Replicantes.

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España, 2009.

Sunset Boulevard

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El que Busca Encuentra

lunes, 24 de septiembre de 2007

¿Dónde estas Hermano?

REDONDO.

¿Dónde estas hermano?
(O Brother, Where Art Thou? Ethan & Joel Coen, 2000).

Se escucha un disparo mientras un tranvía pasa, es la década de los 40. Tom Reagan sabe que alguno de los dos que aún quedan con vida ha muerto, su plan está a punto de ser culminado. Lentamente sube por las escaleras mientras se delata el rostro desangrado de Johnny Caspar. Acorralado, en una esquina, se encuentra Bernie Bernbaum. Tom establece una inteligente y muy desarrollada charla para el poco cerebro e inventiva de Bernie, lo desarma y le hace confiar en el por última vez en su vida, minutos después le confiesa que debe matarlo. Bernie cree tener la solución, se arrodilla ante él a llorar como en la anterior ocasión en que debía de matarlo. Bernie sollozadamente le pide que escuche su corazón, a lo que Tom responde: ¿Cual corazón? Y le atraviesa la cabeza con un balazo.
Una de las primeras imágenes con las que me topé al enfrentarme al cine de los Hermanos Coen fue la muerte, aunque estoy seguro de que a muchos les pasó lo mismo, y es que hablar de la inventiva de esta pareja de realizadores uno no puede quedar conforme. Su ingenio traspasa la vida misma de sus personajes que divertidamente matan una y otra vez.
Ocasionalmente se dan a la tarea de aligerar la carga de su excéntrico e impresionante humor negro bajo uno de los discursos más crudos de los últimos años. El círculo narrativo que manejan siempre ha de guiarse temporalmente, originando como solución a sus conflictos más conflictos aún. Sorpresa tras sorpresa en lecturas aparentemente simples, permanentemente complicadas; cargadas siempre de una de las filosofías cinematográficas más originales de las últimas generaciones.
¿Dónde estas hermano? es un viaje regido por todo menos por la fe. Es la miseria, la sordidez y la codicia la que nos guían por esta variación libre de la Odisea de Homero; tres convictos de los años 20, prófugos de la justicia - bendecidos por la inventiva de uno de los héroes más memorables de la historia, Odiseo (Ulises; un líder nato que nos guía por este vagar, no en aras de la libertad, sino en pos de un desarrollo secular) - entablan el mediocre viaje hacía la promesa.
El tesoro prometido está por perderse, el desarrollo ha de llevárselo bajo el manto del futuro venidero, la modernidad - el sur va a cambiar nos dicen, y el sur cambió. El viaje, pues, no es otra cosa más que el despido de toda razón de fe; las esperanzas se han ido, se le ha dejado el destino a las manos de la nueva política, la que no cree en tratos sino en la deshonra del contrincante. La moral, entonces, queda varada en un anillo perdido en medio de un rió hecho por el hombre en pos de la renovación - justo en el mismo sitio en el que el mal es negado y enterrado; justo como para nunca dejar ese lugar. La inundación fue anunciada, el desarrollo prometido. La vida moderna llega en tiempo y forma, sin retrasos ni demoras; la vida no espera y es la vida de estos tres corrientes y grises hombres la que creyentemente se salva, justo después de la noche en que los hombres los habían condonado por sus errores; el desarrolló ahora lavara los pecados.
El mundo ha muerto, el futuro se aproxima y con él las nuevas manías del hombre. El Blues (el grito del individuo común) se ha vendido, se ha dejado vencer en un crucero donde su voz - la del hombre de las penas constantes - le ha cedido su alma al diablo, los hombres se convierten en animales, pues el amor ha descubierto el encantamiento de su veneno, los humanos se han deslumbrado por el artificioso poder capital y han perdido parte de su vista; ahora concentran todos sus sentidos al dinero. El mestizaje ha sido borrado, ahora todos seremos parte del mismo pecado; el génesis de la vida, dictado mucho antes de las doctrinas de Homero, ha sido ostentado en una soez campaña política, en una vulgar fama que es dada por necesidad y talento, por un insignificante viaje sin sentido, inmerso y originado por medio en una mentira y repleto de traidores, ladrones, charlatanes, racistas y asesinos – todos ellos, justificados por la necesidad de ese mundo moderno prometido por una voz silente que se escucha entre las líneas del dolor de aquellos que picaban piedra para curar su pena y rogar su perdón.
Los hermanos Coen nos golpean con risas y burlas, nos arrojan a la cara nuestra propia naturaleza humana, nuestra debilidad principal, nuestro razonamiento pueril sobre los malos actos que siempre se quieren ocultar bajo las faldas de la fe. La natural ignominia que significa ser humanos.
Los Coen desarrollan su trama, nos insultan y se insultan, nos ignoran en un tiempo; - nunca hemos de cambiar parecen decirnos - y se dan el lujo de sacarnos una que otra risotada. ¡Que mejor que burlarnos de nuestra mísera pena, ajena a dios, al diablo y a todos a los que los acompañan ya muertos! ¿Será por eso que maten a tanta gente?
Necesitamos del mal para seguir siendo humanos. Desde muy temprana su carrera nos lo han dicho con magistrales obras que no dejan de sorprender, es un discurso negro - oscuro internamente pero que de frente nos llena de un gran rato de buen cine. ¿Dónde estas hermano? no puede ofuscarse de las obras que le anteceden así como las que le continúan. Es parte del maravilloso discurso del demérito humano, del antisueño americano, de la falaz fragilidad de la naturaleza humana, del saber que la vida es tan sólo un paso más para de nuevo encontrarnos, frente a frente, con la muerte. En está ocasión, como un viaje que ha vencido el mortal paso del tiempo. La musa nos ha escuchado, roguemos.

¿Dónde estas hermano? de Ethan & Joel Coen
Calificación: 3.5 De 5 (Muy Buena).

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