VÍA LIBRE
Sirva este texto como un humilde tributo a mis viejos colegas de la Universidad. El presente relato – parte de un sinsentido más colectivo y menos personal – fue utilizado como la editorial de una revista que realizamos en nuestro último año de actividades. Sirva, pues, este texto como el reconocimiento a todos aquellos con los que me desgaste esos años.
ENCONTRAMOS A SUPERMAN.
Encontramos a Superman, un tipo regordete que maneja un camión; el viento resoplaba en el reflejo de sus lentes a la vez que el camino se hacia corto y angosto. Aun le quedaban unas 13 horas de camino. ¿No seria mejor volar?
El hombre, destinado a pisar fuertemente el suelo de su encierro, ha volteado, en más de una ocasión, al cielo; con el afán de romper en él un silbido que cruce el mar y sea escuchado su grito de angustia y desesperación. Miles de gargantas se ahogan en el profundo mar. Gritan por la paz.
Los hombres no vuelan, me dijo mi madre en alguna ocasión; sueña mejor hijo, sueña y piensa que eres un ave; fue lo que me dijo este tipo regordete antes de aventarse al océano. Dejemos, pues, que sueñe con la experiencia desnuda y grite para si su depresión por el mal camino. Dejémoslo sentir el aire y recordar su vida antes que la realidad lo opaque al sentir las primeras gotas de mar, nosotros tomaremos una foto de él volando y diremos que ese hombre nunca toco tierra, que se fue flotando por los aires. Tal vez de esa manera empecemos a suspender nuestros más carentes anhelos de esperanza.
Encontramos a Superman.
A: El Tino,
El Ruben´s
El Luna.
A: La Absurda Grecia.
Sirva este texto como un humilde tributo a mis viejos colegas de la Universidad. El presente relato – parte de un sinsentido más colectivo y menos personal – fue utilizado como la editorial de una revista que realizamos en nuestro último año de actividades. Sirva, pues, este texto como el reconocimiento a todos aquellos con los que me desgaste esos años.
ENCONTRAMOS A SUPERMAN.
Encontramos a Superman, un tipo regordete que maneja un camión; el viento resoplaba en el reflejo de sus lentes a la vez que el camino se hacia corto y angosto. Aun le quedaban unas 13 horas de camino. ¿No seria mejor volar?
El hombre, destinado a pisar fuertemente el suelo de su encierro, ha volteado, en más de una ocasión, al cielo; con el afán de romper en él un silbido que cruce el mar y sea escuchado su grito de angustia y desesperación. Miles de gargantas se ahogan en el profundo mar. Gritan por la paz.
Los hombres no vuelan, me dijo mi madre en alguna ocasión; sueña mejor hijo, sueña y piensa que eres un ave; fue lo que me dijo este tipo regordete antes de aventarse al océano. Dejemos, pues, que sueñe con la experiencia desnuda y grite para si su depresión por el mal camino. Dejémoslo sentir el aire y recordar su vida antes que la realidad lo opaque al sentir las primeras gotas de mar, nosotros tomaremos una foto de él volando y diremos que ese hombre nunca toco tierra, que se fue flotando por los aires. Tal vez de esa manera empecemos a suspender nuestros más carentes anhelos de esperanza.
Encontramos a Superman.
A: El Tino,
El Ruben´s
El Luna.
A: La Absurda Grecia.
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