REDONDO
Instant Karma: The Amnesty International Campaign to Save Darfur ó como salvar el mundo desde un Samborns.
Debo confesar que siempre he dimitido de aquellos frenéticos seguidores de la pseudo-doctrina de Lennon. Claro que creo en la posibilidad certera de un mundo mejor y pacifista; no así por completo pacifico, conciente estoy de nuestra humanidad; algo que no deberíamos olvidar en los incipientes pasos de nuestra propia naturaleza. Somos seres reales, no oníricos; para cambiar hay que trabajar no soñar.
En una época en que se explota a gritos la nostalgia de una época que prometía un futuro mejor, no queda de otra que llenar el mercado con vistosas precuelas de filmes, diseños que atraen al mismo recuerdo y una serie de compilaciones y tributos melódicos a las décadas que prometían el cambio. El futuro, pues, llegó, presentándonos una realidad alterna sin color, idea o camino. ¿Qué hemos hecho? Hemos volteado a otras culturas y a nuestro implícito pasado con los lemas de la globalización y la onda retro. Nos hemos cegado al presente real y hemos tratado de revivir las promesas de un pasado que nos hablaba con aroma de promesas.
En este mismo tenor arribó, hace unos cuantos meses, el tributo colectivo que se le hace a John Lennon, Instant Karma. La mejor excusa para ponernos otra vez a soñar y dejar que las cosas se arreglen por arte de magia; al final de cuentas, siempre son los demás lo que tienen toda la culpa.
El disco en sí es agradable al oído; fácil de escuchar pero nunca interesante, las versiones no aterrizan ni siquiera en los estilos propios de las bandas que las interpretan - salvo una que otra excepción como la de The Cure- pero ni siquiera esta llega a quebrar el sentido estricto del estilo de Lennon.
El contexto aquí resulta importante para atizar la necesidad e importancia de este disco, puesto que los melómanos “pos-hippies” de antaño conocerán de manera escueta a las bandas representativamente “altruistas” del presente (mezclando por ahí a uno que otro “clásico” con intenciones de retornar), así como los “chavales” se encararán por primera vez con la mencionada pseudo-doctrina del otrora ídolo de masas, que a punto estaba de ver por terminado su original legado - ¿Cuántas veces no escuché que Green Day tenía una nueva canción llamada Working Class Hero? ¡Bien pensado Yoko!
Es así como se nos presentan las más clásicas, pegajosas y sonoramente lindas y contra-revolucionaras canciones de John Lennon. Bandas relativamente nuevas como The Flaming Lips, Snow Patrol y Los Lonely Boys ceden parte de las cualidades del sonido que los caracteriza para obviar las canciones del homenajeado. Se trata, pues, de un disco lleno de remakes más que de versiones.
Escuchamos por ejemplo el retorno de Youssou N´ Dour al ámbito plenamente comercial, o tal vez en lo que únicamente fue una invitación moral por aquello de ser Africano, a los R.E.M con la suplica de volverlos a escuchar (o bien para hacer saber a las nuevas generaciones que hace años tuvieron tres/cuatro canciones), a un Lenny Kravitz con la amenaza de volver (y más monótono en esta ocasión), a lo tipos de Black Eyed Peace apareciendo para salvar a sus hermanos – que son todo el mundo salvo y cuando se los enseñen en un mapa, a Mick Fletwood como confesión por todos sus pecados (en realidad siempre fui una buena persona), a los Areosmith con ritmo “refuge” para mostrarnos que en realidad sí pueden tocar una balada que no suene siempre igual, un Jakob Dylan cansado y poco inspirado que ambiguamente nos podría estar mencionando su entrada al mundo de los solistas, a una Avril Lavigne en un sentido de total ironía interpretando “Imagine” (aunque entiendo su participación con objetivos meramente comerciales), a una Cristhina Aguilera, sin necesidades comerciales, con verdaderas buenas intenciones (creo siendo la única honesta), a un Ben Gibbard como Postal Service dándole un grado más kitch a una ya naturalmente cursi melodía (sólo queda preguntarse qué habría sido si se hubiera aparecido con los Death Cab for Cuttie). De igual forma tenemos a un Jack Johnson que aún no pega de lleno después de aparecer en cualquier banda sonora donde ha podido inmiscuirse (en lo que es uno de los mejores tracks del disco, la misma Imagine que interpreta la Lavigne), y para no dejar pasar la oportunidad, a los ya chocantes U2 con su eterna campaña por el Nóbel de la paz de Bono, así como a un puñado de solistas y grupos “menores comercialmente” (algunos ya con trayectoria), tratando de hacer el llamado masivo. Me refiero a gente como Ben Harper (que en efecto es bueno y refrescante; sobre todo en las mañanas) así como a otros tantos.
Claro está que no podemos dejar de lado la participación de nuestros conacionales, los autodenominados chamanes de este nuestro país, Los Jaguares. Debo mencionar, en primera, que mucho he escuchado de su versión en español de Gimme Some Truth; el noventa por ciento de mis allegados dice que es detestable, mientras el otro 10 se saltó el track al escuchar el disco. Pero admito que a mí no me pareció tan mala. Si la ponemos en contexto, descubriremos que es lo mejor que han hecho en los últimos 6, 7 años. La producción se oye un poco mejor que la de sus discos y la letra tiene más "coherencia" (digamos) que sus alegatos infumables de creerse emperadores mesoamericanos. Lo que queda de la voz de Saúl se rescata al oírla bien mezclada con lo que también queda del resto de su banda; la sucia guitarra del “Vampiro” y la mediana batería de André. Para mí es un muy digno intento que no pasa de ser eso - poniéndolo en contexto claro está.
Instant Karma es y sería comercialmente, pues, un disco más en los estantes de las tiendas de discos sin la tesitura de su realización, que no implica otra cosa más que el mercadeo de la nostalgia. El escucharlo no agrega nada a lo que ya tanto habíamos oído en múltiples compilaciones piratas del ex-beatle. Su mercado, al final de cuentas, no se delimita generacionalmente, trata de abarcar más con su “altruista” y “moral” objetivo; es tal vez por eso que dejan de lado algunas buenas canciones de Lennon como “God” para poner dos veces Gimme Some Truth e Imagine (en versiones lindas y dulces) ¿Por qué no poner aquella oscura adaptación de A Perfect Circle? En fin, el comercio tiene sus reglas, lo entiendo.
Instant Karma no deja de ser un ligero momento, un disco mediano, pasable, audible y divertido al que debe de agradecérsele el contemporaneizar (no modernizar) a John Lennon; muy a pesar de que nos digan que salvaremos el mundo, pues cuado Lennon gritó que el sueño había terminado, no implicaba otra cosa que su explicito abandono a dedicarse a realizar el cambio de la manera que el contexto requería (luchando, no metiéndose en su cama por todo un año para las fotos del recuerdo).
El otro día, por ejemplo, me encontraba pagando el exagerado precio de un yogurt en un Samborns junto a otros tantos yuppies (que al igual que yo querían quedar bien con su karma) y al tratar de ignorarlos, me dí cuenta del verdadero poder de la globalización, pues bien pude pedir que anotaran en mi cuenta el mentado disco de Yoko Onno y salvar, desde ahí, un pedazo de la tierra que nos vio nacer como raza. ¡¿Impresionante no?! ¿Qué será de África si lo compro pirata?
Instant Karma – Varios Artistas a John Lennon
Calificación: 2.5 (de 5)
Instant Karma: The Amnesty International Campaign to Save Darfur ó como salvar el mundo desde un Samborns.
Debo confesar que siempre he dimitido de aquellos frenéticos seguidores de la pseudo-doctrina de Lennon. Claro que creo en la posibilidad certera de un mundo mejor y pacifista; no así por completo pacifico, conciente estoy de nuestra humanidad; algo que no deberíamos olvidar en los incipientes pasos de nuestra propia naturaleza. Somos seres reales, no oníricos; para cambiar hay que trabajar no soñar.
En una época en que se explota a gritos la nostalgia de una época que prometía un futuro mejor, no queda de otra que llenar el mercado con vistosas precuelas de filmes, diseños que atraen al mismo recuerdo y una serie de compilaciones y tributos melódicos a las décadas que prometían el cambio. El futuro, pues, llegó, presentándonos una realidad alterna sin color, idea o camino. ¿Qué hemos hecho? Hemos volteado a otras culturas y a nuestro implícito pasado con los lemas de la globalización y la onda retro. Nos hemos cegado al presente real y hemos tratado de revivir las promesas de un pasado que nos hablaba con aroma de promesas.
En este mismo tenor arribó, hace unos cuantos meses, el tributo colectivo que se le hace a John Lennon, Instant Karma. La mejor excusa para ponernos otra vez a soñar y dejar que las cosas se arreglen por arte de magia; al final de cuentas, siempre son los demás lo que tienen toda la culpa.
El disco en sí es agradable al oído; fácil de escuchar pero nunca interesante, las versiones no aterrizan ni siquiera en los estilos propios de las bandas que las interpretan - salvo una que otra excepción como la de The Cure- pero ni siquiera esta llega a quebrar el sentido estricto del estilo de Lennon.
El contexto aquí resulta importante para atizar la necesidad e importancia de este disco, puesto que los melómanos “pos-hippies” de antaño conocerán de manera escueta a las bandas representativamente “altruistas” del presente (mezclando por ahí a uno que otro “clásico” con intenciones de retornar), así como los “chavales” se encararán por primera vez con la mencionada pseudo-doctrina del otrora ídolo de masas, que a punto estaba de ver por terminado su original legado - ¿Cuántas veces no escuché que Green Day tenía una nueva canción llamada Working Class Hero? ¡Bien pensado Yoko!
Es así como se nos presentan las más clásicas, pegajosas y sonoramente lindas y contra-revolucionaras canciones de John Lennon. Bandas relativamente nuevas como The Flaming Lips, Snow Patrol y Los Lonely Boys ceden parte de las cualidades del sonido que los caracteriza para obviar las canciones del homenajeado. Se trata, pues, de un disco lleno de remakes más que de versiones.
Escuchamos por ejemplo el retorno de Youssou N´ Dour al ámbito plenamente comercial, o tal vez en lo que únicamente fue una invitación moral por aquello de ser Africano, a los R.E.M con la suplica de volverlos a escuchar (o bien para hacer saber a las nuevas generaciones que hace años tuvieron tres/cuatro canciones), a un Lenny Kravitz con la amenaza de volver (y más monótono en esta ocasión), a lo tipos de Black Eyed Peace apareciendo para salvar a sus hermanos – que son todo el mundo salvo y cuando se los enseñen en un mapa, a Mick Fletwood como confesión por todos sus pecados (en realidad siempre fui una buena persona), a los Areosmith con ritmo “refuge” para mostrarnos que en realidad sí pueden tocar una balada que no suene siempre igual, un Jakob Dylan cansado y poco inspirado que ambiguamente nos podría estar mencionando su entrada al mundo de los solistas, a una Avril Lavigne en un sentido de total ironía interpretando “Imagine” (aunque entiendo su participación con objetivos meramente comerciales), a una Cristhina Aguilera, sin necesidades comerciales, con verdaderas buenas intenciones (creo siendo la única honesta), a un Ben Gibbard como Postal Service dándole un grado más kitch a una ya naturalmente cursi melodía (sólo queda preguntarse qué habría sido si se hubiera aparecido con los Death Cab for Cuttie). De igual forma tenemos a un Jack Johnson que aún no pega de lleno después de aparecer en cualquier banda sonora donde ha podido inmiscuirse (en lo que es uno de los mejores tracks del disco, la misma Imagine que interpreta la Lavigne), y para no dejar pasar la oportunidad, a los ya chocantes U2 con su eterna campaña por el Nóbel de la paz de Bono, así como a un puñado de solistas y grupos “menores comercialmente” (algunos ya con trayectoria), tratando de hacer el llamado masivo. Me refiero a gente como Ben Harper (que en efecto es bueno y refrescante; sobre todo en las mañanas) así como a otros tantos.
Claro está que no podemos dejar de lado la participación de nuestros conacionales, los autodenominados chamanes de este nuestro país, Los Jaguares. Debo mencionar, en primera, que mucho he escuchado de su versión en español de Gimme Some Truth; el noventa por ciento de mis allegados dice que es detestable, mientras el otro 10 se saltó el track al escuchar el disco. Pero admito que a mí no me pareció tan mala. Si la ponemos en contexto, descubriremos que es lo mejor que han hecho en los últimos 6, 7 años. La producción se oye un poco mejor que la de sus discos y la letra tiene más "coherencia" (digamos) que sus alegatos infumables de creerse emperadores mesoamericanos. Lo que queda de la voz de Saúl se rescata al oírla bien mezclada con lo que también queda del resto de su banda; la sucia guitarra del “Vampiro” y la mediana batería de André. Para mí es un muy digno intento que no pasa de ser eso - poniéndolo en contexto claro está.
Instant Karma es y sería comercialmente, pues, un disco más en los estantes de las tiendas de discos sin la tesitura de su realización, que no implica otra cosa más que el mercadeo de la nostalgia. El escucharlo no agrega nada a lo que ya tanto habíamos oído en múltiples compilaciones piratas del ex-beatle. Su mercado, al final de cuentas, no se delimita generacionalmente, trata de abarcar más con su “altruista” y “moral” objetivo; es tal vez por eso que dejan de lado algunas buenas canciones de Lennon como “God” para poner dos veces Gimme Some Truth e Imagine (en versiones lindas y dulces) ¿Por qué no poner aquella oscura adaptación de A Perfect Circle? En fin, el comercio tiene sus reglas, lo entiendo.
Instant Karma no deja de ser un ligero momento, un disco mediano, pasable, audible y divertido al que debe de agradecérsele el contemporaneizar (no modernizar) a John Lennon; muy a pesar de que nos digan que salvaremos el mundo, pues cuado Lennon gritó que el sueño había terminado, no implicaba otra cosa que su explicito abandono a dedicarse a realizar el cambio de la manera que el contexto requería (luchando, no metiéndose en su cama por todo un año para las fotos del recuerdo).
El otro día, por ejemplo, me encontraba pagando el exagerado precio de un yogurt en un Samborns junto a otros tantos yuppies (que al igual que yo querían quedar bien con su karma) y al tratar de ignorarlos, me dí cuenta del verdadero poder de la globalización, pues bien pude pedir que anotaran en mi cuenta el mentado disco de Yoko Onno y salvar, desde ahí, un pedazo de la tierra que nos vio nacer como raza. ¡¿Impresionante no?! ¿Qué será de África si lo compro pirata?
Instant Karma – Varios Artistas a John Lennon
Calificación: 2.5 (de 5)
1 comentario:
Supongo que África no mejorará ni con tu compra o sin tu compra original o piratona.
Vaya cosa la tuya al no querer ser nostálgico con el Mister Lennon, pero si concuerdo con la critica hacia Jaguares, quienes ya ni cantando las mañanitas la arman.
A ver si con unos granitos de azúcar se te endulza la vida y mejora para tus oídos el disco este...
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