EL BOLSILLO IZQUIERDO
La siguiente columna fue escrita en el tenor de saber que en ésta ciudad si se dan todos esos bellos incidentes que se ven en los noticieros nacionales; los arreglos de cuenta de los narcos. La redacté, en forma de guión, a muy pocos días que unos sicarios matarán a un jefe policiaco municipal.
TODO.
Escena I.- Ext. Tarde. Calle.
Un hombre camina como usualmente hace todos los días; lenta y sigilosamente. Su andar se dirige a cualquier lugar que no sea su casa; es una tarde de posible descanso. “He aquí donde hay que hacer notar que la ubicación del lugar hacia donde se dirige no es del todo necesaria, el asunto aquí radicará en los acontecimientos a seguir.”
Un hombre, pues, camina; como un simple acto de naturalidad en su cotidiana manera de pasar los días. Sin percatarse, un automóvil (una camioneta) se acerca disimuladamente hacia los pasos de este tipo que presentamos en las primeras imágenes de nuestro ejercicio audiovisual. Como analogía de ganga, observamos las llantas de dicho vehiculo moverse lentamente, cayendo posteriormente a los pies de este individuo que también camina de pausada manera “hay que remarcar que sus botines denotan un buen sueldo”. Entonces, llantas y botines, llantas y botines, creando un ritmo lento que genera un poco de tensión. Este ritmo de suspenso se corta de tajo cuando vemos que las llantas de dicha camioneta se aceleran precipidamente. Un individuo que no termina por distinguirse, asalta con una metralleta en dirección del cuerpo de este hombre caminante; un impetuoso paneo nos lleva a de tajo - al unísono que los primeros balazos - a una pausada toma del cielo. Ahí, en cámara lenta, oímos los demás balazos junto a una que otra maldición que muta en quejidos de dolor. Al fondo se oyen gritos de miedo y espanto, pero quedamente se desvanecen cuando se empieza a escuchar una melodía de Bo Didley and The Flamingos.
Esta escena que bien podría salir de las peores ocurrencias de un estudiante que bien intenta, de la manera más sutil y humilde, rendirle un tributo al maestro Hitchcock, no lo es del todo. Resulta lo que resulta que ya todos conocemos. Sí, paso, más o menos así, que puedo decir, la vida se oye mejor cuando se cuenta posteriormente.
Pero digamos que como todo, esta premisa básica; la del hombre que sin presentarse formalmente dentro de una historia, tiene un cambio radical en su vida como pretexto para comenzar una narración, no termino ahí. Esta sería, elegante y hasta quisquillosa apertura, se hecho a perder por el factor de una realidad cultural que no podemos negar. Creo que hasta este punto no teníamos inconveniente en que el público se mantuviera cautivo. Preguntándose todo tipo de cuestionamientos sin podérselos responder del todo. Teníamos todas las betas abiertas para poder explorar una historia, hasta ese entonces, misteriosa y seductora.
Empero la realidad es más cruda que los mejores (o peores, según sea el caso) dramas del séptimo arte. Sin tener más elementos a los que pudiese recurrir, el factor improvisación partió sin rumbo hacia este aristocrático inicio.
Escena II.- Ext. Tarde. Carretera.
La camioneta se había dado a la fuga cuando algunos elementos se percataron de lo sucedido. Corte a: Carretera, dos camionetas se corretean por esta a alta velocidad, no hay ninguna novedad en el estilo de esta persecución. Vemos los clásicos planos “movidos” por el devenir de la velocidad que se imprime a cada apretada de pedal, vemos el tacómetro tomar cada vez más velocidad, y uno que otro volantazo para evadir a algún carro civil y poder tener en franca mira al enemigo. La camioneta de los asesinos se detienen, y cual película de aquel que ahora osa ser gobernador, encuentran en el asiento trasero las armas más letales para sus malévolos planes. Tiroteo variado, uno de los buenos cae, y desde una toma de helicóptero, vemos a los malos tomar retirada por un área boscosa. Uno de los buenos lo sigue pero vemos como no logra su cometido al también caer. Entonces, una buena trama de suspenso cae ante al sensacionalismo de hollywood. No cabe duda, en verdad lo tenemos todo.
La siguiente columna fue escrita en el tenor de saber que en ésta ciudad si se dan todos esos bellos incidentes que se ven en los noticieros nacionales; los arreglos de cuenta de los narcos. La redacté, en forma de guión, a muy pocos días que unos sicarios matarán a un jefe policiaco municipal.
TODO.
Escena I.- Ext. Tarde. Calle.
Un hombre camina como usualmente hace todos los días; lenta y sigilosamente. Su andar se dirige a cualquier lugar que no sea su casa; es una tarde de posible descanso. “He aquí donde hay que hacer notar que la ubicación del lugar hacia donde se dirige no es del todo necesaria, el asunto aquí radicará en los acontecimientos a seguir.”
Un hombre, pues, camina; como un simple acto de naturalidad en su cotidiana manera de pasar los días. Sin percatarse, un automóvil (una camioneta) se acerca disimuladamente hacia los pasos de este tipo que presentamos en las primeras imágenes de nuestro ejercicio audiovisual. Como analogía de ganga, observamos las llantas de dicho vehiculo moverse lentamente, cayendo posteriormente a los pies de este individuo que también camina de pausada manera “hay que remarcar que sus botines denotan un buen sueldo”. Entonces, llantas y botines, llantas y botines, creando un ritmo lento que genera un poco de tensión. Este ritmo de suspenso se corta de tajo cuando vemos que las llantas de dicha camioneta se aceleran precipidamente. Un individuo que no termina por distinguirse, asalta con una metralleta en dirección del cuerpo de este hombre caminante; un impetuoso paneo nos lleva a de tajo - al unísono que los primeros balazos - a una pausada toma del cielo. Ahí, en cámara lenta, oímos los demás balazos junto a una que otra maldición que muta en quejidos de dolor. Al fondo se oyen gritos de miedo y espanto, pero quedamente se desvanecen cuando se empieza a escuchar una melodía de Bo Didley and The Flamingos.
Esta escena que bien podría salir de las peores ocurrencias de un estudiante que bien intenta, de la manera más sutil y humilde, rendirle un tributo al maestro Hitchcock, no lo es del todo. Resulta lo que resulta que ya todos conocemos. Sí, paso, más o menos así, que puedo decir, la vida se oye mejor cuando se cuenta posteriormente.
Pero digamos que como todo, esta premisa básica; la del hombre que sin presentarse formalmente dentro de una historia, tiene un cambio radical en su vida como pretexto para comenzar una narración, no termino ahí. Esta sería, elegante y hasta quisquillosa apertura, se hecho a perder por el factor de una realidad cultural que no podemos negar. Creo que hasta este punto no teníamos inconveniente en que el público se mantuviera cautivo. Preguntándose todo tipo de cuestionamientos sin podérselos responder del todo. Teníamos todas las betas abiertas para poder explorar una historia, hasta ese entonces, misteriosa y seductora.
Empero la realidad es más cruda que los mejores (o peores, según sea el caso) dramas del séptimo arte. Sin tener más elementos a los que pudiese recurrir, el factor improvisación partió sin rumbo hacia este aristocrático inicio.
Escena II.- Ext. Tarde. Carretera.
La camioneta se había dado a la fuga cuando algunos elementos se percataron de lo sucedido. Corte a: Carretera, dos camionetas se corretean por esta a alta velocidad, no hay ninguna novedad en el estilo de esta persecución. Vemos los clásicos planos “movidos” por el devenir de la velocidad que se imprime a cada apretada de pedal, vemos el tacómetro tomar cada vez más velocidad, y uno que otro volantazo para evadir a algún carro civil y poder tener en franca mira al enemigo. La camioneta de los asesinos se detienen, y cual película de aquel que ahora osa ser gobernador, encuentran en el asiento trasero las armas más letales para sus malévolos planes. Tiroteo variado, uno de los buenos cae, y desde una toma de helicóptero, vemos a los malos tomar retirada por un área boscosa. Uno de los buenos lo sigue pero vemos como no logra su cometido al también caer. Entonces, una buena trama de suspenso cae ante al sensacionalismo de hollywood. No cabe duda, en verdad lo tenemos todo.
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