este mundo tiene una connotación con todas esas cintas de ciencia ficción, que en efecto, si mostraban una vida pos-revolucionada después de un cataclismo natural, mora, ético y/o político que había trastocado los mismos nodos de origen social del mundo.
Revalorando todos estos factores y observando los primeros indicios de mutación (¡cuanto feo se encuentra uno ya en la calle!), me he tirado ya a un vicio imprescindible de nostalgia y terror. Jamás me imagine un futuro tan caótico e hilarantemente surrealista como el que estamos viviendo, es más, no creo que ninguna mente, por más imaginativa e inteligente que fuera, lo habría llegado a pensar.
Cautelosamente camino por las calles sin saludar a mucha de esa gente con la que he de luchar por un pedazo de pan y una gota de agua en unos cuantos años, a la que dentro de poco tendré que acusar de traición a la soberanía autoritaria de los que se quedaron con el poder, el dinero, las bellezas naturales y todo lo que nos unía con el medio ambiente para sentirnos parte de una creación divina (sin tener que manifestar un sentido de deidad).
Posiblemente cohabite debajo de uno de los tantos puentes caídos (y no gracias al cataclismo), sobrellevando el hambre, la sed y sobre todo el placer cultural. Me imagino que para esos años podré comprar otro tipo de placer con algún buen disco de antaño, de esos que desde hoy he empezado a cuidar más para poder sobrellevar la post-apocalíptica que nos deparará a todos.
Y varado en ese terreno de lo que alguna vez fue, meditare lo que alguna vez observe y viví, los niños se me acercarán para que les cuente historias fantásticas llenas del ya inexistente color verde. Así será mi vida, sí, un poco cruel y triste pero que a ciencia cierta, debo admitir, tendrá un nexo con el pasado más bochornosa de esta época. Puedo jurar que en ese árido e infecundo mundo que heredaremos, los timbiriches seguirán siendo escuchados y tocados; como una muestra de lo que debimos erradicar para los que recordamos, y aún como una hipnosis social para los ignaros que no deben de pensar en el mal que se le hace a la comuna. No cabe duda, televisa lo logrará.

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